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Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

sábado, 1 de abril de 2017

EL ANTIGUO TESTAMENTO NOS HABLA DE JESÚS

ESTUDIO BÍBLICO ECUMÉNICO - SABIÑÁNIGO
CURSO 2016 - 2017

La última sesión del Estudio Bíblico Ecuménico del curso 2016 - 2017 que hemos tenido en Sabiñánigo ha llevado por título "El Antiguo Testamento nos habla de Jesús" su ponente fue Daniel Vergara, pastor de la iglesia metodista unida y miembro del EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO, reproducimos hoy dicha sesión.

Pr. Daniel Veregara Muñoz

El Antiguo Testamento nos habla de Jesús
¿Nos habla Jesús en el Antiguo Testamento?
¿JESUS ES DIOS EN REALIDAD?

Introducción

Si hay algo fundamental en la fe cristiana, esto es que “Jesús es Dios”. Esta afirmación la encontramos en los primeros escritos de la fe cristiana, las epístolas del apóstol Pablo ya lo afirman de forma contundente, para darnos cuenta de esto, solo tenemos que mirar con un poco de detenimiento estos escritos, en especial o de forma particular en Gálatas, Filipenses, Colosenses.

Como todos sabemos, Pablo ejerció el apostolado misionero, en sus viajes llevó el mensaje del Evangelio (Buenas Noticias) a los lugares por donde pasó. Es en los escritos que dirige a las iglesias que creó o que visitó, donde el apóstol responde a cuestiones que se planteaban sobre la nueva fe en Jesucristo, entre otras y de forma especial en la incuestionable deidad de Cristo.

En las epístolas citadas, Pablo hace especial énfasis en la deidad de Cristo pues en las iglesias ya se han introducido ideas erróneas sobre la doble naturaleza de Cristo, esta cuestión, en ocasiones llegaba por influencia del mundo helénico, y en otras por la propia comprensión que los judíos tenían sobre la divinidad y la pertenencia al pueblo elegido. 

Pablo corrige estos desvíos, afirmando que, sin lugar a dudas, Jesucristo es totalmente humano y totalmente Dios, y que ambas naturalezas son absolutamente necesarias para el papel de Cristo en la redención de la humanidad. Si no es humano, no puede representar a lo humano ante Dios, y si no es Dios, no puede pagar por los pecados de toda la humanidad, porque un simple humano, apenas podría pagar por sus propios pecados, menos aún por los de todos.

Para finales del primer siglo de la era cristiana, aunque aún no se había definido el canon del Nuevo Testamento, ya circulaban por las iglesias los escritos de Pablo y los tres evangelios sinópticos (Marcos, Mateo y Lucas) entre otros escritos y relatos orales.

Es a finales de este primer siglo se escribe el cuarto de los evangelios, el de Juan, es en este evangelio donde se hace un mayor énfasis en defensa de la deidad de Jesucristo, así como en las epístolas de este mismo apóstol.

Para argumentar la divinidad de Jesucristo, tanto Pablo como los evangelistas, argumentará tomando como referencia los escritos del Antiguo Testamento, poniendo de relieve que ya desde el comienzo, no sólo se anuncia la llegada del Mesías, sino que también la segunda persona de la Trinidad, está presente y se hace visible en numeroso relatos veterotestamentarios. 

Han pasado casi 2000 años, y hoy en día, muchos cristianos no terminamos saber con claridad lo que creemos. En muchos casos nos cuesta explicar nuestra fe frente aquellos que la cuestionan, nos cuesta presentar a Jesús, y decir quien es en relación a la deidad. Nos cuesta dar razón sobre el misterio de la Trinidad.

Hoy intentaremos encontrar a Jesucristo, el Hijo de Dios, en el Antiguo Testamento, no nos centraremos en los textos más conocidos que hablan de la llegada y padecimientos del Mesías, texto que por lo general utilizamos en el tiempo de Adviento, Cuaresma y Pasión, más bien intentaremos descubrir su presencia y palabra en textos menos habituales.

La traducción de la Biblia que citaré es la conocida como “Reina Valera revisión de 1960” Traducción al castellano desde las lenguas originales, hebreo y griego, realizada por Casiodoro de Reina y revisada por Cipriano de Valera en el siglo XVI. Usaremos este texto por tratarse de una traducción literal, que nos ayudara a acercarnos mejor a una redacción original. 


JESUCRISTO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

No tendríamos problema en hablar de Jesús en el marco del Nuevo Testamento, en el tiempo que va desde su nacimiento a su ascensión, pero intentar afirmar que ya encontramos al Hijo de Dios presente en los textos del Antiguo Testamento, resulta menos fácil de asimilar, de todas formas los escritores del Nuevo Testamento, ya lo hicieron patente al algunos de sus escritos.

Vamos a intentar ver como Cristo se apareció a algunas personas, habló con ellas, comió con alguno de ellos, es decir, se presentó en forma “humana” y en algunas ocasiones vieron su manifestación gloriosa.

Comencemos en primer lugar con un pasaje en el Nuevo Testamento. Una de las reglas básicas de interpretación bíblica es que el Antiguo Testamento debe ser entendido a la luz del Nuevo Testamento. En otras palabras, la información que el Nuevo Testamento nos da arroja luz sobre pasajes del Antiguo Testamento, de modo que podamos interpretarlos mejor, con más claridad. Veamos Juan 1:18, aquí el apóstol Juan nos dice: 

A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, 
él le ha dado a conocer.”

Este versículo no hace preguntarnos cómo es posible tal afirmación, si en el Antiguo Testamento se nos cuanta que algunos hombres caminaron y hablaron con Dios de una forma muy personal, por ejemplo Adán, Enoc, Moisés, etc.

Nos encontramos en este caso ante una contradicción aparente, esto siempre nos debe estimular a buscar más intensamente una explicación, probablemente, si lo hacemos, nos encontraremos con una verdad que nos acercará más a Dios.

Pienso que podemos sin ningún temor, basándonos en la información bíblica, equiparar la palabra Dios en la primera cláusula con la palabra Padre de la segunda cláusula. El versículo entonces se leería así: 

Al Padre nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, 
él le ha dado a conocer.”

Lo que Juan está diciendo es que ningún ser humano ha visto al Padre hasta que el Jesucristo lo reveló.

Ahora vamos a mirar lo que se dice en Éxodo 24:9-11:

9 Y subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; 10 y vieron al Dios de Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al cielo cuando está sereno. 11 Mas no extendió su mano sobre los príncipes de los hijos de Israel; y vieron a Dios, y comieron y bebieron.”

Reitero, vieron al Dios de Israel.

Para resolver esta aparente contradicción, podríamos aventurar que al que vieron no era otro que Jesucristo, la segunda persona de la Trinidad, en un momento anterior a la encarnación.


JESUS ES YAHVÉ (JEHOVÁ)

Si miramos un poco más, podremos intuir que Jesús de Nazaret es llamado por el nombre Yahvé (Jehová) del Antiguo Testamento. ---- Todo lo que tenemos que hacer es ir a la visión de Isaías 6. Recordad, ya hemos establecido que nadie ha visto al Padre, por lo tanto el SEÑOR que Isaías vio, tendremos que identificarlo como Jesucristo.

Ahora, Vayamos a Isaías 6:5. 

5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.”

En este versículo, Isaías dice que ha visto al Rey, a Yahvé (Jehová) de los ejércitos ¿lo veis?

A continuación, Isaías relata cómo se le manda ir a hablar al pueblo, con el aviso de que el pueblo no va a escuchar lo que se le dice. versículos 9-10.

9 Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. 10 Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad.”

(mantened estos versículos en mente)

Ahora vamos a Juan, al capítulo 12, Juan aquí registra el hecho de que a pesar de que Jesús había hecho señales milagrosas, la gente lo había recibido en Jerusalén de forma triunfante, los oficiales de la nación habían rechazado de plano su mensaje. Leamos del v. 37 al v. 41:

37 Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él; 38 para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo:
Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?
¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor?
39 Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías:
40 Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón;
Para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón,
Y se conviertan, y yo los sane.
41 Isaías dijo esto cuando vio su gloria, y habló acerca de él.” 

En el versículo, el 41, se dice:

“Isaías dijo esto cuando vio su gloria, y habló acerca de él.”

Como se puede ver, el evangelista Juan aplica este texto a Jesucristo, refiriéndose al personaje que aparece en Isaías 6:3 

“Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.” 

le llama a este personaje “Yahvé (Jehová)”, y este Yahvé (Jehová) es nada más ni nada menos que Jesús de Nazaret.

Si recordamos el pasaje que nos habla del nombre que recibiría el niño, hijo de María, según se encuentra en el Evangelio de Mateo 1:21, veremos como el propio nombre identifica al niño que nacerá, Jesús es la transliteración al griego del nombre Josué.

21Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.”

Josué, en el hebreo original, es la abreviación de dos palabras hebreas: Yahvé (Jehová) Salva.

El ángel aclara en Mat.1:21, que él (Jesús) salvará a su pueblo de sus pecados. El único que puede perdonar pecados (redimir o salvar gente de sus pecados, es Dios), esto está bien establecido en la Biblia. Los judíos lo entendían así, lo que demuestra que con respecto a eso, interpretaban bien el Antiguo Testamento.

No solamente en el principio de sus días Jesús es identificado como Yahvé (Jehová), sino también en el final de su vida aquí en la tierra. Vayamos a un pasaje bien conocido, está en el libros del profeta Zacarías. El pasaje es profético, leamos Zacarías 12:10, Aquí hay un personaje que está hablando y dice:

“derramaré, en cambio, sobre la dinastía de David y los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de oración. Dirigirán sus miradas hacia mí, a quien traspasaron, harán duelo como se hace por un hijo único y llorarán amargamente como se llora a un primogénito.”

El significado profético de este pasaje es obvio, habla de los últimos tiempos, o sea cuando el Señor retorna a establecer su reinado. La alusión al que traspasaron es referencia clara a la crucifixión. El apóstol Juan hace mención de este versículo en Juan 19:37 con referencia a Jesucristo. 

Leamos desde el v. 36: 

36 Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo. 37 Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron.”

No hay duda entonces que Zacarías 12:10 se refiere a Jesucristo. No sólo eso, el que habla es Jesucristo: 

“Dirigirán sus miradas hacia mí (Jesucristo), a quién traspasaron.”

Ahora, veamos en el mismo capítulo de Zacarías, el versículo. 4. Vamos a identificar aquí a la persona que está hablando en el vers. 10, la que dice “Dirigirán sus miradas hacia mí, a quien traspasaron.” El versículo 4 de Zacarías 12 comienza diciendo: 

“En aquel día, dice Jehová,” 

Yahvé (Jehová) es la persona que comienza hablando aquí y continúa haciéndolo hasta el final del capítulo. Y a este mismo Yahvé (Jehová) al cual Juan identifica como Jesús en su evangelio. Conclusión inevitable, JESUS ES YAHVÉ (JEHOVA.) 

Vemos entonces que la identificación del Señor Jesús con Yahvé (Jehová) en el Antiguo Testamento era tan obvia, tan evidente para los escritores del Nuevo Testamento, que ellos continuamente hacían referencias al Antiguo Testamento para iluminar, aclarar, o explicar el por qué Jesucristo se atribuye cualidades divinas.

En conclusión, por lo visto hasta ahora, Jesucristo es identificado en el Nuevo Testamento como el que se aparece en el Antiguo Testamento, siendo identificado con el nombre de Yahvé (Jehová).


¿DONDE ESTÁ EL PADRE EN EL ANTIGUO TESTAMENTO?

Si las apariciones de Dios en el Antiguo Testamento son apariciones de Jesucristo, ¿dónde encontramos al Padre en el Antiguo Testamento?

¿Podríamos decir que hay dos personajes llamados Yahvé (Jehová) en el Antiguo Testamento?

Sí las hay. ---- Lo que sucede es que como estamos familiarizados con el texto, las pasamos por alto. ---- No estoy hablando de textos que son obvios, como el Salmo 110:1(109:1): 

Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus 
enemigos por estrado de tus pies.”

Este es uno de los pasajes del Antiguo Testamento que Jesús cita más adelante a los efectos de reclamar frente a los judíos que Él es Dios. En este versículo tenemos a Dios hablando con alguien más, y le llama Señor (la palabra “Señor” en hebreo es ADONAI). Adonai es uno de los títulos de Dios en el Antiguo Testamento. Tenemos entonces dos personas que son iguales a Dios en este Salmo. Aquí se ve clara la existencia de dos personas.

Pero en pasajes como Amós 4:11, tenemos que mirar el texto más en detalle. El Señor está hablando con el pueblo de Israel respecto al abandono de sus caminos. Miremos bien lo que se dice:

“Os trastorné como cuando Dios trastornó a Sodoma y Gomorra, 
y fuisteis como tizón escapado del fuego; mas no os volvisteis a mí, 
dice Jehová.”

El Señor está hablando y dice: Os trastorné como cuando Dios trastornó a Sodoma y Gomorra. Tenemos aquí una persona que está hablando y que menciona a otra persona y le llama Dios. Podemos asumir sin problemas que el que habla es Jesucristo, y que el juicio sobre estas ciudades fue llevado a cabo por toda la Deidad. Esto es consistente con la idea bíblica de que el Señor Jesús tiene una relación especial con Israel.

En lo que tiene que ver con las naciones paganas (en el Antiguo Testamento) Dios trata con ellas en su carácter de Deidad, pero con Israel había un mediador especial entre la deidad y el pueblo escogido. Esto es claro y emerge de Deuteronomio 9:10:

(Moisés hablando)

“Y me dió Jehová las dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios….”

El pasaje no dice: Y me dio Jehová las dos tablas de piedra escritas con su propio dedo (o su dedo).

Hay dos personas involucradas en esta transacción, una de las cuales, podríamos interpretar que se trata del Señor Jesucristo, como mediador del Antiguo Pacto. Hebreos 9:15 nos dice que el mismo Señor es el mediador del Nuevo Pacto. 

“Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.”

En ambos Pactos el mediador es Jesucristo,

“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,” (1 Tim.2:5).

Bien, como ya hemos dicho, la presencia de dos personas es constantemente afirmada por la Escritura --- En Éxodo 21:12 y 13, por ejemplo, el Señor está hablando (el tema es la pena capital y el asesinato involuntario):

12 El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá. 13 Mas el que no pretendía herirlo, sino que Dios lo puso en sus manos, entonces yo te señalaré lugar al cual ha de huir.”

Más evidencia de la presencia del Padre en el Antiguo Testamento, vamos a Génesis 19:21, la destrucción de Sodoma y Gomorra. Ya conocéis la historia, no vamos a abundar en detalles.

Lot es conducido fuera de la ciudad de Sodoma para que escape. El pide que se le deje escapar a la ciudad de Zoar, y en el versículo 21 alguien diferente de los dos ángeles le responde:

“He aquí he recibido también tu súplica sobre esto, 
y no destruiré la ciudad de que has hablado.”

Se observa que la persona que atiende la petición y la contesta tiene atribuciones reservadas a Dios, pues recibe la oración y la responde, cosa que sólo Dios puede hacer.

Leamos el vs. 24: 

“Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y 
fuego de parte de Jehová desde los cielos.”

En este versículo aparecen dos personas llamadas Yahvé (Jehová), si recordamos nuestra premisa de Juan 1:18 “Al Padre nadie le vio”, el Yahvé (Jehová) que habla con Lot es la segunda persona de la Trinidad, el Hijo.

Yo solamente he seleccionado algunos pasajes para para cumplir con el encargo recibido, “El Antiguo Testamento nos habla de Jesús” ampliando por mi cuenta la posibilidad de que la segunda persona de la Trinidad, el Hijo, hablase en esta parte de la Biblia.

Espero haber despertado en los asistentes al Estudio Bíblico Ecuménico el interés por seguir indagando en nuestros textos sagrados, sin duda la Palabra de Dios nos hablará a cada uno de nosotros por medio del Espíritu Santo.

Daniel Vergara Muñoz
pastor Iglesia Metodista Unida

Durante el curso 2016 - 2017 se han desarrollado tres sesiones de Estudio Bíblico Ecuménico, comenzó con el tema “La Misericordia”, su ponente fue Carlos Jarne, sacerdote de la iglesia católica y continuó con “La Iglesia que sufre, Iglesia martirial: Ecumenismo de sangre”, impartido por el  padre Ángel Gutiérrez Anaya, misionero Consolata. Y ha concluido con éste "El Antiguo Testamento nos habla de Jesús".

El curso ha estado dirigido a cualquier persona, la entrada es libre y gratuita los interesados hah podido asistir a las sesiones que cada uno ha deseado. Los ponentes que son de distintas confesiones cristianas se dirigen a un público heterogéneo (católicos, protestantes, anglicanos u ortodoxos). La dinámica  es como en cursos anteriores, consta cada sesión de dos partes, una primera en la que se hace una presentación, explicación y estudio del tema. Y una segunda parte donde se abre un tiempo de diálogo y participación de los asistentes que desean participar.




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