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miércoles, 6 de enero de 2021

JÓVENES DE TAIZÉ

 


Taizé grita junto al Papa por los descartados del coronavirus: "Más que nunca, nos necesitamos unos a otros"

CLAVES:
  • “Evitemos reducir a Dios a nuestros conceptos”, sostiene el hermano Alois
  • “Sí, en medio de las difíciles realidades del período actual, es posible percibir razones para la esperanza, e incluso a veces para esperar contra toda esperanza”
  • “Cuando nos acercamos a los más desprovistos: personas sin hogar, ancianas, enfermas, o solas, niños en dificultad, personas con discapacidades, migrantes… Las circunstancias de la vida pueden hacernos a todos vulnerables. Y la pandemia está exponiendo las fragilidades de nuestra humanidad”
  • "Ante la llegada de tantos migrantes y refugiados, acoger a una persona o a una familia exiliada puede dar un impulso a nuestras parroquias y comunidades"
  • "Podemos centrarnos en nuestras diferencias, sobre nuestros desacuerdos y nuestros malentendidos. O podemos optar por unir fuerzas para el bien, es decir, para proteger la dignidad de cada ser humano y la belleza de la creación"

Vivimos tiempos de muerte, miedos, encierros. El coronavirus ha puesto negro sobre blanco la desnudez del rey-ser humano, nuestra fragilidad. Y, sin embargo, "en medio de las difíciles realidades del período actual, es posible percibir razones para la esperanza, e incluso a veces para esperar contra toda esperanza". Éste es el mensaje lanzado por la comunidad de Taizé a través de su prior, el hermano Alois, al término de la peregrinación de confianza que este año debía celebrarse en Turín y que la pandemia convirtió en un masivo acto de oración interreligiosa virtual, con un mensaje claro: "Más que nunca, nos necesitamos unos a otros".

En su mensaje, titulado "Esperar a tiempo y a destiempo", el prior de Taizé anima a “estar atentos a los signos de esperanza” frente a “estos tiempos de convulsiones e incertidumbres” en los que avanza la precariedad en todo el mundo.

“Son necesarias decisiones políticas valientes”, reclama el hermano Alois, quien reivindica “la solidaridad y la amistad social” para “salvaguardar nuestra casa común, que es la tierra, “un don que Dios nos confía para que cuidemos de ella”.

Artesanos de la paz

“Nos hemos vuelto más conscientes de las estructuras de injusticia, a menudo heredadas de la historia. Y desafortunadamente, no siempre se ha ejercido el poder para servir al bien de todos. Ante tales abusos, la frustración y la ira son comprensibles. ¿Quién tendrá la audacia de ser artesano de justicia y paz, más allá de las divisiones que socavan nuestras sociedades?”, se pregunta Alois en su mensaje, en el que apuesta por “la transición ecológica” como eje de trabajo en Taizé.

“Sí, en medio de las difíciles realidades del período actual, es posible percibir razones para la esperanza, e incluso a veces para esperar contra toda esperanza”, constata el religioso, quien aboga, junto al Papa, a reunirse con “aquellos que han hecho opciones de vida diferentes, con cristianos de otras confesiones, con creyentes de otras religiones, con personas agnósticas o ateas que estén también comprometidas con la fraternidad y el compartir”.

Porque esta es otra de las palabras claves: fraternidad. “Cuando nos acercamos a los más desprovistos: personas sin hogar, ancianas, enfermas, o solas, niños en dificultad, personas con discapacidades, migrantes… Las circunstancias de la vida pueden hacernos a todos vulnerables. Y la pandemia está exponiendo las fragilidades de nuestra humanidad”.

“Más que nunca, nos necesitamos unos a otros”, destacó Alois, volviendo a echar mano de ‘Fratelli para reclamar que “hagamos todo lo posible para pasar de la competición a la cooperación”.

Avanzamos a ciegas

“Evitemos reducir a Dios a nuestros conceptos”, añade el prior de Taizé, que admite que “somos buscadores sedientos de amor y de verdad” pero que, a veces, “todos avanzamos a menudo a ciegas”. Una ceguera que se cura con la fe, “una confianza muy sencilla en Dios”, como solía decir el hermano Roger, fundador de la Comunidad.

Sencilla, pero que obliga a “cambiar la mirada” para “presentir que, secretamente, como por una atracción misteriosa, Cristo continúa hasta el fin de los tiempos reuniendo en el amor de Dios a toda la humanidad y al universo entero. Y nos asocia a su misión”.

Amar a nuestros enemigos

“Nos asocia a ella juntos, en Iglesia. Esto implica que estemos dispuestos a ensanchar nuestra amistad a todos. Cristo nos pide amar incluso a nuestros enemigos; su paz reconcilia incluso naciones enfrentadas”, insiste el religioso, quien ofrece tres sugerencias:
  • Para humanizar nuestras sociedades, necesitamos una escucha mutua que vaya al encuentro de los antagonismos y nos enseñe a caminar juntos con nuestras diferencias. La Iglesia está llamada a buscar el diálogo, a salir al encuentro de todos. Quienes viven sin referencia a una comunidad cristiana, ¿estarán dispuestos, también ellos y ellas, a entrar en diálogo con la Iglesia?
  • Ante la llegada de tantos migrantes y refugiados, acoger a una persona o a una familia exiliada puede dar un impulso a nuestras parroquias y comunidades. A menudo, personas que no frecuentan la Iglesia están dispuestas a participar en esta acogida. Esta es la experiencia que hemos tenido en Taizé durante los últimos años, al acoger a migrantes de varios países, junto con los habitantes de nuestra región inmediata.
  • Ser un lugar de acogida implica estar a la escucha de las personas más vulnerables. Y en muchos sitios, las Iglesias deben hacer progresos para proteger la integridad de todos. En ocasiones se han desarrollado en su seno estructuras de poder que han causado sufrimientos físicos, psíquicos y espirituales. En Taizé también, continuamos en este tema con nuestro trabajo por la verdad (www.taize.fr/protection).
"Dejemos que Cristo renueve nuestra mirada: por él reconocemos más claramente la dignidad de cada ser humano y la belleza de la creación; la esperanza, lejos de ser una confianza ingenua, nace y renace porque está enraizada en Cristo; una alegría serena nos llena y con ella el valor de asumir las responsabilidades que Dios nos confía sobre la tierra”, finaliza.

La presidenta de la Comisión Europea hace suyo el discurso de FranciscoÚrsula von der Leyen, a los jóvenes de Taizé: "Ninguno se salva solo, nos necesitamos"

"Nadie se salva solo". "Nos necesitamos unos a otros, para poner fin a la pandemia, para construir una economía más verde y más justa, para poner fin a la destrucción de la creación". La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, intervino en la "peregrinación de la confianza virtual" de la Comunidad de Taizé, y lo hizo con un mensaje calcado al que el Papa Francisco ha universalizado en 'Fratelli Tutti' y en sus expresiones durante la pandemia del coronavirus. . 

“Nunca como este año hombres y mujeres de todo el mundo se dieron cuenta de cómo nuestros destinos están entrelazados. Compartimos la misma fragilidad. Todas nuestras vidas han cambiado por la pandemia de una forma u otra. Y todos nuestros países deben afrontar las consecuencias del cambio climático", recalcó la presidenta de la CE, quien insistió en que "podemos centrarnos en nuestras diferencias, sobre nuestros desacuerdos y nuestros malentendidos. O podemos optar por unir fuerzas para el bien, es decir, para proteger la dignidad de cada ser humano y la belleza de la creación". 

Sufrimiento transformado en solidaridad

“En una época de grandes desafíos para Europa y el mundo sería fácil desesperarse", añade Von der Leyen. Sin embargo, "como nos recordó el hermano Alois, los signos de esperanza provienen de todos los rincones de la tierra. Innumerables hombres y mujeres han dedicado su tiempo e incluso han arriesgado sus vidas para ayudar a los ancianos, los enfermos y los solitarios. Los jóvenes de todas las nacionalidades se han movilizado por nuestro planeta. Y aquí en Europa, hemos decidido unir fuerzas para apoyar a los países más afectados por la pandemia. Este año de sufrimiento se ha convertido en un año de solidaridad”.

Kirill, Bartolomé, Welby o Krieger también enviaron mensajes, así como el secretario de la Federación Literaria Mundial, el reverendo Martin Junge, el secretario del Foro Cristiano Mundial, Casely Baiden Essahmuah, y el secretario general interino del Consejo Mundial de Iglesias, el padre Ioan Sauca

Por su parte, tras el mensaje de Francisco, otros líderes religiosos también han querido enviar un mensaje a la peregrinación de la confianza virtual de Taizé. Así, el patriarca de Constantinopla, Bartolomé, recordó que 2020 "ha traído consigo incertidumbre, sufrimiento y tristeza". "En el amanecer de 2021 estamos viendo finalmente el brillo de una luz, pequeña y frágil, una salida de la crisis que todavía tendremos que esperar pacientemente", subraya el líder ortodoxo.

Dios nunca deja de abrazarnos

Estas crisis, añade, "especialmente cuando son tan globales, son reveladoras de la fragilidad de nuestra humanidad y nuestra profunda dependencia del amor de Dios que nunca deja de abrazarnos, incluso cuando hemos dejado de creer".

Para Kirill, patriarca ortodoxo ruso, se pregunta "¿Cómo podemos tener esperanza cuando la pandemia lleva casi un año causando sufrimiento físico, psicológico y espiritual y una crisis con profundas consecuencias socioeconómicas? "¿Qué sentido tienen nuestras oraciones, ya que no parecen afectar al resultado de la epidemia?".

La respuesta está en la fe: "La esperanza cristiana surge directamente de una entrega total de uno mismo, de la vida y de la obra en las manos de Dios; sólo entonces nos daremos cuenta de que su luz no se debilitará en la oscuridad de este mundo".

"No tengáis miedo", pidió el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, en su mensaje. "En todo el mundo, la gente se enfrenta a la amenaza invisible en forma del virus Covid-19 que, sin embargo, se hace visible en la enfermedad y el sufrimiento." "En estas circunstancias, puede surgir el miedo: miedo a la enfermedad y a la muerte, o a nuestro futuro y bienestar. Sin embargo, recordemos el mensaje del ángel: un mensaje de consuelo y alegría: "No tengas miedo".

Finalmente, el pastor Christian Krieger, presidente de la Conferencia de Iglesias Europeas (Kek), abre a los jóvenes el horizonte de todos los desafíos que atraviesan el mundo, desde la crisis sanitaria a la emergencia climática, el resurgimiento de las tensiones internacionales, hasta la tragedia de las migraciones, con la urgencia de encontrar cuanto antes "una respuesta humana a nuestros hermanos y hermanas que se ahogan en el mar Mediterráneo". "Frente a las consecuencias sociales y económicas de la actual crisis de la pandemia", escribió Krieger, "los cristianos tienen la vocación de ser portadores de confianza y testigos de esperanza".

También enviaron mensajes el secretario de la Federación Literaria Mundial, el reverendo Martin Junge, el secretario del Foro Cristiano Mundial, Casely Baiden Essahmuah, y el secretario general interino del Consejo Mundial de Iglesias, el padre Ioan Sauca.


FUENTE:
Jesús Bastante
https://www.religiondigital.org/




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