Tolerancia "Cero"
El Vaticano ha subrayado que la "tolerancia cero" para los casos de pederastia es una medida "necesaria", tal y como ha impuesto el papa Benedicto XVI, según recordó hoy monseñor Charles Scicluna, promotor de justicia de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
"El que escandalice a uno de esos pequeños que se ponga al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar", dijo monseñor Scicluna recordando un pasaje del Evangelio.
En su condición de promotor de Justicia de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Scicluna, de nacionalidad maltesa, tiene la misión de investigar a los sacerdotes que supuestamente han cometido actos de pederastia para incoar eventualmente el posterior proceso.
En el transcurso de una oración de reparación celebrada en la Basílica de San Pedro, Scicluna recordó también el comentario que hizo San Gregorio: "El que después de ser llevado a una profesión de santidad destruye a otros a través de la palabra, o con el ejemplo, sería mejor para él que sus malas acciones fuesen causa de muerte".
Según Scicluna, "la Iglesia ha tenido siempre cuidado de los niños y los débiles" y considera al niño "icono del discípulo que quiere ser grande: acogerlo en el Reino de Dios como un niño significa acogerlo con el corazón puro, con docilidad, abandono, confianza, entusiasmo, esperanza".
Sin embargo reconoció que "este icono tan santo es pisoteado, roto, enfangado, abusado, destruido".
Por ello -agregó- "sale del corazón de Jesús un grito de profundo eco: 'Dejad que los niños se acerquen a Mí. No lo impidáis, no dejéis que tropiecen en su camino hacia Mí, no obstaculicéis su progreso espiritual, no los dejéis seducir por el mal, no hagáis de los niños el objeto de vuestra impura codicia'".
Monseñor Scicluna agregó que "la amistad cristiana se somete a la Ley de Dios".
"Si mi amigo, mi compañero, la persona querida es para mí ocasión de pecado, se convierte en un tropiezo en mi peregrinaje y no tengo otra elección que cortar esta unión", dijo.
Publicado en
Eclesia digital el 29 mayo 2010
No resulta fácil opinar sobre este espinoso asunto. Es evidente que como ciudadanos no cave más que la condena de tales acciones y pedir que la justicia actúe con rigor, sin hacer distinción entre las personas que hayan podido cometer una acción como la que nos ocupa.
ResponderEliminarCualquier ciudadano de bien que sepa de tales acciones, está obligado éticamente a denunciar los abusos, con el fin de evitar que se sigan produciendo y haciendo posible que los menores abusados reciban con la mayor celeridad las ayudas necesarias para superar el trauma producido.
En este caso de abuso de menores, no cabe el silencio, pues no sólo se encubre el delito, además se actúa desde la indiferencia contra la necesaria protección de los menores, haciéndose cómplice de los agresores.
Creo que en este asunto no deben considerarse excepciones.
Oikos