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viernes, 28 de enero de 2011

CINE

La crítica cinematográfica reconoce la presencia del cine espiritual

El estreno de "De dioses y hombres" de Xavier Beauvois he permitido a los críticos reconocer el progresivo aumento en la cartelera del cine espiritual. La revista "Cahiers du Cinema" en la edición de España dedica la portada a esta película y varios artículos a este fenómeno. Así Ángel Quintana resalta que "los monjes de Tibhirine, en esta película, no pueden transformar la situación de un mundo alterado por el fanatismo. Su sacrificio es un acto de bondad y de coherencia. Beauvois, como Rosellini, no establece ninguna demostración, se limita a filmar la coherencia de los gestos de unos seres que creen en un más allá situado al margen de la Historia. Su decisión no necesita tener ninguna dimensión heroica para convertirse en ejemplar. Su fuerza es también la de la humildad". En una dirección semejante señala José Enrique Morente: "Las virtudes de De dioses y hombres no radican tanto en el valor histórico como en su equilibrio entre la base auténtica de su relato y la capacidad de abstracción que nos permite reflexionar, pero también conmovernos ante la vicisitud de unos hombres indudablemente buenos". En una entrevista a Xavier Beauvois el cineasta francés comenta refiriéndose a los monjes protagonistas de su película: "son hombres que no están en la esfera del compromiso ni de la tradición. Hombres libres, monjes con un par de cojones". Extraña y sorprendente ciertamente esta forma de referirse a la fe que ha sabido plasmar en sus imágenes.El fenómeno apunta en una dirección claramente cultural. Lo espiritual y religioso emerge de forma nueva, constante y creciente en la búsqueda de los seres humanos. No se trata de excepciones. Se trata de un hecho que viene dejando señales desde hace tiempo para aquellos, que sin ser cegados por una imposición ideológica, reconocen estos brotes donde lo religioso se convierte en argumento trasversal de cinematografía diversas geográfica y culturalmente.
En un artículo de Pedro Vallín para La Vanguardia (16 enero 2010) se apunta que "el caso es que la progresiva secularización social y el abandono paulatino de los hábitos religiosos no han hecho desaparecer el asunto de la relación del hombre con la trascendencia como excusa para la ficción cinematográfica" Y apunta, además del citado estreno, los ya realizados de Uncle Bonmmee recuerda sus vidas pasadas de Apichatpong Weerasethakul, The Way de Emilio Estévez y la reciente Cartas al padre Jacob de Klaus Häro y el próximo estreno de Thérèse con casi veinticinco años de retraso. Concluye diciendo que "En este principio de siglo perviven interrogantes en el espectador que rebasan las posibilidades de la ciencia de otorgar certezas, y las inquietudes respecto de la muerte y sus significados siguen alimentando los cines, por más que los templos anden vacíos".Lo interesante de estas aportaciones es que realizan un acuse de recibo en este caso ineludible viendo la cartelera. El cine espiritual tiene un público fiel que busca reflexión, testimonio narrativo y sentido profundo. Las historias y las imágenes que trata sobre la experiencia religiosa se multiplican. Los directores y guionistas acuden a las tradiciones religiosas en sus contenidos, personajes y símbolos. La pregunta y la posible presencia de Dios, el Invisible, se muestra natural e inmediatamente.Propiamente entre nosotros ha entrado poco este fenómeno que es masivo en el cine mundial. Algunas propuestas experimentales y originales como las de Albert Serra, recordermos "El cant dels ocells"(2008) o dentro de un cine más comercial el tratamiento de lo religioso como instancia ética y de sentido se apunta en "También la lluvia" (2011) de Icíar Bollaín. Sin embargo, la tendencia comienza a apuntarse.

La noticia es, pues, que se consolida el cine espiritual como espacio de diálogo entre la fe y la cultura. Que la vieja búsqueda de Dios se plasma hoy en nuevas historias audiovisuales que suponen una salida a una necesidad a la que la ciencia ni mayoritariamente la filosofía parece darse por aludida. Hay un deseo profundo que brota primero planteando interrogantes y más adelante buscando respuestas. A este momento hay que estar atentos. Por donde menos se espera la gracia escondida muestra sus brotes. No perdamos la ocasión de acompañarlos para verlos crecer.

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