Todos juntos
Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

sábado, 1 de julio de 2023

ECUMENISMO TRAS EL VATICANO II

MIRANDO AL ECUMENISMO
Cuarenta años después del concilio Vaticano II


por Emiliano Tiburcio Moreno


La renovación de las instituciones cristianas, a pesar de que alguno de los procesos no haya llegado a cristalizar, es una realidad latente en todo el orbe cristiano.

Los signos de los tiempos, a los que debemos prestar atención, nos hablan de un nuevo periodo en la relación entre las Iglesias cristianas y también de una mayor apertura en el diálogo ecuménico e interreligioso.

Un nuevo aletear del Espíritu Santo sobre la humanidad, hace que está despierte de la somnolencia y se reaviven la dimensión espiritual de la persona y su capacidad relacional.

Nos encontramos en un tiempo, donde terminado el segundo milenio, el tercero irrumpe cargado de problemas y de quehaceres en la Iglesia. Los movimientos religiosos y las distintas confesiones de fe se presentan con nuevos retos para todos los creyentes.

En la conciencia de las Iglesias cristianas gana espacio el convencimiento de que vivir el Evangelio exige hacer una opción por los pobres, pero está opción no se puede realizar en plenitud, mientras los que anuncian el evangelio no lo hagan desde la unidad. Lo que exige que la ruptura hist6rica de Cristo sea restaurada en la misma histórica.

Jesús instituyo una Iglesia unida que el tiempo separo. El reto que ahora se presenta es volver a la unidad que en un tiempo se rompió. No podemos presentarnos ante Cristo, tan divididos como desgraciadamente nos hemos presentado en el último milenio.

Una nueva llamada a la unidad, está sembrando de inquietudes a la mayoría de las Iglesias cristianas, que germinan en nuevas actitudes y en nuevos comportamientos. Donde antes se polemizaba ahora se dialoga, donde antes había enfrentamiento ahora se aúnan esfuerzos. De la enemistad se ha pasado a la amistad, a la comprensión y a la colaboración.

La apertura eterna del misterio de Dios al hombre comienza a reflejarse en la apertura del hombre al hombre. Nada de lo que sucede en la humanidad nos puede resultar indiferente. El hombre debe mirarse en el espejo de Dios para percatarse que la historia no se puede hacer sino por caminos de paz y de amor.

Los movimientos misioneros y las actitudes de todas las Iglesias cristianas deben ser una búsqueda de la deseada unión de todas la Iglesias. Es más, la humanidad entera, en la búsqueda constante del sentido de su vivir, debe constituirse en plataforma de encuentro con la Realidad Absoluta que nos sostiene.

Todos juntos debemos construir un mundo mejor sobre los pilares de la justicia y el amor, de forma que, donde no llegue la justicia pueda llegar el amor. Una humanidad, más unida por el amor, será el reflejo eterno de la presencia entre los hombres del único Pueblo de Dios.

Los comienzos del ecumenismo.

Fue en los comienzos del siglo XVIII, cuando ciertos espíritus llenos de buenas intenciones y guiados por el Espíritu de Señor, reaccionan contra la secuela de violencia y de terror que se desato en Occidente por motivos religiosos.

Las sociedades europeas se dividieron y de estás divisiones nacieron enfrentamientos de represión y de muerte, que dieron origen a las guerras de religión. Las Iglesias cristianas que debían dar testimonio de unidad, se encuentran profundamente divididas y llenas de odio, provocando el vandalismo que hizo correr sangre cristiana a raudales.

Ante tanto dolor y tanta barbarie por la sangre derramada, se hace urgente buscar una solución.

Como una primera respuesta a la soluci6n del problema se plantea el método de la “concordia”, precedente de lo que después será el movimiento ecuménico.

El método de la “concordia” nace en 1691 a partir del intercambio epistolar entre católicos y luteranos alemanes. Por parte cat6lica la representación la lleva Bossuet, Obispo de Meaux, y por parte luterana Molanus, abad luterano de Lockum, que será sustituido posteriormente por J. G. Leibniz, de confesión luterana también, pero relacionado con muchos católicos.

La razón de este método está en que Bossuet convencido de la esterilidad de otros métodos, como el de la controversia, intenta explorar nuevos caminos que lleven a la unidad. Este nuevo método abri6 nuevas e importantes esperanzas, convencidos los autores de que el movimiento originado debía estar fundamentado en el respeto reciproco.

Se hace camino partiendo de una interpretaci6n benévola y comprensiva de las reivindicaciones protestantes, por una parte, y una explicaci6n pedagógica de los m6viles cat6licos, por otra, que permitiría la concordia que se había hecho imposible, entre la confesión de Augsburgo y los decretos de Trento. 1

De los diálogos epistolares entre Bossuet y Molanus, en primer lugar, y después entre Bossuet y Leibniz, se deduce la necesidad de caminar hacia una “Iglesia universal”, en cuyo seno hubiese lugar para las diversas expresiones de vida y de fe cristianas. Es aquí donde se originó la dimensión religiosa del término ecumenismo, (pues el término ecumenismo tiene otras connotaciones, como son: la política, la geográfica y la cultural), y con ello se indica la universalidad del cristianismo, y por tanto de la propia fe y de la Iglesia de Cristo.

Siglos después surgirá otro método con el nombre de “convergencia” que nace en las conversaciones de Malina, celebradas en los Países Bajos, durante los años 1921-1926. Estamos en el pontificado Pio XI, aunque las con­ versaciones se iniciaron antes de morir Benedicto XV.

Estás conversaciones de tipo privado se realizan entre anglicanos y católicos. Por los anglicanos conduce el diálogo el venerable Lord Halifax, santamente obstinado en la unión del anglicanismo y el catolicismo, y cuya vocación era la de unir.

Por parte católica el conductor de los diálogos es el cardenal Mercier, a quien el mismo Lord Halifax definía: "vida gasta en presencia de Dios... Era el ajuste del equilibrio en los actos como en las palabras. Mejor aún, yo creo que un rayo de santidad le permitía penetrar en el espíritu de Cristo. Y era esto lo que les daba autoridad a sus gestos ya sus palabras”. 2

Estos dos hombres, creyentes auténticos, acordaron reunirse, primero con un grupo de expertos de una y otra Iglesia, y así ver juntos las posibilidades de la unión y de la convergencia.

Las cuestiones fundamentales que presentaron para tratar fueron: las relacionadas con la fe, la palabrada Dios, los sacramentos y la disciplina eclesiástica, temas en los que se llegó a una convergencia muy significativa, sobre todo en la unión, como manifiesta la proclamación: "Iglesia unida no absorbida".

Con esta fórmula lo que se pretendía era la organización de la Iglesia anglicana unida, al estilo de la organización sancionada y mantenida por Roma para las Iglesias Orientales unidas. 3

Gustav Thiels en su reflexión sobre los métodos utilizados a partir del nacimiento del movimiento ecuménico, el año 1910, manifiesta que lo que se debería hacer sería: Lo primero, la distinción entre las doctrinas fundamentales y las no fundamentales. La unidad llagaría por la adhesión a las creencias fundamentales, que constituyen los cimientos de las concordancias y de las divergencias.

Lo segundo, que los elementos en los que se difiere, se sitúen en el método dialectico propuesto por Karl Barth en Amsterdam. Este método procede de la dialéctica hegeliana con la tesis, antítesis y síntesis, lo cual quiere decir, que con las afirmaciones y las contra-afirmaciones se llagaría a una tesis común. 4

En la actualidad están en auge los métodos teóricos que han desembocado en el diálogo teológico, que se centran básicamente en el diálogo eclesiológico utilizado en Lausanne y en Edimburgo, en el cristológico propuesto en la asamblea de Lund y en el pneumatol6gico que se utilizó en Montreal. 5

Dimensión carismática del ecumenismo

Desde una perspectiva de fe, el ecumenismo se presenta como un Don del Espíritu Santo a toda la humanidad. Su nacimiento tiene índole carismática tal como se presenta en el encuentro de Edimburgo en el año de 1910.

En está cuidad, el Espíritu Santo sorprendió a todas las Iglesias allí reunidas, mediante la voz de uno de los delegados allí presentes, quien en medio de la asamblea grito con potente voz: "vosotros nos habéis mandado misione­ ros que nos han dado a conocer a Cristo, por lo que estamos agradecidos. Pero al mismo tiempo nos habéis traído vuestras distinciones y divisiones. Unos predican el metodismo, otros el luteranismo, el congregacionalismo o el episcopalismo. Nosotros os suplicamos que nos prediquéis el Evangelio y dejéis a Cristo suscitar, en el seno de nuestros pueblos, por la acción del Espíritu Santo, la Iglesia conforme a sus exigencias y conforme, también, al genio de nuestra raza, que será la Iglesia de Cristo en Japón, la Iglesia de Cristo en China, la Iglesia de Cristo en India, liberadas de todos los -ismos-, con que vosotros cargáis la predicación del Evangelio entre nosotros" 6

Grito semejante se escuch6 en la asamblea del consejo de las Iglesias, celebrada en Nueva Delhi, cuando un indio lamentándose dijo las siguientes palabras: "nuestras Iglesias son jóvenes y se aman. ¡No las envenenéis con vuestras desdichas históricas occidentales de separación!".

La dimensión carismática, dirige la elección de Juan XXIII, como sucesor en el papado de Pio XII, y ese don se hace más palpable en la convocatoria de Juan XXIII del Concilio Vaticano II, donde uno de los principales objetivos que se marcó el Papa es: "Promover la restauración de la unidad de todos los cristianos”. 7

Carismático, en toda profundidad, es el objetivo al que tiende el ecumenismo. La unión en plenitud de todas las Iglesias cristianas por obra del Espíritu Santo.

Tres movimientos singulares y comprometidos, el CIM (Consejo Internacional de Misiones), VA (Vida y Acción) y FC (Fe y Constitución), ponen en marcha el movimiento ecuménico de las Iglesias en Edimburgo en el año 1910 e ira tomando cuerpo, hasta ser institucionalizado el año 1948 en Amsterdam con el nombre de CEI (Consejo Ecuménico de las Iglesias). 8

El CEI nace como una sorprendente aventura en el interior del cristianismo no católico. Un carisma donde se concretan los anhelos sublimes de la unidad de los creyentes sinceros, abiertos a las mociones del Espíritu Santo. Con ello las simas de la ruptura comienzan a rellenarse con la más de los múltiples actos ecuménicos, que se van originando en el seno de las Iglesias, para hacer realidad las esperanzas de la unión entre los cristianos.

Este movimiento será levadura para todos los cristianos que buscan vivir cristianamente en la Iglesia instituida por Jesucristo, lugar de encuentro de la humanidad en el amor.

El CEI llega a su plenitud, como impulsor del movimiento ecuménico en Nueva Delhi, en la asamblea allí celebrada en el año 1961, al definirse como: "una asociación fraternal de Iglesias, que confiesa a nuestro Señor Jesucristo como Dios y Salvador según las escrituras, y se esfuerza por responder en armonía, a su común vocación, para la gloria del Único Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo". 9

Este espacio se constituye en el lugar de encuentro donde se promueve el estudio común, fuente de alimentación de la conciencia ecuménica, apertura a la alianza y a las relaciones de carácter universal con todas las Iglesias cristianas, donde nace la conversión y la búsqueda de la verdad, coma base de un auténtico diálogo.

El ecumenismo Espiritual.

La dimensión Espiritual del ecumenismo, tiene un despertar, bastante temprano, en la Iglesia Católica. León XIII instituye la novena de Pentecostés para "acelerar la obra de la reconciliación de los hermanos separados". Algún tiempo después, los presbíteros anglicanos Spencer Jones y Paul J. Watson inician un octavario para la unión de las Iglesias, que se celebra del 18 al 25 de enero. La idea es muy bien acogida inicialmente, pero al pasarse al catolicismo P. J. Watson, está semana toma un cariz especial, por constituirse en instrumento del apostolado para la conversión de los no católicos.

Cada día del octavario se pide por una Iglesia particular, pero para los no católicos, la insistencia de los católicos en que la unidad se hiciera en torno a la figura del Papa, se constituyó en un obstáculo para participar en el octavario.

Será en la década de 1930-1940, cuando un párroco de Lyón, Paul Couturier, 10 intuya la dificultad que se planteaba para los no católicos a la hora de orar juntos. Con el apoyo del Obispo instituyó una oraci6n con la que pudieran orar todos juntos. Está oraci6n se concretó en los siguientes términos: "Que nuestro Señor de a toda la Iglesia en la tierra aquella paz y unidad que estaba en su mente, y en su propósito cuando, en la víspera de su pasión oró para que todos san uno".

Son momentos de Kairos, con la intuición maravillosa del p. Couturier de centrar todo el encuentro en la persona de Jesucristo, punto de confluencia de toda la humanidad.

De aquí parten los movimientos ecuménicos posteriores, y su evolución en los últimos sesenta años, han originado los proyectos ecuménicos actuales.

Una experiencia de fe vivida en la vida cotidiana, se cargaba de anhelos e ilusiones, para que la comunidad de creyentes abriera nuevos caminos hacia la plenitud ecuménica. Es cierto, que no es algo totalmente nuevo en la vida de la Iglesia, sino un reencuentro con sus mejores tradiciones.

De los diálogos permanentes del p. Couturier con los exiliados rusos nace un clima de relación fraternal, que hace que aumente la confianza mutua y la comuni6n. Sobre está base se va edificando la actividad ecuménica y se liman las rigideces doctrinales y las posiciones intolerantes.

Junto a este movimiento, en los años 30 del siglo pasado, aparece un movimiento nuevo de gran importancia e influencia en el movimiento ecuménico. Se trata del movimiento personalista, inspirado por Emmanuel Mounier, que sirvió para aglutinar a católicos, protestante y ortodoxos de la Europa Occidental. El medio de comunicación entre ellos es la revista Esprit, desde donde muchos teólogos tratan de impulsar el ecumenismo.

Pero el hecho más importante y decisivo para lanzar el compromiso espiritual del ecumenismo dentro del catolicismo romano fue, sin duda, la experiencia que muchos fieles tuvieron durante la segunda guerra mundial 1939-1945.

La lucha, por una parte, contra el nazismo-fascismo, y por otra, evitar que los judíos fuesen llevados a los campos de concentración, es decir, al exterminio, son los dos grandes impulsos que mueven la Espiritualidad ecuménica. La década de los años 1930- 1940 se había afianzado como años de encuentro, de diálogo y de lucha compartida entre todas la Iglesias cristianas. Pero, serán, sobre todo, los años de 1939-1945, ante el dolor y la tragedia que suponen los campos de concentraci6n y las cámaras de gas, donde nazca la necesidad de la unidad y el descubrimiento del otro, como base de todo diálogo y punto capital del movimiento ecuménico.

El ecumenismo en la Iglesia Católica

Anteriormente hemos indicado, como Bossuet y Molanus, emprendieron un camino de diálogo ecuménico para terminar con las guerras de religión. Habían vista la necesidad de caminar hacia una Iglesia Universal que acogiera en su seno a las distintas expresiones de vida y de fe cristianas.

Desgraciadamente este movimiento muere y no se conocen otros movimientos importantes hasta el "movimiento de Oxford", donde se crea "la asociación para la promoción de la unidad de los cristianos". Era el año de 1875.

Participan en este movimiento anglicanos, católicos y ortodoxos griegos. En 1864 se prohíbe a los católicos participar en dicha asociación. Pio IX lo comunica en los siguientes términos: "Que los fieles de Cristo y los varones eclesiásticos oren por la unidad cristiana, guiados por los herejes y, lo que es peor, según una intenci6n en gran manera manchada e infectada de herejía, no puede de ningún modo tolerarse ... Otra razón por la que deben los fieles aborrecer en gran manera está sociedad londinense, es que quien a ella se unen, favorecen el indiferentismo y causan escándalo. 11

Al papa Benedicto XV se le informó de una conferencia mundial en la que participaban todas las confesiones que reconocían a Cristo como Dios y Salvador. Robert Gardiner, secretario de la comisión, que preparaba dicha conferencia, inform6 e invitó a Benedicto XV a la participación de los católicos en dicha conferencia. Benedicto XV, el 18 de noviembre de 1914 agradeció la información y la invitación, pero no la aceptó.

Charles Brent, iniciador de Fe y Constitución (FC), esperando un acercamiento mayor del Benedicto XV y la asistencia de algún delegado, visita personalmente al Papa invitándole a dicha conferencia. El Papa, después de un recibimiento amable, y prometerle sus oraciones por el éxito de la conferencia, volvió a negarse con toda rotundidad.

Las reuniones se celebraron en Lausana del 3-21 de agosto de 1927. Benedicto XV ya había muerto, y la Iglesia católica no tuvo representante alguno.

Tampoco estuvo oficialmente presente la Iglesia cat6lica en el nacimiento del CEI (Consejo Ecuménico de las Iglesias) en Amsterdam el año 1948. Aunque hubo algunos católicos, como periodistas o representantes de centros ecuménicos, que se hicieron presentes a título personal.

La razón de la ausencia no fue el desinterés de los católicos, pues había personas con interesadas en estar presentes, pero Roma, por dos veces, los días 5 y 18 de junio, negó toda autorización para asistir.

Las posturas católicas se presentan un tanto rígidas, aunque al parecer de algunos críticos, no es debido a problemas teológicos-eclesiológicos, sino de tipo practico y psicológico. Un acercamiento tímido se da en los tiempos de León XIII, como vimos anteriormente, cuando se instituye la novena de Pentecostés para acelerar la reconciliación con los hermanos separados.

Será en el periodo preparatorio del Concilio Vaticano II, año 1961, cuando se abra la primera puerta para participar en la Asamblea de Nueva Delhi, donde hubo una representación católica permitida. Cinco cristianos católicos, representantes de distintas partes del mundo católico estuvieron como observadores.

El secretario General del Consejo Ecuménico de las Iglesias saludó a los cinco representantes de la Iglesia católica con las siguientes palabras: "Hoy se han establecido relaciones no oficiales, pero muy útiles, con el secretariado especial designado por el papa Juan XXIII para promover la unidad de todos los cristianos. Damos la bienvenida a los cinco católicos romanos, autorizados por este secretariado y enviados como observadores a esta asamblea". 12

A partir de esta asamblea de Nueva Delhi, la Iglesia católica ha Estado presente en todas las asambleas celebradas a nivel de observación.

El año de 1965 se crea una comisi6n de teólogos católicos y del CEI, para reflexionar sobre cuestiones doctrinales. El acercamiento se hace más estrecho en la asamblea de Upsala, a partir de la cual, las teólogos católicos participan de "pleno iure" en los trabajos.

La colaboración en el programa "Sodepax" (Comisión para la Sociedad, Desarrollo y Paz) hace que los vínculos adquieran mayor consistencia.

Las visitas, de las papas Pablo VI y Juan Pablo II al Consejo Ecuménico de las Iglesias, han hecho que la vecindad se haga más cercana, cargada de destellos de esperanza ilusionada, en la unión de todas las Iglesias Cristianas.

Es cierto que la apertura católica al movimiento ecuménico tarda en concretarse, pero una vez que irrumpe en este campo, lo hace con fuerza, valentía y alegría. Esto se manifiesta abiertamente en el papado de Juan XXIII y en el Concilio Vaticano II.

Juan XXIII se había marcado coma uno de los principales objetivos del Concilio Vaticano II, "Promover la restauración de la unidad de todos los cristianos", coma dijimos anteriormente.

Desde estos momentos la Iglesia Católica se vuelca con toda ilusión en la promoción del movimiento ecuménico. El concilio comienza a celebrarse en un ambiente de anhelos ecuménicos y de esperanzas en la unión de todas las Iglesias cristianas.

La respuesta a las invitaciones fraternales de muchos delegados de otras Iglesias a presenciar los debates, junta con los padres conciliares de todo el Orbe católico, hace que el concilio Vaticano II revista la condición de ecuménico, abierto a toda la cristiandad.

La importancia que toma el ecumenismo en el Vaticano II se pone de manifiesto en los distintos documentos conciliares.

La Constitución Lumen Gentium en el capítulo II, al hablar del pueblo de Dios, hace una referencia expresa a la relación de la Iglesia Católica con la Iglesias cristianas no católicas 13 y con los no cristianos. 14 Todos son Pueblo de Dios.

La Constitución Gaudium et Spes busca la unión de la Iglesia Católica con toda la familia humana, por ello, el concilio se dirige a todos los hombres, teniendo presente el mundo creado por Dios y redimido por Cristo, para que todos los humanos puedan encontrar la plenitud humana en la salvación.

Además de estas dos grandes constituciones el Concilio aporta una importante Declaración sobre la Libertad Religiosa, titulada "Dignitatis Humanae", donde se proclama con todas las fuerzas la libertad religiosa. Es obligación de todo ser humano la búsqueda de la verdad y una vez conocida abrazarla con todas las fuerzas. Dicho documento condena el proselitismo y considera los derechos que tienen los otros y los deberes de cada uno con los demás.

En el decreto, dedicado totalmente al ecumenismo, titulado "Unitatis Redintegratio", se pone de manifiesto, coma el concilio Vaticano II se tomó, muy en serio, el problema de la unidad de las Iglesias Cristianas y el de la unidad en la diversidad de todos los hombres.

Este Decreto se confecciona desde la experiencia real, vivida por las Iglesias a lo largo de muchos años de su historia, con matices claramente ecuménicos. De ahí que se insista constantemente en la búsqueda de la unidad. "Una sola es la Iglesia fundada por Cristo Señor, muchas son, sin embargo, las Comuniones cristianas que a si mismas se presentan coma la herencia de Jesucristo (...) Siguen caminos diferentes, coma si Cristo mismo estuviera dividido. Está división contradice abiertamente la voluntad de Cristo, es un escándalo para el mundo y desafía a la causa santísima de la predicación del Evangelio a todos los hombres". 15

Está unidad es entendida en base trinitaria. El Padre envía a su Hijo Unigénito al mundo. Este ruega al Padre por los creyentes e instituye el sacramento de la unidad, dándoles el mandamiento del amor mutuo. El Espíritu de Cristo que se les había prometido es entregado como plenitud del Suceso Pascual.

Se señala el carácter apostólico de la Iglesia en su doble vertiente, en lo que tiene que ver con la tradición de la fe de los apóstoles y en lo que dice relación al orden. Pedro es la Piedra a partir de la que se debe edificar la comunidad. 16

Pero el Decreto sobre Ecumenismo presenta una característica importante, en cuanto no es un decreto cerrado, sino que presenta una serie de cuestiones importantes que merecen la pena profundizarse en los caminos de unidad.

En primer lugar, tenemos los problemas que se relacionan con la celebración de la fe cristiana y la organización eclesiástica, es decir, el bautismo, la Eucaristía y el ministerio. 17

En segundo lugar, en el Decreto se ha encontrado el camino para iniciar el diálogo en lo que se refiere a las preocupaciones de la formación ecuménica en todos los niveles. 18

En tercer lugar, cuando los padres conciliares hablan de la forma de exponer la doctrina de la fe católica piden, por una parte, que la exposición debe ser clara y transparente, sin concesiones a la galería. Solo así puede darse el diálogo franco y honesto. Por otra parte, el camino a recorrer tiene que estar empapado en el amor, en la verdad y en la humildad, con el deber de que esté presente el concepto de jerarquía de las verdades. 19

En cuarto lugar, se debe tener presente, a la hora de la reflexión, las relaciones con las Iglesias y las comunidades eclesiales separadas de la sede apostólica romana. No se pueden situar en el mismo plano las Iglesias Orientales, (Ortodoxas), y las Iglesias y comunidades eclesiales de Occidente (Anglicanas, Luteranas, Reformadas, etc.). 20

En el n° 13 de UR, al mencionarse las causas que han llevado a las divisiones a la Iglesia de Cristo, se indican cuestiones de tipo doctrinal y las relativas a la estructura eclesial, que traducidas en otros términos, se trata de las relaciones entre lo universal y lo particular en la vida de la Iglesia. De aquí nace la diferencia de comprensión sobre la unidad en la Iglesia Católica y en la comunidad de las Iglesias que se agrupan en el Consejo Mundial. Para la Iglesia Católica, la relación se da en la comunión episcopal, en el colegio apostólico, cuyo centro es el sucesor de Pedro. La circunferencia con los radios convergiendo en el centro, sería la forma de explicar la unidad y la comunión en la Iglesia apostólica. Pedro, obispos y fieles.

Mientras que para el CMI (Consejo Mundial de las Iglesias) la unidad se expresa a nivel local. La unidad se constituye cuando todos los cristianos en cualquier parte del mundo reconocen el mismo bautismo y se reúnen en torno a la misma mesa. La unidad va de abajo hacia arriba en el CMI, mientras que en la Iglesia Católica va de arriba hacia abajo.

En la línea de mantener vivo el acercamiento ecuménico, Pablo VI promulgo, durante los años conciliares (1964), la encíclica "Ecclesiam suam", como una invitación universal al diálogo. Juan Pablo II, en el año 1995 volvía a dar un nuevo impulso al ecumenismo con la encíclica "Ut Unum Sint".

El ecumenismo un camino abierto a la humanidad.

Al hablar del ecumenismo como un camino de unidad, surgen de forma inmediata las siguientes preguntas: ¿Qué unidad?, ¿Para qué sirve la unidad?, ¿Una unidad con exclusiones o sin exclusiones?, ¿Tienen todos cabida en esta unidad?, ¿Se puede buscar la unidad y al mismo tiempo impedir que otros puedan formar parte de la nueva comunidad a construir?

Las respuestas a estas preguntas nos llevan a adentrarnos en el corazón del concepto de ecumenismo, que hasta ahora hemos manejado, y desde ese mismo corazón preguntarnos: ¿El movimiento ecuménico trata de la unión de los cristianos o de la unidad de todo el pueblo de Dios? ¿Puede el diálogo ecuménico abrirse a toda la humanidad?

Es bueno, a la altura del movimiento unionista en que nos encontramos, hacer una indagación que nos permita comprender el término "ecumenismo" en toda su profundidad y extensión.

El calificativo ecuménico hace referencia a algo "universal", algo que se extiende por todo el mundo. Así decimos concilio ecuménico, cuando en él participan las Iglesias del mundo entero. Pero, además, se debe tener en cuenta que el término ecuménico, no se reduce simplemente a una categoría religiosa, ni a las instituciones eclesiásticas, sino que el calificativo ecuménico afecta también al ámbito político, geográfico y cultural.

Al parecer de los expertos en lengua griega clásica, el término ecuménico tiene su origen en "oikos", que significa lugar habitado, por tanto, lugar donde hay personas, y en el término "oikia", que significa hogar familiar, es decir, lo que la familia ha construido para vivir. 21

El Nuevo Testamento utiliza el Verbo "oikodomeo" para significar la construcción de la Iglesia (Cf. Mt. 16, 18) y también señala el proceso de edificación (Heh. 9, 31). El uso que Pablo hace del verbo "oikodomeo", adquiere un sentido muy importante, como es la constitución de nuevas comunidades cristianas que es la tarea específica de los ap6stoles (2 Cor10, 8) aunque en el parecer de Pablo, también es tarea de todos los cristianos: "por esto, confortaos mutuamente y "edificaos" los unos a los otros como ya lo hacéis (1 Tes. 5, 11).

El término "oikoumene" del que viene directamente la palabra "ecumenismo" sintetiza en silos términos "oikos" y "oikia", pues el primero significa espacio habitado, y el segundo significa familiaridad de los que lo han construido y lo habitan. 22

Los escritores griegos clásicos, como Aristóteles, utilizan el término Oikoumene para oponer la realidad del mundo poblado por los griegos, al espacio que no se sabía si estaba poblado y quienes eran sus habitantes. Por tanto "oikoumene" tiene, en primer lugar, un significado con sentido geográfico.

Al emprender Grecia su aventura imperialista con Alejandro Magno, los griegos toman conciencia de que el mundo habitado era más amplio que lo pensado con anterioridad.

La dimensión antropológica de la apertura humana a los demás seres, se constituye en una nueva experiencia que cristaliza en la conciencia del hombre, donde se percata, que el mundo habitado es más amplio que lo pen­ sado originalmente.

Dentro del nuevo territorio hay formas distintas de comunicarse y expresarse, es decir, hay culturas distintas que entran a formar parte de la nueva "oikoumene".

Lo ecuménico se universaliza en las nuevas tierras y culturas conocidas. Por tanto, Ecumenismo hace referencia en primer lugar a lo geográfico, en segundo lugar, a lo cultural, y cuando Grecia comienza a declinar políticamente, con la muerte de Alejandro Magno, y el imperio se divide en cuatro partes, poco a poco comienza a surgir un nuevo imperio que va a do­minar la cuenca del Mediterráneo. Es el imperio romano

Con el nuevo imperio nace una nueva dimensión del término "oikoumene", esto es, la dimensión política. Está nueva dimensión coincide con los tiempos en que el imperio romano impone su poder a las tierras que bordean, el llamado "Mare nostrum".

Está visión universalizada desde el campo de la política aparece frecuentemente en el nuevo Testamento, coma el lugar donde se debe anunciar el Evangelio, la Buena Noticia. En Mateo 24, 12-24 es el lugar donde se debe proclamar el Reino, que es el mundo entero. En Marcos 13, 10, discurso escatológico, anuncia que es antes que sucedan estás cosas, es necesario que se proclamen la buena noticia a todas las Naciones.

En Lucas, que es el evangelista que más utiliza el término, lo encontramos cuando Cesar Augusto mando por decreto hacer un censo del mundo entero. (Le. 2,1). En las tentaciones de Jesús en el desierto, le muestra los reinos de toda la tierra. (Le. 4, 5). En los Hechos de los Apóstoles, Agabo profetiza el hambre que vendrá sobre toda la tierra. (Heh 11, 28). La gran Artemis es venerada en la provincia de Asia y en el mundo entero. (Heh 19, 27).

El término "oikoumene", en la forma que se utiliza en el NT tiene casi siempre un carácter inclusivo, es decir, que abarca no solo la dimensión religiosa, sino también lo geográfico, lo cultural y lo político.

Por tanto, hablar de ecumenismo significa tener presentes las cuatro dimensiones propias de la existencia humana: la espacial o geográfica, la cultural, la política y la religiosa.

La dimensión espacial nos habla del derecho que tiene toda persona a un espacio para realizar su vida, y en el que las personas se pueden relacionar con la naturaleza y tomar conciencia que hay otros seres con los mismos derechos que uno mismo.

La dimensión cultural tiene que ver con todas las manifestaciones y expresiones, mediante las que, todos los humanos de la tierra manifiestan sus relaciones con los otros y con la naturaleza.

La dimensión política es la forma de institucionalizar el poder en la sociedad, donde se pone de manifiesto, el grado de organización que un pueblo alcanza para sí. Está dimensión se encuentra fundamentada sobre el derecho y el poder, de forma que, cuando el derecho no es apoyado por el poder, el derecho se muestra débil, y cuando el poder no está vigilado por el derecho se cae en la dictadura.

Estás tres dimensiones que abarcan lo geográfico, lo cultural y lo poli­ tico, tienen mucho que ver con el desarrollo de la dignidad persona humana y con toda su riqueza. 23

La dimensión religiosa del ecumenismo surge a raíz de las rupturas de la Iglesia occidental y la oriental y de la ruptura, en el siglo XVI, de las Iglesias cristianas occidentales.

Será en las correspondencias epistolares entre Bossuet y Molanus, y después entre Bossuet y JG Leibniz, cuando se institucionalice el término "ecumenismo", para significar, un camino universal de unión, entre todas la Iglesias cristianas, e incluso de otros movimientos religiosos no cristianos.

Desde la reflexión de estas dimensiones, nace la necesidad de que, en la universalidad de la Iglesia, se abran espacios que unan las diferentes expresiones de vida de la comunidad humana. 24

Es cierto, que, desde esta perspectiva, nos salimos un tanto de los límites del ecumenismo como se ha entendido tradicionalmente, movimiento de unión entre las Iglesias cristianas. Pero, si tenemos en cuenta que la humanidad constituye el "Pueblo de Dios" y la llamada a la salvación es universal, hemos de aceptar que el movimiento ecuménico afecta a toda la humanidad.

El movimiento ecuménico tiene un especial significado al hablar de la unidad de los que confiesan a Jesucristo como el Señor, pero difícilmente te el conjunto de los pueblos de la tierra podría aceptar al Dios de la unidad, si quienes dicen creer en él, no muestran con hechos su vivir en unión fraternal.

Hacia el macroecumenismo.

El ecumenismo, visto de forme universal, afectaría a todo el "Pueblo de Dios", es decir, a todos los hijos del creador. A este ecumenismo se le denomina "Macroecumenismo".

No se trata con este movimiento de llegar a una fusión de religiones, con la perdida de la propia identidad, ni tampoco de la anulación del otro, sino que se trata del acercamiento mutuo para enriquecernos todos dentro de la diversidad.

La oración de Jesús narrada por Juan (Jn. 17) constituye el punto de referencia del movimiento macro ecuménico. No se trata en está unión de una unión cualquiera, sino, del reflejo de la unión que el Padre tiene con Jesús.

Al querer Dios reunir a todos sus hijos, quiere que su unión sea un reflejo del mismísimo misterio de Dios. Entrar en el movimiento macro ecuménico es entrar en un movimiento de unión de toda la humanidad, es un zambullirse en el amor de Dios, abierto a toda la humanidad.

Desde ahí, queramos o no, hay que comenzar lo que se está llamando el otro movimiento ecuménico. Es decir, no solo debe partirse desde las iglesias instituciones, desde los teólogos o desde la base, sino también, y muy particularmente, desde ese estilo de vida alternativo con que explota cada mañana nuestra tierra.

Monseñor José Antonio Infantes Florido, 25 en sus reflexiones sobre el ecumenismo declara: "hay también un nuevo concepto de ecumenismo en profundidad. Ecumenismo va a significar de aquí en adelante, una actitud constante y abierta de no cerrarse en un círculo y de no excluir a nadie del mismo. Lo cual no obsta para el concepto de verdadera Iglesia. Porque nada hay más opuesto al concepto de verdadera Iglesia que el concepto de circulo férreo" 26

Un proyecto ecuménico popular, con apertura universal, comienza a abrirse en torno a Jesucristo. Es la expresión comunitaria que reúne en torno a Jesús a judíos y gentiles, hombres y mujeres, pobres y ricos, sabios e ignorantes. Para el Nazareno la "buena nueva" consistía en la llegada del Reino, y este Reino es el punto central de la unión de toda la humanidad, y que "ya está en medio de nosotros". (Le 17, 20-21).

Por tanto, la unidad que Jesús pidió para sus discípulos estaba en función de que el mundo creyese en el anuncio de la "buena nueva", y por tanto la unidad no se constituye en un absoluto, sino que lo preferente es el Reino.

El proyecto ecuménico popular toma cuerpo a partir del momento en que, en situaciones concretas, hombres y mujeres de todas las convicciones se unen para hacer realidad lo que Jesús nos aportó, es decir, el Reino.

Es cierto, que muchas veces no se ve claro esa presencia del Reino, pero el Reino no viene aparatosamente, no se podrá decir: "está aquí o está allí" (Le. 17, 20-21), y decirlo será una presunción humana. Lo cierto es, que, a partir de criterios de caridad, de libertad y de amor a los pobres se puede esperar que en estos movimientos se de la cercanía de Dios.

Ahora bien, es justamente la proximidad de Dios lo que caracteriza la presencia de Reino en los pueblos de toda la tierra. Aquí está el fundamento para hablar del "Macroecumenismo" y del camino hacia una religión universal, que es hacia donde camina toda la humanidad con su cabeza, Cristo, cuando Él sea todo en todos.

Juan Bosch dirá con acierto: "Siempre ha acompañado al movimiento ecuménico la convicción de que la unidad de la Iglesia, no es algo que termina en ella misma, sino que está llamada a ser fermento de unidad para toda la humanidad. Por ello, junto a la irrenunciable tarea de resolver las cuestiones doctrinales que separan las Iglesias, la lucha por transformar la realidad del mundo dividido, marcado por las rupturas a causa de la guerra, la pobreza, las injurias, la degradación del medio ambiente, constituyen también uno de los signos distintivos del ecumenismo". 27

Por tanto, el ecumenismo no solo debe buscar la unidad de las Iglesias, sino que debe hacer un mundo más habitable, donde la persona humana puede realizar en plenitud las dimensiones esenciales de su existencia. No tendrá mayor significado el ecumenismo, si parte de la humanidad no encuentra un mundo habitable.

La unión de todos los hijos de Dios, es decir, el Pueblo de Dios será irrealizable humanamente, si el movimiento ecuménico no es capaz de llegar mediante la oikoumene a una tierra habitable para todos los hombres.

La Iglesia de Jesús se abre así, de forma universal a toda la humanidad. El movimiento ecuménico, desde sus cuatro dimensiones, tiene un especial significado en la unidad, que se centra y se concentra en la unión de todo el género humano en Jesús, como Señor de toda la creación.

El "Macroecumenismo", acercamiento de todos los hombres para llegar a una religión universal, y por tanto a la unión; más que un empeño de hombres es un empeño de Dios.

El camino hacia la religión universal tiene un doble fundamentado: en primer lugar, en la acción del Espíritu Santo, que es quien conduce e inspira el movimiento macroecuménico; y, en segundo lugar, porque la historia humana está impulsada por su propio devenir a llegar a un movimiento de convergencia y de encuentro de toda la humanidad.

Desde estos horizontes, se profundiza en la fe en un solo Dios, y el monoteísmo trinitario adquiere una fuerza racional, a través de la cual, se hace más comprensible la religión universal. 28

La Iglesia, que se define como sacramento de salvación universal para los hombres en Jesucristo, es el lugar de plenitud salvífica. Dios, el inagotable, se manifiesta de forma progresiva a los hombres, dentro del proceso histórico que nos lleva a la Parusía. En este proceso, el misterio del Dios trinitario, se hace apertura total a la humanidad, pero está, incapaz de captar la inmensidad, solo a sorbos pequeños se adentra en la apertura universal de Dios.

El Dios sin horizontes es lo contrario a todo hermetismo, y el Macroecumenismo no es una canonización del pluralismo confesional, sino que es una forma de gozar de los distintos grados de pertenencia a la Iglesia dentro de la humanidad

Pablo VI en la encíclica "Ecclesiam Suam", en el apartado tercero, donde se habla de la Iglesia y el mundo, presenta una estratificación de la humanidad, donde está, con distintas intensidades puede encontrar "ecos" de Dios.

La inmensidad adimensional de Dios en su misterio se constituye en el centro motor del amor divino, misterio inefable del don de sí mismo, donde todo ser tiene su fundamento.

Del centro adimensional surge una fuente divina que empapa todos los estratos y los diviniza. Es la humanidad de Cristo. En Cristo Jesús la humanidad y la divinidad se abrazan en una sola persona, de forma que la divinidad queda humanizada y humanidad queda divinizada. La participación de la humanidad en la divinidad de Cristo, es la que debe llevar a los humanos a la expresión más profunda de la religión universal.

El siguiente estrato vendría constituido por los que profesan la fe en Cristo, coma Hija eterno del Padre. La comunión en la misma fe, en la misma esperanza y en la misma caridad es el fundamento o el principio constitutivo, donde el Pueblo de Dios encontraría la fuerza divina para sobreponerse a lo que separa a los creyentes en Cristo. Las divisiones se quemarían en el fuego del amor y el Evangelio engendraría una nueva vida para encontrarnos todos juntas en la voluntad de Cristo, que quiere que todos se­ amos uno. No más Iglesias cristianas desunidas cuando todos confesamos que Jesús es el Señor.

Otro estrato más extremo, pero formando siempre parte del Pueblo de Dios, pues Cristo los adquirió con su sangre, aunque ellos no lo reconozcan, es la parte de la humanidad que adora al Dios único y Supremo, al mismo que nos referimos todos los cristianos. Está parte del pueblo de Dios está formada por los hebreos, hermanos mayores en el monoteísmo, los musulmanes y las grandes religiones afroasiáticas. En todos ellos hay valores espirituales y morales que deben acercamos a ellos en fraternidad y libertad. Aunque sus formulaciones estén muy lejos de las nuestras son hijos del Mismo Dios y Padre.

Un último estrato está constituido por aquellos, y son muchos; que dentro de la humanidad no profesan Ninguna religión o incluso se confiesan ateos. La negación de Dios, ya teórica o práctica, es normalmente equivocada y no responde nunca a las exigencias de la totalidad de la persona. Es un "dogma ciego", que degrada y destruye a la persona, pues es la sofocación de su propio principio que es el Dios vivo. También está humanidad es "pueblo de Dios", pues de él depende creacionalmente y también por ellos murió Jesucristo en la cruz.

Solo cuando no haya diferenciación de hombres en función de su raza, color, religión, sexo; cuando no haya ricos ni pobres, esclavos ni libres, cuando la libertad haya llegado a todos y todos seamos uno en Cristo, entonces y solo entonces habremos llegado a la plenitud del ecumenismo.

Estos círculos concéntricos que ideo Pablo VI coma forma de estar la humanidad en relación a Dios, significa la comunión de Días con la humanidad y la humanidad con Dios y entre sí. De este pueblo universal es Jesucristo la Cabeza que nos injerta en el mismo Dios. "En este sentido, -Dirá Monseñor Infantes Florido- el ecumenismo es tanto coma abrir más y más el circulo, coma acrecentar continuamente los lazos familiares, coma ofrecer a los otros, en todo tiempo, la mano a la fraternidad. Es lógico que haya quedado atrás la idea del ecumenismo coma mero contacto que se tiene en un momento dado y se termina. Toda lo que sea buscar un sentido pleno para la vida de todos los hombres, eso es ecumenismo. Porque el verdadero sentido pleno de la vida está en Dios". 29

Desde esta perspectiva, puede surgir el problema de la identidad institucional de la Iglesia, pero es precisamente este verdadero ecumenismo el que mantiene la identidad institucional, pues la identidad de la Iglesia es el mantenerse coma signo de salvación universal, por eso, el elemento constante del ecumenismo será la unidad en la universalidad.

El ecumenismo en la Diócesis canariense

El ecumenismo coma camino de unidad implica el compromiso de to­dos los cristianos. Se impone el despojarse de sí mismo, el liberarse de los propios apegos, el dejar el mundo de las propias seguridades para con una sana indiferencia, generadora de libertad, indagar la voluntad de Dios. Debemos roturar la tierra de nuestros corazones para que la llovizna de la acción del Espíritu penetre hasta lo más hondo de nuestro ser.

La unidad en el ecumenismo, solo es posible, si arranca de la conversión del corazón y de la santidad de vida, 30 junto con una actitud orante al estilo de Cristo que oro al Padre con ardor la víspera de su muerte: "Padre que todos sean uno" (Jn. 17, 21).

La conversión del corazón, desde el reconocimiento humilde de nuestros pecados y los ajenos lleva a la comunión con Dios ya la apertura a nuestros hermanos, lo que implica que el caminar por la senda del ecumenismo lleva la exigencia de vivir en una radical fidelidad al evangelio.

K. Barth afirma: "El camino hacia la unidad de la Iglesia, tanto si parte de un lado, como si parte de otro, no puede ser otro que la renovación. Pero renovación significa arrepentimiento, y arrepentimiento significa conversión, no conversión de los otros sino conversión propia". 31

Solo la permanencia en una actitud cerrada en sí mismo genera "el pecado que es el cáncer de la unión de los cristianos". 32 Mientras que "cuanto más estrecha es la comunión con el Padre, el Verbo y el Espíritu, más íntima y fácilmente podrá aumentar la fraternidad mutua". 33

La comunión de los santos, que profesamos en el símbolo de la fe, se realiza en función del amor a Dios y a los hermanos, y de este amor nace el deseo y la esperanza de la unidad. El amor se constituye, por tanto, en comunión, corriente profundísima que da vida e impulso al proceso de unión. 34

"Este amor, -según Juan Pablo II- halla su expresión más plena en la oración común". 35 Pues en la comunidad orante, Cristo está presente en medio de la comunidad y ora en nosotros, con nosotros y por nosotros.

Es desde la perspectiva del amor universal de Dios, es desde donde se puede captar, en toda su amplitud, la universalidad del movimiento ecuménico.

La Iglesia, y con ella la religión, tienden a ser una y única, como uno y único es el misterio de Dios que las sostiene.

Primeros pasos del ecumenismo en Canarias

El quehacer ecuménico en la Diócesis de Canarias está profundamente ligado en sus comienzos a la figura de Obispo J. A. Infantes Florido, quien impulso el movimiento ecuménico desde que llego a la Diócesis. Diciembre 1967.

Eran los primeros años posconciliares, y los corazones de los creyentes vibraban con la esperanza de la unión de las Iglesias cristianas. Aires frescos venían de Roma y un mundo nuevo parecía comenzar a renacer.

D. Heraclio Quintana presentaba en el Eco de Canarias el miércoles 24 de enero de 1979 un trabajo titulado: "diez años de ecumenismo" (1968- 1978), que correspondía a los 10 años que estuvo Infantes Florido como Obispo de la Diócesis, hasta que fue trasladado a Córdoba. En este trabajo se nos presenta en perspectiva lo que fueron estos 10 años del movimiento ecuménico. 36

Parte D. Heraclio de la vivencia intensa que se tuvo del ecumenismo durante está década, aunque, muchas veces, no exento de problemas. Por eso comparara el movimiento ecuménico en el Espíritu, con el rio Guadíana en su fluir por las tierras de la mancha. Así se expresa D. Heraclio: "el movimiento ecuménico es como un rio subterráneo en el interior de los Espíritus, que corre a un ritmo incontrolable. En cualquier momento puede aflorar a la superficie y en cualquier otro perdérselos de vista". 37

El movimiento ecuménico es una semioscuridad donde las luces y las sombras son constantes. Unas veces parece que la unión es ya una realidad y otras parece ausentarse en la oscuridad. De todas formas, el movimiento ecuménico se encuentra impulsado por el Espíritu Santo y es el quien lo llevara a término.

Confiados en esa asistencia del Espíritu se crea una Comisión de sacerdotes y seglares, cuyos primeros trabajos van a cristalizar en la edificación del templo ecuménico, "el Salvador", en la playa de Ingles, que se inauguró el año 1971.

El Templo, cuya finalidad es la acogida de los turistas que visitan las Islas para descansar, es el espacio donde se anima a los fieles a vivir su fe durante el tiempo de su permanencia, en comunión con sus respectivas comunidades, sacerdotes y pastores. Son momentos de diálogo abierto y de enriquecimiento cultural y Espiritual. Así el Templo se constituye en un lugar privilegiado para el quehacer ecuménico de la Diócesis. Lugar de encuentro de distintas Iglesias cristianas procedentes de toda Europa.

Entre las Iglesias que utilizan los servicios del Templo ecuménico están: la católica de las distintas Naciones europeas como (España, Francia, Irlanda, Inglaterra, Italia, Holanda, etc.), Iglesias de otras confesiones cristianas como (Luterana, Evangélica, La Escandinava, Holandesa Reformada, etc.). Cada una de ellas tiene su sacerdote o pastor responsable de la comunidad.

Según la información del Rector del templo, el Rvdo. D. Jesús Marques, a lo largo de la semana se realizan distintas celebraciones, cultos y reuniones, y actividades culturales y lúdicas. El Templo dispone también de salón multiuso que posibilita todo tipo de encuentros.

En distintos momentos del año se realizan celebraciones ecuménicas, como son: celebración por la Paz, el 31 de diciembre, día de san Silvestre, Octavario de oración por la unión de los cristianos, Vía Crucis interconfesional, el Viernes Santo, etc.

También hay momentos para el Macroecumenismo, encuentro con musulmanes y judíos y otras personas que, en momentos existenciales profundos, buscan dar sentido a su vida. Es en esta realidad del Templo donde se concretiza el quehacer ecuménico de la Diócesis, en donde irradian esperanzas en la oración y en el sentimiento.

Los actos ecuménicos se inician en el año 1968 con una gran celebración de la Palabra en la Santa Iglesia Catedral. A partir de ésta celebración ha habido siempre dos celebraciones, una al principio y otra al fin de la semana por la unión de los cristianos.

Un dato digno de reseñar, en el ecumenismo de la Diócesis, es que el movimiento ecuménico no se cierra sobre si, sino que se abre como un cauce natural para dar paso de inmediato al diálogo interreligioso, o lo que es lo mismo, al movimiento macro ecuménico.

Bullía en aquellos tiempos en el corazón de la Diócesis, el buscar caminos de encuentro entre todas las confesiones religiosas. Con singular importancia destaca el p. Heraclio el encuentro celebrado en el "gabinete Literario" con la participación de las comunidades locales no cristianas: "japonesa, árabe, india, judía, cuyos cónsules y responsables acogieron la idea entusiásticamente y organizaron un verdadero espectáculo de música, canci6n e imagen, además de ilustrarnos con sendas disertaciones sobre las vivencias religiosas en sus respectivos países". 38

Por el templo ecuménico han pasado personalidades de las distintas confesiones religiosas. Pero lo más importante, por ser lo menos institucional, son los contactos interconfesionales que se realizan fuera de la semana de la oraci6n por la unidad. El encuentro empapado en libertad y espontaneidad hace que el Templo se constituya en la casa de todos, donde la sonrisa abre la puerta, el diálogo fluye como comunicaci6n y comunión, la disponibilidad se hace ofrecimiento entre uno y otros, en definitiva, es en encontrarse con la casa habitable para todos. Aquí el misterio trinitario de Dios se constituye en el punto central de la unidad. Hay una captación de la voluntad del Padre que quiere reunir a todos sus hijos entorno a su Hijo Unigénito.

En estos momentos de presencia divina en medio de la comunidad se hace patente el eco de la llamada a la conversión, que no está en que unos con­ viertan a otros, sino en convertirnos todos a la verdad total.

Una serie de entrevistas, a las que he tenido acceso, marcan también el pensamiento del movimiento ecuménico en la Diócesis. En el año 1975 Margarita Sánchez Brito entrevista, en la Hoja del Lunes, Al Obispo Infantes Florido, a la pregunta sobre el momento actual del ecumenismo responde: "nos encontramos pasando lo que se llamaría el deshielo (...) una etapa histórica, que gracias a Dios está ya anunciando una primavera de encuentros mejores y más profundos. Yo diría que nos encontramos, sobrepasando el deshielo y los sentimientos, en la etapa del encuentro a otro nivel más profundo".

Este nivel más profundo es el nivel del encuentro y del diálogo teológico, en él se da el intercambio de investigaciones y aportaciones mutuas. Se de­ be profundizar en el centro doctrinal propiamente revelado y se debe limpiar el Dogma de todos los dogmatismos.

A una nueva pregunta de la periodista, interesándose si han aparecido signos nuevos en el ecumenismo, responde con agilidad, dejando traslucir sus profundas convicciones ecuménicas: "si, la amistad. Hay mucha más amistad y más afecto. (... ). Se ha ganado mucho en la amistad, en el diálogo, en la comprensión, en la oración, y yo diría también, en la respuesta a las motivaciones que el Espíritu Santo está teniendo en todo el mundo".

En esta entrevista la amistad se abraza con la caridad rompiendo fronteras para irrumpir en la acción, y así estar todos más unidos al lado de los más pobres y más necesitados. La caridad nos adentra en lo profundo del ser, donde la caridad se funde con la verdad. Ahí desaparecen todas las apariencias y en el amor de Dios se descubre toda la verdad de Cristo, tal como él la ha revelado.

El año 1980, cuando ya había cambiado de sede episcopal D. José Antonio Infantes Florido, nos encontramos con una nueva entrevista de Margarita Sánchez Brito, en este caso con el Rector del Templo, que en estos momentos era, D. Francisco Martel, quien presenta, en primer lugar, el momento ecuménico que está viviendo la Diócesis. Después de señalar el carácter singular de las Islas por el fenómeno turístico, intenta remarcar con toda claridad, como el ecumenismo es una de las vocaciones más profundas de las Islas. "Ninguna otra región de España, como la nuestra, está mejor preparada para realizar el tema del Ecumenismo".

La situación en que se encuentra el movimiento ecuménico en los años ochenta, es la toma de conciencia de que la Iglesia católica debe salir al encuentro de las demás Iglesias. Pablo VI abre las puertas del Vaticano y las puertas de otras Iglesias se le abren a él.

A la pregunta que le hace la periodista ¿el ecumenismo es un reto de la Iglesia? D. Francisco Martel responde: “Si, lo es. La Iglesia ya no puede parar. La Iglesia tiene que agotar todos los medios y confiar en que no son los seres humanos los que van a abrir el camino. Pero, si nos toca sudar hasta el final para que después el Espíritu Santo abra la puerta, que no sabemos cuál es, una puerta hay allí, pues está es la voluntad de Jesús cuando dice, ‘que todos sean uno’. Y la voluntad de Jesús debe realizarse”.

Canarias es un lugar inmejorable para vivir el movimiento ecuménico. Aquí se da el espacio para el encuentro de las distintas confesiones religiosas de las Naciones del mundo. Aquí se vive la amistad en diálogo, aquí se regenera el pensamiento y se abre a los demás. Aquí las Iglesias se abren al Amor, que es la puerta fundamental, por donde toda la humanidad se encontrara.

Los últimos horizontes sobre el ecumenismo, en nuestra Diócesis, los tenemos de manos del rector del templo, D. Jesús Marques. En un artículo del 18 de julio de 2005, titulado: Experiencia ecuménica en el plan trienal, constata como las nuevas condiciones existenciales del hombre de hoy, han llevado, en algunas zonas turísticas, a una estrecha convivencia entre hermanos de diferentes confesiones cristianas y de otras religiones.

El templo del Salvador se constituye en el lugar, por excelencia, donde se aviva la dimensión Espiritual de la persona, donde se vive plenamente la fe, donde se alimenta la comunión fraterna, donde el diálogo se abre para todos y con todos. En definitiva, es el lugar donde reina la alegría familiar de los hijos de Dios.

Estás celebraciones y encuentros es lo que se conoce como ecumenismo de base. Aquí, manifiesta D. Jesús Marques se ha superado, de alguna forma, lo de "separados", se intenta quemar etapas para que la unidad sea una realidad, esto lleva a convivir en armonía y tolerancia, como un adelanto de la unión de las Iglesias oficiales y libres de Europa. "Es un quemar etapas, para que la unidad se realice lo antes posible. Hay susurros que se preguntan ¿por qué no?, ¿qué nos falta? Nos sentimos todos uno". Es la ilusión del Pueblo de Dios por vivir la unión fraternal.

El pensamiento ecuménico del obispo Infantes Florido.

El alma mater del movimiento ecuménico posconciliar en la Diócesis, sin duda alguna, fue el Obispo D. José Antonio Infantes Florido, que nos dejó su pensamiento en las exhortaciones, que cada año hacía en enero, con motivo de la semana por la unión de los cristianos.

En carta escrita el 18 de enero de 1968 manifiesta su deseo de cumplir el compromiso católico en todos sus aspectos, es decir, en todo lo que se refiere a la oración, al mutuo conocimiento, al mutuo respeto y al diálogo fraterno y constructivo.

La voluntad de Cristo (Jn. 17, 21) se hace cada día más imperiosa, y el Espíritu Santo hace cada día más viva la promesa de que ese momento histórico debe llegar. Estamos en tiempos de rogar al Señor intensamente para que se produzca la deseada unidad. Esto lo decía convencido de la unción cristiana que habíamos recibido y de nuestra inserción en Cristo por el Bautismo.

En el Bautismo nos hemos unido a Cristo y formamos su cuerpo místico, fundamentando nuestro nuevo ser. Pero el transcurso de los tiempos, la unidad se ha ido destruyendo por la dispersión cristiana.

Cristo es uno y fuente de unidad, y exige que todos vivamos unidos, hasta el punto de formar todos una familia revestida de Cristo, donde "ya no hay judío, ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, todos seremos uno en Cristo Jesús" (Gal. 3, 28). Pero por desgracia "la división ha penetrado en la base de la sociedad, en el centro de la familia, encontrándonos situaciones en que la fe, lejos de anudar a los esposos por el Sacramento del Matrimonio, es precisamente lo que los divide". 39

Todos somos cooperadores de Dios (Cf. l Cor 3, 9), por lo que estamos llamados a ser constructores de unidad.

El camino a seguir, según Infantes Florido, para conseguir está unidad, no puede ser otro que la Sagrada Escritura, en ella podemos caminar a la plenitud de la verdad divina, y en este camino hay un maestro de la Verdad, que es el Espíritu Santo, que es el que enseña a la comunidad de fieles congregados en comunión. La Sagrada escritura no es solo para escucharla, sino también para vivirla y desarrollarla, y sobre sus cimientos construir la Unidad en la Verdad. 40

Pero si la Sagrada Escritura es el camino, la Eucaristía es la Plenitud. La llamada del amor nos compromete a todos en acciones de futuro, la cooperación intereclesial de estar al lado de los pobres y los marginados de nuestra sociedad, afirma los lazos del entendimiento y de la cordialidad. Pero el punto clave de la unidad está en la intercomunicación eucarística.

"Es aquí, -Dirá monseñor Infantes Florido- en la Eucaristía, donde más se siente el desgarro de la Iglesia, es en la mesa del Señor donde destacan los puestos vacíos, sin duda alguna porque se reconoce que la Eucaristía es el culmen y la meta de la sacramentalidad eclesial". 41 Y por ser meta y culmen no puede ser algo inmediato.

El trabajo ecuménico es un trabajar para un futuro cierto e incierto a la vez, dirá el Obispo. Incierto, porque no sabemos ni el día ni la hora. Cierto, porque es el mismo Espíritu el que impele hacia la Unidad. No importan los éxitos ni los fracasos, debemos proseguir en nuestros esfuerzos. Por ello mirando al campo recuerda la siembra y la siega en las siguientes palabras: "El ecumenismo forma también parte de la singular labranza de Dios. Nuestra aportación personal es necesaria en lo que, en términos evangélicos, llamaríamos la siembra; pues la semilla -la Palabra y la Gracia- crece por si sola. Tiene su fuerza intima, germinal, sin que dependa de nosotros ni el crecimiento ni la maduración". 42

Un nuevo aletear del Espíritu Santo está dando origen a ciertos barruntos ante las nuevas formas de Espiritualidad, que se ponen de manifiesto en los movimientos carismáticos, en las comunidades pentecostales, en el florecimiento del estudio sobre los místicos, todo ello indica las inquietudes por llegar a la plenitud de la vida Espiritual, con el deseo firme de conocer y amar mejor al Espíritu Santo.

El horizonte parece clarear y la vigilancia debe acechar a lo que se mue­ ve dentro y fuera de la Iglesia. Hay una nueva frontera que abrir, un nuevo campo que explorar que nos puede llevar a la plenitud de la de la libertad y de la verdad y en ellas confesar que Cristo es el Señor. 43

En el año 1975, en la exhortación, con motivo de la semana de oraci6n por la unidad de los cristianos, Infantes Florido, entrevé un incierto grado de unión, entre los cristianos, por el que debemos dar gracias a Dios.

"Nos conocemos más, nos respetamos, nos reunimos en oración y diálogo, tomamos conciencia cada vez más clara de la incomprensi6n de nuestros enfrentamientos pasados, sentimos el deseo de la reconciliaci6n, se responde con prontitud a las inspiraciones del Espíritu Santo en variedad de carismas y mociones en pro del movimiento ecuménico; en fin, se toma conciencia de responsabilidad en todos los niveles a cerca de la unidad cristiana". 44 Toda ello se debe conservar en Espíritu de amor y de fraternidad, mientras llega el momento deseado.

El año 1976 el titulo la exhortaci6n se presenta con tintes alarmantes: "Difícil momento del Ecumenismo". Pero, la exhortación coma tal se abre con un grito de esperanza: "No sería el ecumenismo un camino abierto por el Espíritu Santo si no llevara consigo la esperanza. Es decir, que la meta de la Unidad está ahí, la tenemos frente a frente, coma Hamada apremiante y coma realización posible". 45

La causa del momento difícil por el que pasa el ecumenismo, según el Señor Obispo, se debe: "a que se ha tornado como punto de llegada lo que no es más que un respiro", por eso invita a reemprender la marcha con nuevos bríos.

Nuevamente, en el año 1977, se hace reflejo de esos ánimos bajo el símbolo de la semilla oculta. 46 No podemos, en el camino ecuménico, dar lugar al cansancio ni al desánimo. A nosotros lo que nos pide el Señor es el esfuerzo de sembrar.

La sensación de que damos vueltas a una noria cansina, sin agua y sin estimulo que la mueva, debe ser superada. No podemos escondernos en la inutilidad del esfuerzo del mito de Sísifo.

Nuevas aspiraciones deben nacer en la mente y en el corazón para hacer posible la unidad tan deseada.

El año 1978, la Semana de la Unidad de los Cristianos, tiene un nuevo contexto. El catolicismo, en España deja de ser la religión del Estado, y todas las confesiones religiosas serán iguales ante la ley. Esto supone que el tema del ecumenismo en España, debe ser enfocado desde nuevas perspectivas, en relación a la nueva situación, que se va a vivir en nuestra Nación.

La conciencia, de que detrás de los posibles articulados constitucionales, existe el hecho religioso en sí, lleva a promocionar el hecho religioso, lo que desemboca en un concepto más amplio del ecumenismo, que es lo que hemos llamado el macro ecumenismo. No son momentos de miedo ni de temor, sino que es la hora cumbre de la evangelizaci6n del mundo moderno. Es la apertura universal del ecumenismo a todos los hombres de buena voluntad.

El pensamiento del obispo Infantes Florido no queda cerrado en las exhortaciones citadas, su pensamiento tiene horizontes mucho más amplios, hasta el punto que el gusto por el ecumenismo, va con él a donde el Señor lo lleve, es decir, que el obispo Infantes Florido, siente su vocación ecuménica en el "hondón" de su ser, e ira progresando y ensanchando los cauces por don­ de la humanidad pueda encontrarse.

En la revista Ecclesia publica un artículo, que después se recogerá en el libro "Iglesia y Actualidad", titulado el "otro" ecumenismo, donde pone claramente de manifiesto que el ecumenismo no ha seguido la evolución prevista, sino que ha sido un movimiento de sorpresas, comenzó con una confrontación de credos y ahora nos encontramos con una encrucijada que gravita sobre dos centros, el de las cuestiones doctrinales y religiosas y el de la calidad de vida y los derechos humanos. Desde aquí, querámoslo o no, hay que comenzar lo que se llama el otro movimiento ecuménico. Que debe partir, no so­ lo, de las instituciones, iglesias y teólogos sino también desde el estilo de vida alternativo que explota cada mañana en nuestra tierra. La tarea en pro de la unidad cristiana se ve interpelada por la situación del mundo de hoy y del hombre que se ha movido. "Por ello, -dice Infantes Florido- el ecumenismo debe hacer un alto, para situarse en un nuevo horizonte, y reflexionar sobre lo que está sucediendo: el desplazamiento de todo un mundo asentado sobre una determinada antropología". 47

Hay, por tanto, un nuevo posicionarse en el concepto de ecumenismo, en cuanto el concepto de ecumenismo no es algo definitivamente hecho, ni definitivamente comprendido. El elemento constante del ecumenismo será siempre la Hamada a la unidad en la universalidad. Pero está actitud estará siempre en revisión, para que también pueda encajar en la unidad, ese otro elemento propio de la universalidad que es la pluralidad. 48

Dos llamadas urgentes laten en el ecumenismo de nuestros días:

1ª) Tratar a los demás como queremos que ellos nos traten a nosotros, en un diálogo abierto y fraterno.

2ª) Tomar conciencia de que todas las religiones del mundo deben ponerse al servicio de la vida y de la paz, desde la opción por los más débiles.

Concluiremos diciendo, que el ecumenismo no busca solamente el diálogo y la unión de las Iglesias cristianas, sino que tiene un sentido mucho más amplio en la unión de toda la humanidad. El término ecumenismo debe desarrollarse en sus cuatro dimensiones: geográfica, cultural, política y religiosa. Debemos reconocer que estamos ante una nueva forma de posicionarnos ante el ecumenismo.

Como consecuencia de esta nueva concepción del ecumenismo se debe tener presente que hay otros espacios abiertos al ecumenismo como son el ecumenismo ecológico y el ecumenismo de la emigración.

El ecumenismo no es una meta, sino un camino. La meta es el fin del camino, que es la unión de toda la humanidad entre sí y con Dios.


EL AUTOR:
Emiliano Tiburcio Moreno, Profesor del ISTIC, sede de Gran Canaria
Mirando al Ecumenismo. Cuarenta años después del concilio Vaticano II. Almogaren 37 (2005)

BIBLIOGRAFÍA:

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NOTAS: 
  1. Cf. JAVIERRE, A. M. Promoci6n conciliar de/ diálogo ecuménico. (Madrid 1966)
  2. Cf. GUITTON, J. Diálogo con los precursores. Madrid 1963
  3. Cf. GONZALEZ MUNANA, M. Hacia la Pascua de la unidad. (Córdoba 1997) 100s
  4. Cf. THILS, G. Historia doctrinal de! movimiento ecuménico (Madrid 1968)
  5. Cf. GONZALEZ MUNANA, M. Hacia la Pascua Pg100-101
  6. Ibidem 103
  7. U.R. I
  8. Cf. 3ª Asamblea Ecuménica de las Iglesias. Varios. Movimiento ecuménico Madrid 1966
  9. 3ª Asamblea de Nueva Delhi. Madrid 1966
  10. El padre Paul Couturier nace en Lyon el 29 de julio de 1881 y muere en Lyon el 24 de marzo de 1953. Fue ordenado sacerdote en 1906. En la década de los años recibió en su casa a numerosos refugiados rusos que huían de Rusia a Occidente. En el trato con dichos emigrantes descubrió la riqueza de la espiritualidad de aquellos emigrantes ortodoxos.
  11. Dz 1686-1687
  12. Texto citado por GONZALEZ MUNANA en Hacia la Pascua de... Pág. 13.
  13. Cf. Lumen Gentium n° 15.
  14. Ibidem n° 16.
  15. Cf. URn°1
  16. Ibidem n°2
  17. Ibidem n° 22
  18. Ibidem n°10
  19. Cf. UR n° 11
  20. Ibidem 13-23.
  21. Cf. DE SANTA ANA, J. Ecumenismo y Liberaci6n Madrid 1987.
  22. También se debe tener en cuenta que hay otros términos, con las mismas raíces griegas, que indican la marcha de la casa y su economía. Así tenemos la palabra oikonomos, que sería el mayordomo, y el término oikonomia, que sería la función del mayordomo prever las necesidades de la casa.
  23. Cf. DE SANTA ANA, J, Ecumenismo ... Pg. 18-20
  24. Hay abundancia de textos bíblicos apoyando está direcci6n. Cf. Ex 22, 20-26. Le 4,25-27.
  25. Monseñor José Antonio Infantes Florido fue Obispo de la diócesis de Canarias desde diciembre de 1967- 1978. Después es nombrado Obispo de la diócesis de Córdoba hasta su jubilación. Fallece en noviembre de 2005.
  26. INFANTES FLORIDO, J. A Iglesia y actualidad (Córdoba 1992) pg.29.
  27. BOCH, J. y MARQUEZ, C. 100 Fichas de Ecumenismo (Burgos 2004) Ficha 11.
  28. RATZINGER, J. Fe, Verdad y Tolerancia (Salamanca 2005). Se refleja claramente en esta obra del Papa Benedicto XVI, la perspectiva hacia la religión universal única, concretada en el cristianismo, como religión donde se sintetiza la fe y la razón. El cristianismo, realiza una desmitologización, que lleva a la victoria del conocimiento y al mismo tiempo al resplandor de la verdad. Por esta razón, el cristianismo debe considerarse como universal, y, por tanto, dirigido a todos los pueblos.
  29. INFANTES FLORIDO, J. A. Iglesia y ... pg. 30.
  30. UR 8
  31. BARTH, K. Reflexiones sur le deuxieme concile du Tiztican II Ginebra 1962.
  32. SANCHEZ VAQUERO, J. Ecumenismo. Manual de Formaci6n Ecuménica. (Madrid 1968).
  33. Cf. UR n° 7
  34. Cf. Ut Unum sint (29).
  35. Ibidem
  36. QUINTANA, Heraclio. El Eco de Canarias. (24 enero 1979)
  37. QINTANA, Heraclio, Eco de ... 24 enero 1979.
  38. QUINTANA, Heraclio, El eco de... 24 enero 1979
  39. INFANTES FORIDO; J. A. Boletín del Obispado de Canarias. Enero 1969, pg53
  40. Cf. INFANTES FLORIDO, J. A. Boletín de! Obispado de Canarias. Enero 1971, pg. 73
  41. INFANTES FLORIDO, J. A. Boletín del Obispado de Canarias. Enero 1972 pg. 22
  42. Ibidem. Enero 1973 pg. 59
  43. Cf. INFANTES FLORIDO Boletín de la Di6cesis de Canarias. Enero 1974, págs. 73-76
  44. INFANTES FLORIDO, J. A. Boletín de la Diócesis de Canarias. Enero 1975, pg. 81
  45. INFANTES FLORIDO, J. A. Boletín de la Diócesis de Canarias. Enero 1976, pg. 10
  46. Cf. INFANTES FLORIDO, J.A. Boletín de la Diócesis de Canarias. Enero. 1977 pg. 17-19
  47. Cf. INFANTES FLORIDO, J.A. Iglesia y actualidad (Córdoba 1992) pgsll-14.
  48. Ibidem págs. 30-31


AGENDA – PRÓXIMOS ACTOS


HOY 1 JULIO 2023

21’00 horas

Oración de la Luz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca, 52
HORTA (Barcelona)

21’00 horas

Oración al estilo Taizé
Cripta Iglesia San Francisco de Asís, c/ San Francisco
TARRAGONA

2 julio 2023 – 20’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Parroquia de San José, avd. Lluis Pericot, 2
GIRONA

3 julio 2023 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

3 julio 2023 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

4 julio 2023 – 21’00 horas

Oración Taizé
Parroquia de Santa María, c/ Rectoría, 1
VILANOVA I LA GELTRÚ (Barcelona)

7 julio 2023 – 13’00 horas

Encuentro virtual amistad y oración
Organiza Comunidad Ecuménica Horeb-Carlos de Foucauld
Link= https://meet.jit.si/horebfoucauld
COSTA RICA, MÉXICO Y EL SALVADOR


7 julio 2023 – 14’00 horas

Encuentro virtual amistad y oración
Organiza Comunidad Ecuménica Horeb-Carlos de Foucauld
Link= https://meet.jit.si/horebfoucauld
COLOMBIA Y PERÚ

7 julio 2023 – 15’00 horas

Encuentro virtual amistad y oración
Organiza Comunidad Ecuménica Horeb-Carlos de Foucauld
Link= https://meet.jit.si/horebfoucauld
CUBA, PARAGUAY, PUERTO RICO Y VENEZUELA

7 julio 2023 – 16’00 horas

Encuentro virtual amistad y oración
Organiza Comunidad Ecuménica Horeb-Carlos de Foucauld
Link= https://meet.jit.si/horebfoucauld
ARGENTINA, BRASIL, CHILE Y URUGUAY

7 julio 2023 – 21’00 horas

Encuentro virtual amistad y oración
Organiza Comunidad Ecuménica Horeb-Carlos de Foucauld
Link= https://meet.jit.si/horebfoucauld
ESPAÑA Y SUECIA

7 julio 2023 – 21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca, 52
HORTA (Barcelona)

7 julio 2023 – 21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca, 52
HORTA (Barcelona)

7 julio 2023 – 21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

8 julio 2023 – 20’00 horas

Oración Taizé
Parroquia de San Bartolomé, c/ Mayor, 3
LA SÉNIA (Tarragona)

9 julio 2023 – 18’00 horas

Oración de Taizé
Cripta Iglesia San Antonio María Claret, c/ Ramada, 14
VIC (Barcelona)

10 julio 2023 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

10 julio 2023 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

10 - 14 julio 2023

Encuentro "El Espinar 2023"
Casa Hermanos Maristas "Fuentenueva". Carretera Guadarrama, km 5,5
SAN LORENZO DE EL ESCORIAL (Madrid)

11 julio 2023 – 21’00 horas

Oración Taizé
Parroquia de Santa María, c/ Rectoría, 1
VILANOVA I LA GELTRÚ (Barcelona)

14 julio 2023 – 21’00 horas

Oración grupo Taizé
Iglesia San José, c/ Colón 231
TERRASSA (Barcelona)

14 julio 2023 – 21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca, 52
HORTA (Barcelona)

14 julio 2023 – 21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

15 julio 2023 – 21’00 horas

Oración al estilo Taizé
Cripta Iglesia San Francisco de Asís, c/ San Francisco
TARRAGONA

17 julio 2023 – 19’00 horas

Oración al estilo Taizé
Parroquia de San Martín, plaza de la Iglesia, plaza de la Iglesia s/n
ARENYS DE MUNT (Barcelona)

17 julio 2023 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

17 julio 2023 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

18 julio 2023 – 21’00 horas

Oración Taizé
Parroquia de Santa María, c/ Rectoría, 1
VILANOVA I LA GELTRÚ (Barcelona)

21 julio 2023 – 21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca, 52
HORTA (Barcelona)

21 julio 2023 – 21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

22 julio 2023 – 17’00 horas

Encuentro de Oración por la Unidad
Parroquia de la Asunción. Gavilán, 1137 FLORES
BUENOS AIRES (Argentina)

24 julio 2023 – 20’45 horas

Oración al estilo de Taizé
Parroquia Madre de Dios de los Dolores, calle Begur, 10
BARCELONA

24 julio 2023 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

24 julio 2023 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

25 julio 2023 –

Oración común al estilo Taizé
Capilla parroquia María Auxiliadora, paseo San Juan Bosco, 70
BARCELONA

25 julio 2023 – 21’00 horas

Oración Taizé
Parroquia de Santa María, c/ Rectoría, 1
VILANOVA I LA GELTRÚ (Barcelona)

28 julio 2023 – 21’00 horas

Oración común de Taizé
Iglesia de San Miguel, plaza del Rector Homs s/n
TERRASSA (Barcelona)

28 julio 2023 – 21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca, 52
HORTA (Barcelona)

28 julio 2023 – 21’00 horas
Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

29 julio 2023 – 21’30 horas

Oración al estilo Taizé
Convento de Hermanas Carmelitas de la Caridad Vedruna, c/ Doctor Furest
CALDES DE MALAVELLA (Girona)

30 julio 2023 – 18’30 horas

Oración Común. Taizé
Parroquia de Santa María, c/Joan Puig, 3
RUBÍ (Barcelona)

31 julio 2023 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

31 julio 2023 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)































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