PENTECOSTÉS ECUMÉNICO EN BIESCAS

"ROMERÍA DE LAS CRUCES"

DOMINGO DE PENTECOSTÉS 

SANTA ELENA 

(BIESCAS- Huesca)

Domingo de Pentecostés

Romería de las Cruces a la ermita de Santa Elena. 15/05/2016

“1 Al llegar el día de Pentecostés continuaban todos reunidos en el mismo sitio. 2 De pronto, un estruendo que procedía del cielo y avanzaba como un huracán invadió la casa en que estaban congregados. 3 Vieron luego una especie de lenguas de fuego que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos. 4 El Espíritu Santo los llenó a todos, y en seguida se pusieron a hablar en distintos idiomas según el Espíritu Santo les concedía expresarse.” (Hechos 2:1-4)

Al llegar el día de Pentecostés… llegamos a la Ermita de Santa Elena, faltaban 15 minutos para la una de la tarde, ya se encontraban reunidas las cruces procedentes de las parroquias de estos valles del Alto Gállego. Hacía viento, no huracanado, pero lo suficientemente fuerte como para agitar los ropajes blancos y las estolas rojas de los sacerdotes, la toga negra y el pecherín blanco del pastor metodista, las cintas rojas y blancas que adornaban las cruces y el estandarte de la Iglesia del Buen Pastor de Sabiñánigo.

Ricardo Mur, párroco de Biscas, sujeta en su mano izquierda una pequeña libreta, en ella tiene anotados los nombres de cada parroquia, comienzas a nombrarlas… “parroquia del El Salvador de Biescas”, que como es tradicional desde hace muchos años encabezará la marcha, y así va nombrado una por una a las 33 parroquias, por último…, “Iglesia de El Buen Pastor de Sabiñánigo”, es el segundo año en que esta iglesia metodista participa en la romería de Pentecostés, fruto, sin duda, a la labor ecuménica que desde hace casi diez años se viene desarrollando en nuestra comarca por el EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO.

De pronto, un estruendo que parece proceder del cielo se comienza a escuchar resonando en las paredes de los montes que circundan la ermita, son las campanas que tocan arrebato, es la hora de iniciar la marcha, sin más dilación comienza a caminar el portador de la cruz parroquial de El Salvado, seguido por todos los demás, detrás de todas las cruces, cierran el séquito los sacerdotes y el pastor. La comitiva atraviesa el estrecho paso que da acceso a la explanada de la ermita, donde son recibidos por la multitud de fieles que participarán en la celebración, sin romper el orden van entrando en el templo y se van situando dentro del altar mayor, cerrado por una verja de forja con una puerta central, los sacerdotes y el pastor se sitúan detrás de la mesa del altar y el párroco que presidirá la misa se viste con una llamativa casulla en tonos rojos.

La sala de la ermita se encuentra totalmente llena, tanto en la nave central como en las cuatro capillas laterales y la parte alta. Comienza la misa con un saludo a los presentes, entre los que se encuentra un grupo llegado desde Girona pertenecientes a la iglesia metodista en esta ciudad. 

En el transcurso de la misa, se van sucediendo los diferentes momentos y participaciones, el coro de Biescas, dos mujeres, una católica y otra protestante, el pastor y un sacerdote en las lecturas, la homilía a cargo del sacerdote que preside, el saludos de la paz, momento en el que los asistentes se saludan y se desean mutuamente la paz, la eucaristía, que fue repartida por los sacerdotes entre los asistentes, y la bendición final.

“El Espíritu Santo los llenó a todos, y en seguida se pusieron a hablar en distintos idiomas según el Espíritu Santo les concedía expresarse.”

En Santa Elena, no se habló en distintos idiomas, salvo los hermanos llegados desde Cataluña, que quizás en algún momento pudieran decir alguna cosa en su lengua materna, o algún altoaragonés que expresase alguna cosa en panticuto, la lengua de nuestra tierra. Esto no fue un problema, pues el Espíritu Santo hizo posible el milagro de la comunicación entre hermanos que durante siglos han vivido de espaldas o agrediéndose, el Espíritu Santo nos enseña a vivir respetando y compartiendo diferentes modos de expresar nuestra fe común. Es verdad que aún no nos es posible compartir la Mesa del Señor, y resulta doloroso, al menos así debemos sentirlo, pero también es verdad que no está lejos el día en que se derrumben los muros que hemos levantados los cristianos a lo largo de siglos, ese día que esperamos, nos sentaremos como una familia a la mesa, una sola y multicolor familia.

Después de los actos religiosos, se pudo disfrutar del precioso entorno natural, donde se compartió la comida, los postres, la charla y el disfrute. 

Vivimos un feliz día guiados por el Espíritu.

Daniel Vergara

Pastor Iglesia Metodista "El Buen Pastor" Sabiñánigo