BUDISTAS Y CRISTIANOS UNIDOS EN UNA CIUDADANÍA ECOLÓGICA
Los pasos que la Iglesia Católica va dando hacia el encuentro con otras religiones aborda no solo cuestiones teológicas, como todos sabemos, tampoco es solo una acción piramidal de la cumbre hacia la base, se suscita en todos los ámbitos y direcciones, por ello la Santa Sede nos invita al encuentro también desde la ecología, ir a la comunión desde el cuidado de la casa común, la Tierra, un espacio en que todas las mujeres y hombres de buena voluntad tienen / tenemos cabida y desde donde podemos construir juntos una espiritualidad ecológica, de encuentro, de diálogo interreligioso, en la que junto a las palabras cabe el silencio interior.
Mensaje a los budistas por Vesakh: Promover juntos una educación ecológica, 06.05.2016
El Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso envía hoy a los budistas de todo el mundo un mensaje en ocasión del Vesakh, la festividad que conmemora tres eventos significativos de la vida de Gautama Buda: el nacimiento, la iluminación y la muerte, celebrada según las diversas fases del calendario lunar en mayo. El mensaje de este año se titula “Budistas y cristianos: promovamos juntos una educación ecológica” y se inspira en la encíclica del Papa Francisco “Laudato si'”, sobre el cuidado de la casa común”.
“Si los desiertos exteriores se multiplican en el mundo porque se han extendido los exteriores -escribe el Papa- la crisis ecológica es un llamado a una profunda conversión interior” y afirma que “La educación será ineficaz y sus esfuerzos serán estériles si no procura también difundir un nuevo paradigma acerca del ser humano, la vida, la sociedad y la relación con la naturaleza...Sólo a partir del cultivo de sólidas virtudes es posible la donación de sí en un compromiso ecológico...Los ámbitos educativos son diversos: la escuela, la familia, los medios de comunicación, la catequesis etc.”
También los budistas han manifestado preocupación por el degrado del ambiente, constata el mensaje, citando los documentos “The time to Act is Now: A Buddhist Declaration on Climate Change” (El tiempo de actuar es ahora: Una declaración budista sobre el cambio climático) y “Buddhist Climate Change Statement to World Leaders” (Declaración budista sobre el cambio climático a los líderes mundiales). “Ambos resaltan la reflexión común y compartida de que en el centro de la crisis ecológica haya, en efecto, una crisis del yo, que se manifiesta en la avidez, el ansia, la arrogancia y la ignorancia del ser humano. Por tanto, nuestros estilos de vida y nuestras expectativas deben cambiar para contrarrestar el deterioro de lo que nos circunda. “Cultivando una mirada interior y la compasión, seremos capaces de actuar por amor y no por miedo, para proteger nuestro planeta” (Buddhist Climate Change Statement to World Leaders). Por otra parte “cuando la Tierra enferma, también enfermamos nosotros porque somos parte de ella” (The time to Act is Now).
Ya que la crisis de los cambios climáticos también se debe a la actividad humana nosotros, cristianos y budistas -subraya el mensaje- hemos de trabajar juntos para hacer frente al tema de una espiritualidad ecológica. La aceleración de los problemas ambientales globales ha incrementado la urgencia de la cooperación interreligiosa. La educación a la responsabilidad hacia el ambiente y la creación de una “ciudadanía ecológica” requieren una ética ecológica virtuosa que respete la naturaleza y la cuide. Es una necesidad acuciante que los seguidores de todas las religiones atraviesen sus fronteras y se unan para construir un orden social responsablemente ecológico basado en los valores compartidos. En los países donde budistas y cristianos viven y trabajan juntos, podemos promover la salud y la sostenibilidad del planeta a través de programas educativos comunes encaminados a desarrollar la sensibilidad ecológica con iniciativas conjuntas”.
El documento, firmado por el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Pontificio Consejo y por el Secretario, Miguel Ángel Ayuso Guixot MCCJ, finaliza reiterando que budistas y cristianos pueden colaborar para “librar a la humanidad de los sufrimientos causados por los cambios climáticos y contribuir al cuidado de la casa común” y deseando a todos una “pacífica y gozosa” fiesta de Vesakh.
(El texto íntegro en la web de la Oficina de Prensa de la Santa Sede http://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2016/05/06/ves ak.html)
El teólogo Leonardo Boff en una entrevista concedida a Denis Torres, Director de UPOLI – Managua (Nicaragua) nos ofrece una perspectiva para este encuentro personal y comunitario ecológico-espiritual, para el encuentro del ser humano con la Creación y dice así:
“… Creo que la vida, y lo dice Edward Wilson, la vida no es ni material ni espiritual, la vida es eterna. Nadie ha conseguido exterminar la vida. Y dice en tono de broma: la vida es una especie de plaga que cayó en este planeta y que nadie consigue destruirla, esta siempre se rehace de alguna manera. Entonces, yo creo que el problema es más bien la vida humana, que es consciente, que le han dejado al universo y se siente seguro y allí yo creo que hay que pensarlo también en la dimensión teológica, porque la evolución ha creado la religión, ha creado las teologías, ha creado todo lo que existe. Hay un texto bellísimo del libro de la Sabiduría, el capítulo 11, versículo 26, que dice: “Señor, tu creaste a todos los seres. Tú amas a todos los seres que creaste y no odias a ninguno. Y tú los amas porque eres el soberano amante de la vida”. Entonces, Dios que es soberano amante de la vida, no va a permitir que esa vida sea destruida, va a crear un tipo de inteligencia, un tsunami de conciencia donde los seres humanos se despierten y digan: qué tontos somos, qué estúpidos somos para liquidar esta belleza de la Amazonía, la belleza de Nicaragua… ¿Por qué vamos a destrozarla? Y vamos a hacer de todo para salvarla, rescatarla y vivir en paz con la tierra, no solamente entre nosotros. Y allí salvaremos, pasaremos de una tragedia anunciada, por una gran crisis, la crisis de la purificación, positiva, que implica un salto de calidad en dirección a una sociedad más sensible, biocentrada, donde el centro es vida, vida humana, vida de la tierra, Gaia, la economía y la política al servicio de la vida. Y esa es mi esperanza.
Yo creo que la iglesia, las iglesias y religiones son cómplices de la crisis, pero tenemos un deber ahora, con el capital religioso que tenemos, de dar un aporte muy importante. Yo creo que es un aporte pedagógico, de enseñar, por ejemplo: lo que más hace falta en el mundo de hoy es el respeto a la naturaleza, cuidar las generaciones. Nosotros predicamos el respeto a la Hostia Consagrada, respeto al Libro Sagrado, respeto a los Santos. Esa misma actitud hay que llevarla a cada ser de la Creación, como San Francisco, que no pisaba sobre las piedras, porque decía: Jesús fue llamado piedra, cuando veía una hormiguita en el camino la sacaba para que no fuera pisada. Esa reverencia, ese cuidado, ese amor con todas las cosas, no solamente los objetos sagrados sino las cosas, todas, que forman el templo de Dios. Esa pedagogía de la Iglesia tiene que meterla en la cabeza de cada cristiano, para que sea un agente ecológico de respeto, de protección, de salvaguardia de todo lo creado y curiosamente Edward Wilson, el más grande biólogo del mundo, su último libro es: “Creación, ¿cómo salvar la vida en el planeta?” escribe una carta a un Pastor protestante, diciendo: tenemos que hacer una alianza sagrada entre dos grandes poderes que él considera los más fuertes, el poder de la tecno-ciencia, que puede cambiar el mundo, así como puede destruir el mundo, y el poder de las religiones que mueve corazones, y que tiene valores, pero también puede hacer que una persona se haga una persona “bomba”.
Creo que la Iglesia es una de las instituciones, como las religiones, la religión budista, andinas, las grandes religiones que tienen un profundo sentido de unión con la tierra, son culturas espirituales. No se concibe una secularización sin sentir la Pacha Mama, sentir un espíritu bueno de las montañas, de las aguas. Entonces, yo creo que la Iglesia puede ser una fuente de paz y reconciliación, pero algunas veces una fuente de guerra, porque las religiones abrahámicas, judíos, cristianos y musulmanes, fueron los que más han creado guerras en el mundo. Entonces es un poco contradictorio, pero eso lo han hecho contra su propia naturaleza, porque su naturaleza es crear paz, concordia, reconocimiento, perdón, aceptación hasta del enemigo. Si uno vive eso, vive una paz perenne, una paz perpetua, una paz que tiene su última raíz en el Dios vivo.”
Son palabras “fuertes” pues no nos dejan impasibles, el lenguaje que utiliza Leonardo Boff no es sencillo ni complaciente con la grandes estructuras pero tampoco con lo más profundo de nuestra conciencia; más bien, es un toque de atención entre duro y amable, que podemos resumir en sus mismas palabras como un grito desde las entrañas de la Tierra diciéndonos “Las grandes religiones tienen un sentido de unión con la Madre Tierra, son culturas espirituales, desde ellas podemos vivir en paz con nosotros mismos y con la Creación entera que alaba a Dios, está en tus manos, en mis manos, en nuestras manos de cristianos, de budistas, de musulmanes…, de creyentes.”
(Puedes leer el artículo completo en
Boletín nº 71, Junio de 2016. Comunidad Ecuménica Horeb-Carlos de Foucauld
Precioso. Estamos fomentando una nueva era. Nos va en ello la VIDA.
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