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martes, 3 de enero de 2017

CONCIERTO DE MÚSICA JUDEO-CRISTIANA

La Delegación episcopal de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de Zaragoza nos facilita la siguiente información:


SHALOM - PAZ 

El próximo 4 de enero tendrá lugar en la Parroquia de San Miguel de los Navarros, de Zaragoza, un Concierto organizado por la Delegación Episcopal de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso con el título “Shalom-Paz” que comenzará a las 20'30 horas de la tarde. 

En su realización ha participado la Asociación “Sefarad-Aragón”, institución de reconocido prestigio en nuestra Comunidad Autónoma. El objetivo de la actividad es un acercamiento al pueblo hebreo y reconocer las raíces judías de nuestra propia historia y del cristianismo. El programa incluye canciones y salmos de la Sinagoga así como temas sefardíes cantados por aquellos judíos obligados a abandonar España (Sefarad) en 1492, que todavía mantienen la lengua y las costumbres del siglo XV y han favorecido su difusión por todo el mundo. 

Habrá también un tiempo dedicado a la plegaria hecha canto por los millones de personas, mayoritariamente hebreos, que murieron víctimas de un régimen ateo y materialista como el nazismo, condenado con radicalidad en las visitas de los Pontífices al Memorial Yad Vashem, de Jerusalén y que es el mayor centro del mundo dedicado a que las nuevas generaciones no olviden el horror de la Shoá (más conocido como el Holocausto) y jamás vuelva a repetirse nada similar en ningún lugar del mundo. 

Jonathan Kohan llevará la voz cantante de un concierto en el que también participa el Dúo Almira (compuesto por Paula Jiménez e Isabel González, dos jóvenes promesas del fagot y la flauta travesera, de proyección internacional) junto a Ignacio Navarro Gil, maestro carillonista y organista y a Víctor Manuel de San Martín, Director y también organista. 


Separar el cristianismo de la fe de la Alianza con Israel significaría rechazar la verdad de la intervención de Dios en la historia y comprometer la universalidad del Cristianismo que fue prometida a Abrahán. Sin sus raíces judías la Iglesia correría el peligro de perder su anclaje en la historia de la salvación. El Papa Francisco afirma que “una mirada muy especial se dirige al pueblo judío, cuya Alianza con Dios jamás ha sido revocada, porque «los dones y el llamado de Dios son irrevocables» (Rm 11,29)". 

Si bien algunas convicciones cristianas son inaceptables para el judaísmo y la Iglesia no puede dejar de anunciar a Jesús como Señor y Mesías, existe una rica complementación que nos permite leer juntos los textos de la Biblia hebrea y ayudarnos mutuamente a desentrañar las riquezas de la Palabra así como compartir muchas convicciones éticas y la común preocupación por la justicia y el desarrollo de los pueblos ("Evangelii Gaudium", 247-249).

El próximo 4 de enero tendrá lugar en la Parroquia de San Miguel de los Navarros, de Zaragoza, un Concierto organizado por la Delegación Episcopal de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso con el título “ShalomPaz” que comenzará a las 20.30 horas de la tarde. 

En su realización ha participado la Asociación “Sefarad-Aragón”, institución de reconocido prestigio en nuestra Comunidad Autónoma. 

El objetivo de la actividad es un acercamiento al pueblo hebreo y reconocer las raíces judías de nuestra propia historia y del cristianismo. 

El programa incluye canciones y salmos de la Sinagoga así como temas sefardíes cantados por aquellos judíos obligados a abandonar España (Sefarad) en 1492, que todavía mantienen la lengua y las costumbres del siglo XV y han favorecido su difusión por todo el mundo. 

Tanto San Juan Pablo II como los Papas Benedicto XVI y Francisco han subrayado la necesidad del diálogo entre cristianos y judíos (a los que repetidamente citan como nuestros “hermanos mayores”) y que recibió un gran impulso con la Declaración “Nostra aetate” del Concilio Vaticano II, que se ocupó de las relaciones con las religiones no cristianas y dio un giro copernicano a la visión que los cristianos teníamos hasta entonces sobre los judíos. 

Habrá también un tiempo dedicado a la plegaria hecha canto por los millones de personas, mayoritariamente hebreos, que murieron víctimas de un régimen ateo y materialista como el nazismo, condenado con radicalidad en las visitas de los Pontífices al Memorial Yad Vashem, de Jerusalén y que es el mayor centro del mundo dedicado a que las nuevas generaciones no olviden el horror de la Shoá (más conocido como el Holocausto) y jamás vuelva a repetirse nada similar en ningún lugar del mundo. 

Se da la circunstancia personal que, del mismo modo que el Papa ha expresado sus preferencias cinematográficas en alguna entrevista personal, también ha compartido que una de sus obras artísticas preferidas es “La crucifixión blanca”, del artista judío Marc Chagall, que se sitúa en el contexto del sufrimiento del pueblo judío en la historia y, más concretamente, en la Shoá o exterminio de los hebreos por la maquinaria de muerte del nacionalsocialismo, aun cuando la obra fuera pintada en 1938 en la intuición de lo que parecía irremediable. 

Por ello, se hará memoria en el concierto de las víctimas del Holocausto ya que el 27 de enero de cada año se conmemora el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto y para la Prevención de los Crímenes contra la Humanidad, pues fue en esa fecha cuando se produjo la liberación por los aliados del campo de Auschwitz-Birkenau y el mundo reconoció una realidad infernal que muchos negaron e incluso siguen negando o revisando en la actualidad. 

Cuando el integrismo religioso amenaza la convivencia y periódicamente vivimos acciones contra las comunidades judías de Europa a pesar de la demencial experiencia vivida durante la Segunda Guerra Mundial, el Papa Francisco recalca repetidamente que un cristiano nunca puede ser un antisemita, sobre todo teniendo en cuenta las raíces judías del cristianismo. 

En su visita de mayo de 2014 a Yad Vashem el Papa escribió en el Libro de Honor: “con la vergüenza de que el hombre, creyéndose dios, haya sacrificado a sí a sus hermanos. ¡¡Nunca más!! ¡¡Nunca más!!”. 

Afortunadamente, en el momento histórico del Holocausto hubo muchos cristianos y cristianas que se jugaron la vida como los diplomáticos aragoneses Sanz Briz y Romero Radigales y salvaron la de miles de personas condenadas a la muerte segura de los campos de concentración y las cámaras de gas, muchas de ellas de origen sefardí. En ellos se cumple el texto del Talmud que dice que “quien salva una vida salva al universo entero”. Por eso se les ha reconocido como Justos de las Naciones. 

Jonathan Kohan llevará la voz cantante de un concierto en el que también participa el Dúo Almira (compuesto por Paula Jiménez e Isabel González, dos jóvenes promesas del fagot y la flauta travesera, de proyección internacional) junto a Ignacio Navarro Gil, maestro carillonista y organista y a Víctor Manuel de San Martín, Director y también organista, ambos estrechamente vinculados a la Parroquia zaragozana que acoge el evento y que mantiene desde hace años un grupo de reflexión, oración y diálogo con otras confesiones cristianas no católicas. 

Kohan se encuentra de gira por Europa para conciertos e impartición de cursos y es el jazán o cantor litúrgico de la Sinagoga de Rosario (Argentina) y habitual en Conciertos de carácter interreligioso. 

Las dos componentes del Duo Almira se han formado en el Centro Superior de Música del País Vasco y en Alemania y tienen un largo recorrido como concertistas de repertorio clásico y moderno. 

Se da la circunstancia de que la Parroquia de San Miguel de los Navarros se encuentra a escasos metros de lo que fue la gran judería zaragozana, que tenía su principal Sinagoga en parte de lo que hoy es el Real Seminario de San Carlos, muy cerca también de unos baños muy desconocidos aunque muy bien conservados que ojalá pudieran ser recuperados un día para disfrute de todos.

Una de las más relevantes figuras del pensamiento hebreo es Ibn Paquda, judío zaragozano del siglo XI y autor del famoso tratado “Los deberes de los corazones”, escrito en árabe y traducido a muchos idiomas, con más de doscientas ediciones, joya de la literatura judía y universal y reflejo de la búsqueda humana por la perfección en un camino interior de desarrollo personal y espiritual. 

El Concierto tiene lugar en plena celebración de la Navidad cristiana, inmediatamente antes de la Epifanía o manifestación de Dios a toda la Humanidad. Cristianos y judíos tenemos en común la espera del Mesías. Ellos, por vez primera. Nosotros, en su segunda venida, la definitiva y gloriosa. 

Los católicos estamos llamados de modo especial al acercamiento y comprensión del mundo judío tal y como ha reiterado el Papa Francisco y expuesto con claridad la Comisión para las Relaciones Religiosas con los Judíos, que se ocupa de intensificar la dimensión teológica del diálogo judío-católico desde 1974 y ha promovido numerosos encuentros y publicaciones. 

Durante las últimas décadas se ha acrecentado la conciencia clara de que cristianos y judíos son irrevocablemente interdependientes y que el diálogo mutuo, por lo que concierne a la teología, no es una cuestión optativa sino un deber. Judíos y cristianos pueden enriquecerse recíprocamente con su amistad mutua. 

Separar el cristianismo de la fe de la Alianza con Israel significaría rechazar la verdad de la intervención de Dios en la historia y comprometer la universalidad del Cristianismo que fue prometida a Abrahán. Sin sus raíces judías la Iglesia correría el peligro de perder su anclaje en la historia de la salvación. 

El Papa Francisco afirma que “una mirada muy especial se dirige al pueblo judío, cuya Alianza con Dios jamás ha sido revocada, porque «los dones y el llamado de Dios son irrevocables» (Rm 11,29). La Iglesia, que comparte con el judaísmo una parte importante de las Sagradas Escrituras, considera al pueblo de la Alianza y su fe como una raíz sagrada de la propia identidad cristiana (cf. Rm 11,16-18). Los cristianos no podemos considerar al judaísmo como una religión ajena, ni incluimos a los judíos entre aquellos llamados a dejar los ídolos para convertirse al verdadero Dios (cf. 1 Ts 1,9). Creemos junto con ellos en el único Dios que actúa en la historia y acogemos con ellos la común Palabra revelada”.

Para el Santo Padre, “el diálogo y la amistad con los hijos de Israel son parte de la vida de los discípulos de Jesús. El afecto que se ha desarrollado nos lleva a lamentar sincera y amargamente las terribles persecuciones de las que fueron y son objeto, particularmente aquellas que involucran o involucraron a cristianos”. 

Un Pontífice especialmente conocedor del mundo hebreo ha escrito que “Dios sigue obrando en el pueblo de la Antigua Alianza y provoca tesoros de sabiduría que brotan de su encuentro con la Palabra divina. Por eso, la Iglesia también se enriquece cuando recoge los valores del judaísmo. Si bien algunas convicciones cristianas son inaceptables para el judaísmo y la Iglesia no puede dejar de anunciar a Jesús como Señor y Mesías, existe una rica complementación que nos permite leer juntos los textos de la Biblia hebrea y ayudarnos mutuamente a desentrañar las riquezas de la Palabra así como compartir muchas convicciones éticas y la común preocupación por la justicia y el desarrollo de los pueblos ("Evangelii Gaudium", 247-249)”.

Delegación Episcopal de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso 
Zaragoza, 14 de diciembre de 2016



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