La Alianza Evangélica Española ha preparado un documento en el que muestra su posición hacia la Iglesia Católica en cuanto al ecumenismo y el diálogo ecuménico.
El movimiento ecuménico actual debe recuperar su sentido original:
coordinar esfuerzos entre las iglesias protestantes para evangelizar, opina la
Alianza Evangélica Española.
El texto, titulado “Iglesia Católica, ecumenismo y diálogo”, explica en seis puntos
las bases que marcan la actitud de esta entidad en la relación con la
"Iglesia Católica Apostólica y Romana" (ICAR) al tratar el asunto de
la unidad de la Iglesia.
En primer lugar, la Alianza parte de “una realidad fundamental: la existencia de un único Dios en tres personas, y este Dios tiene una sola Iglesia”. Pero la Alianza no identifica a esta Iglesia como una institución, sino que la unidad de la Iglesia se basa “en la unidad de Dios en la trinidad”. Por tanto “la unidad y la santidad” son características que la Iglesia posee como reflejo “del Dios que se revela en la Biblia”.
La unidad de la iglesia “no se fundamenta en la creación de instituciones, sino que es una unidad sustentada en reflejar el carácter de Cristo y en vivir para la misión de Dios. Por ello no hay estructuras terrenales que sean una traducción perfecta de la Iglesia de Jesucristo”, mantiene la AEE.
Ante la cuestión de si una entidad o estructura puede señalarse como “la Iglesia de Jesucristo”, entiende la AEE que “es una cuestión que no lleva a ninguna respuesta”, dado que la pregunta “debe ser si nosotros como individuos pertenecemos a esa Iglesia y en qué medida nuestras Iglesias locales reflejan y forman parte de la Iglesia de Cristo”.
Una vez definida la unidad de la Iglesia, la AEE pone énfasis en tres temas “fundamentales” que se presentan al pensar “en el diálogo formal con la Iglesia Católica Romana” (ICAR).
Primero señala la cuestión de la “autoridad”. Considera que en la doctrina católica se afirma una autoridad equiparable entre “la Biblia y la tradición, expresada a través de los concilios y las declaraciones ex cátedra de los Pontífices Romanos”. Así, tanto “la interpretación autorizada de la Biblia y la tradición la realiza el magisterio de la ICAR”.
“Para los cristianos evangélicos”, en cambio, la autoridad “sólo está en la Biblia”, dice la Alianza. Las Escrituras “tienen la autoridad de marcar el rumbo de la Iglesia y ésta tiene que estar constantemente reformándose a la luz de dichas Escrituras”, expresa el documento, recogiendo uno de los lemas de la Reforma Protestante.
En segundo lugar se expone la diferencia en cuanto a “la cuestión de la salvación”.“Para los cristianos hay un problema esencial que es el pecado”, un “deterioro moral” que nos ha “alejado de Dios”. Para ello, Dios provee “la salvación”. Desde la perspectiva católica “la salvación es por gracia, pero hay un espacio para el mérito humano. Esa salvación se apropia por la fe, pero hay un espacio para las obras para alcanzar la salvación. Para los cristianos evangélicos, basados en la única autoridad de la Biblia, la salvación es algo que sólo Dios ha conseguido por la entrega de Cristo a la muerte en nuestro lugar”.
Esta diferencia se matiza claramente en el documento, explicando que la salvación “es una gracia y como tal, inmerecida, lo que significa que no hay intervención de méritos humanos. Sólo se apropia por la fe, sin el añadido de las obras. El papel de las obras en la vida cristiana es importante pero es sólo la respuesta agradecida a la salvación obtenida por Dios sin mérito ni participación alguna por parte del ser humano.Las obras son evidencia de la fe, pero no fundamento de la salvación”, añade la Alianza Evangélica.
El tercer aspecto temático que se señala como clave es “la cuestión de la mediación”.“Tanto católicos como evangélicos asumimos la necesidad de una mediación entre el Dios y el ser humano”, afirman. “Sin embargo, dentro de la ICAR la posición de Jesucristo, el Hijo de Dios, como mediador, es distintiva, pero no única”. Para la ICR “hay una gradación de mediaciones realizada por la Virgen María” y los santos. “Los cristianos evangélicos sostenemos la convicción, sobre la base de las Escrituras, de que la mediación de Cristo ante el Padre es única y no hay necesidad ni posibilidad de ninguna otra”, expone el documento.
Es por ello que la Alianza Evangélica Española considera que las diferencias ante estos temas “son de tal envergadura que prácticamente anulan las bases sobre las que edificar una relación de comunión espiritual” con la ICAR.
La Alianza Evangélica Española explica que no hay un rechazo per se al movimiento ecuménico, pero se apuesta por recuperar su sentido histórico inicial. “El movimiento ecuménico actual no se inició como una relación con la Iglesia de Roma, sino como una forma de relación entre sí dentro del movimiento protestante”, dice la AEE.
“El movimiento ecuménico surgió a mediados del siglo XIX con la creación de la Alianza Evangélica y tuvo expresiones clave como la Conferencia de Edimburgo de 1910, una respuesta a la necesidad de coordinar los esfuerzos misioneros de las diferentes denominaciones protestantes”, exponen, entendiendo que así como en aquel momento – un movimiento cuyo lema era “La evangelización del mundo en esta generación” - el ecumenismo debe recuperar este énfasis “en el entendimiento y la concertación entre las denominaciones protestantes”.
Específicamente, la AEE expone que “el diálogo con Roma ha de dejar de ser prioritario para redirigirlo al diálogo interdenominacional evangélico”. Un diálogo que fructifique en “la acción más coordinada de los movimientos protestantes”, teniendo en cuenta que “evangelizar es la mejor forma de hacer ecumenismo”, ya que sirve para “recordarnos que somos hijos del mismo Padre y predicamos el mismo Evangelio, y el efecto indirecto de que nos ayuda a definir los elementos más básicos y profundos del mensaje que compartimos. Todo ello ayuda al aspecto teológico del ecumenismo”.
La Alianza manifiesta además su frustración ante el hecho de que el ecumenismo de la ICAR “frecuentemente se convierte en una discusión sobre cómo debemos hacer los que no pertenecemos a la institución para volver al seno de la 'iglesia madre'”.
De hecho, la AEE recuerda que la misma Iglesia Católica lo denomina “ecumenismo inclusivo: se trata de andar el camino de regreso a la que se percibe a sí misma como única Iglesia”. Una actitud que la AEE no considera adecuada. “Nuestra relación con la Iglesia Católica debe establecerse en un terreno de juego comúnmente acordado; y el único terreno de juego que compartimos es la Palabra”, explica.
DIÁLOGO Y PRESENCIA EN LA SOCIEDAD
Finalmente el documento presenta dos aspectos que suelen relacionarse con el concepto de ecumenismo. Primero, la “cobeligerancia” que se pueda dar para defender ciertos temas (“lucha por elementos, valores e intereses comunes”) se considera “útil”, aunque la Alianza también expone su deseo de “explorar posibilidades de “cobeligerancia” con otras confesiones (no sólo la católica y la ortodoxa)”.
Además se advierte de la necesidad de evitar la “apropiación indebida del protagonismo por parte de nadie: cualquier iniciativa compartida debe garantizar la visibilidad y la responsable participación en las decisiones de todas las confesiones participantes”.
En su último punto, se expone la apuesta por el “diálogo” con la sociedad y “como parte integrante de la sociedad, con la Iglesia Católica”. Un diálogo que sirva sobre todo para “conocer claramente las posiciones del otro”, lo que permite evitar dos riesgos: el “hacerse una caricatura de las creencias del otro en lugar de conocer la verdad”, lo que suele implicar ataques y menosprecios; y el “atribuir convicciones, doctrinas e intenciones que realmente no están en el otro”.
“En muchas ocasiones –explica la AEE- juzgamos a los demás, no por lo que ellos dicen de sí mismos, sino por lo que nosotros les atribuimos. Eso ocurre en ocasiones por cierto sentido de ingenuidad. La cultura occidental, sintiéndose muy superior a otras culturas, juzga creencias y atribuye representatividades a quien no tiene ninguna”.
En conclusión, la Alianza Evangélica expresa su intención de diálogo sobre estas bases, presentadas “con un profundo respeto y con el espíritu de oración que el Señor Jesús ejemplificó en la oración sacerdotal de Juan 17, un verdadero paradigma de ecumenismo”.
Un artículo de Daniel Hofkamp publicado en protestante digital.com
Se puede leer o descargarse aquí el documento “Iglesia Católica, ecumenismo y diálogo”de la
Alianza Evangélica Española .
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