El Papa y el imán de Al Azhar ponen fin a diez años de desencuentros entre Roma y el Islam sunnita. El papa Francisco recibió este lunes día 23 de mayo en el Vaticano con un abrazo fraternal al imán Ahmed al Tayeb de la mezquita Al Azhar de El Cairo, la máxima autoridad del islam sunita, una reunión considerada histórica tras diez años de tensiones. Este encuentro nos lo ilustra y completmenta el artículo que a continuación publicamos del Teólogo y Ecumenista nuestro buen amigo y colaborador el profesor Dr. Pedro Langa Aguilar, OSA.
«El encuentro es el mensaje»
La visita el pasado lunes 23 de mayo de 2016 del gran imán de la Universidad Al Azhar, Ahmad Muhammad Al-Tayyib, al papa Francisco encierra puntos relevantes relativos al panorama político internacional y al diálogo interreligioso. Habrá quien la compare con el encuentro de Kirill y Francisco en La Habana sin advertir de las diferencias entre ecumenismo y diálogo interreligioso. Y me temo que tampoco falten los amigos de establecer baremos de resonancia plural, según tendencias y gustos en el análisis. Pero ya que estamos en ello, bueno será tener presentes unos datos elementales para mejor encuadrar el tema.
Cordial saludo del papa Francisco al gran imán de la
Universidad Al Azhar, Ahmad Muhammad Al-Tayyib, durante la visita
de este al Vaticano el lunes 23-V-2016 (Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano)
La Universidad Al Azhar es, por de pronto, la institución académica y religiosa de mayor autoridad del Islam sunita. El Islam, religión de los musulmanes fundada por Mahoma en el siglo VII, tiene dos ramas principales: los sunitas u ortodoxos -sunna, tradición-, seguidores de los primeros califas sucesores de Mahoma, y los chiítas, seguidores del yerno de Mahoma, Alí.
Sus diferencias doctrinales y políticas son notables. Los sunitas representan el 90% del mundo musulmán, con 1.200 millones de fieles. Los chiítas, en cambio, son sólo unos 100 millones. Estos últimos, que derivaron en el fundamentalismo, sobre todo tras la revolución en Irán de Jomeini en 1979, tienen un ayatolá, líder espiritual con poderes ejecutivos en el Estado. Esta figura no existe entre los sunitas, para quienes la religión no ostenta el poder temporal en la sociedad civil.
El actual gran imán de Al-Azhar y rector de la Universidad Al-Azhar, Ahmad Muhammad Al-Tayyib, tiene ahora 70 años. Es de enero de 1946. Ocupa el cargo desde 2010. Y la Universidad Al Azhar es considerada por la mayoría de los musulmanes sunníes como la escuela más prestigiosa. Es, en todo caso, la segunda universidad más antigua del mundo con funcionamiento ininterrumpido, tras la Universidad Qarawyyin de Fez en Marruecos. De lo cual se desprende que sobran comparaciones entre los encuentros de La Habana y este del Vaticano: aunque puedan existir semejanzas, las diferencias son enormes.
Encuentro histórico y esperado el del pasado lunes, ciertamente, sobre todo desde que en el año 2011 la Universidad Al Azhar interrumpió el diálogo con la Santa Sede por entender como «indebida injerencia occidental» las declaraciones de Benedicto XVI sobre la necesidad de proteger a los cristianos en Egipto y Oriente Medio, pronunciadas tras el atentado contra la Catedral copta de Alejandría a principios de ese año. Relaciones que ya venían siendo difíciles desde su discurso en Ratisbona en 2006. El Papa y el Gran Imán han tenido la oportunidad de encontrarse diez años después de todo aquello y concluir ahora el diálogo con un efusivo abrazo.
El portavoz vaticano, padre Federico Lombardi, calificó el coloquio –duró unos 30 minutos- de «muy cordial». Precisó también que ambos «han revelado el gran significado de este encuentro en el cuadro del diálogo entre la Iglesia católica y el Islam», deteniéndose luego en los temas «del compromiso común de las autoridades y de los fieles de las grandes religiones para la paz en el mundo», en «el rechazo de la violencia y del terrorismo» y en «la situación de los cristianos en el contexto de los conflictos y las tensiones en Oriente Medio y su protección».
El saludo del Papa al Gran Imán dejó el titular del día: «El encuentro es el mensaje».
Después de la reunión privada de ambos líderes religiosos, las delegaciones entraron en la biblioteca para el saludo. Francisco regaló a Al-Tayyib el medallón del olivo de la paz, clásico regalo suyo a huéspedes insignes, en el que se representa un olivo naciendo de una roca. Agregó a este una copia de su encíclica Laudato Si’. El encuentro, en privado, se llevó a cabo con la ayuda de un solo intérprete, Yoannis Lahzi Gaid, sacerdote católico copto y canonista egipcio y desde 2014 segundo secretario personal del Papa.
Acompañaba al Gran Imán una importante delegación compuesta por el profesor Abbas Shouman, subsecretario de Al Azhar; el profesor Mahmaoud Hamdi Zakzouk, miembro del Council of Senior Scholars de la Universidad y director del Centro para el Diálogo de Al Azhar; el juez Mohamed Mahmoud Abdel Salam, consejero del Grand Imán; el profesor Mohie Afifi Afifi Ahmed, secretario general de la Academia para la investigación islámica; el embajador Mahmoud Abdel Gawad, consejero diplomático del Gran Imán; Tamer Tawfik, consejero y Ahmad Alshourbagy, segundo secretario. Acompañada igualmente a la delegación el embajador de la República Árabe de Egipto ante la Santa Sede, Hatem Seif Elnasr.
Terminada la entrevista, tuvo lugar en dependencias anejas a la misma biblioteca papal un encuentro entre el Gran Imán y su séquito y una delegación vaticana, guiada por el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, y por el secretario del mismo dicasterio, monseñor Miguel Ángel Ayuso Guixot, con quienes departieron luego, antes de abandonar el Palacio Apostólico a las 13 horas.
La Universidad Al Azhar, con más de diez siglos de vida, es la mayor autoridad islámica de Egipto y una de las que gozan de mayor difusión e influencia en el mundo suní
Al Azhar es, según arriba dejo dicho, el centro de estudios y jurisprudencia islámico de referencia para los suníes y hasta su sede egipcia llegan muchos musulmanes de todo el mundo para aprender el Corán y las enseñanzas del profeta Mahoma. El pasado febrero representantes de la Santa Sede, entre ellos el citado monseñor español Ayuso Guixot, visitaron esta prestigiosa institución egipcia, la que más del islam suní, para invitar al Gran Imán a reunirse con Francisco en el Vaticano. La verdad es que la Santa Sede llevaba trabajando en este posible, y ahora ya logrado, encuentro desde febrero.
Al Azhar se considera paradigma del islam moderado y, de hecho, Ahmad Muhammad Al-Tayyib ha alzado en numerosas ocasiones su voz contra la versión fundamentalista del islam que defiende el autodenominado Estado Islámico. Condenó, por ejemplo, el atentado contra la sede parisina del semanario 'Charlie Hebdo' y recordó a la comunidad internacional que las «atrocidades» del IS vulneran las enseñanzas de Alá y su profeta.
Asimismo, Al Azhar organizó en diciembre de 2014 una cumbre internacional en El Cairo, con participación de representantes chiíes y cristianos, en la que se condenó al IS, al que el Gran Imán llegó a describir como «satánico y salvaje», calificándolo como una organización que ha hundido Oriente Próximo «en un estado de confusión sin precedentes», y aclaró que viola con sus actos las enseñanzas del islam y de su profeta Mahoma.
En febrero una delegación vaticana viajó a la Universidad de Al Azhar, en el Cairo, expresando el deseo del Papa de encontrarse con el imán Ahmad Muhammad Al-Tayyib «para iniciar de manera oficial la reanudación del diálogo bilateral entre la Santa Sede y la mayor institución académica y religiosa de mayor autoridad del Islam suní». La invitación fue entregada en persona a las autoridades de la universidad, de mano del obispo Miguel Ángel Ayuso Guixot, secretario del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso. Las relaciones se habían enfriado en enero de 2011, después de que Benedicto XVI, tras un atentado contra los coptos en Alejandría, declarara que era «una necesidad urgente para los Gobiernos de la Región adoptar medidas eficaces de protección para las minorías religiosas, a pesar de las dificultades y las amenazas». Dichas palabras fueron interpretadas por El Cairo como una injerencia política, y provocaron por parte del Gobierno egipcio la retirada de su embajador ante la Santa Sede. La universidad de Al Azhar optó, a su vez, por interrumpir sus relaciones con el Vaticano.
Francisco y Al Tayyib dejaron ayer atrás el frío clima creado entonces para redescubrir el espíritu de amistad y comprensión que gracias a sus predecesores, san Juan Pablo II y el imán Mohammed Sayyed Tantawi, se había instaurado después del 2000, cuando los dos líderes religiosos se abrazaron justo igual que ahora sus sucesores.
Después del encuentro, el Papa eligió Twitter para enviar un comentario: «En un mundo dividido, comunicar con misericordia significa contribuir a la cercanía entre los hijos de Dios». (Papa Francesco ✔@Pontifex_it. 13:00 - 23 Maggio 2016). Francisco acaba de derribar así otro muro, esta vez el de las tensiones con el mundo musulmán. Acaban de esta manera los años marcados por el hielo en las relaciones bilaterales. El encuentro en sí –lo ha dicho el Papa y razón que le sobra- representa un hecho histórico fundamental para el diálogo. Seguro que no pasará desapercibido, ni es probable que caiga en saco roto.
La visita, por otra parte, constituye un hito más en el creciente desarrollo del espíritu dialógico del Concilio Vaticano II. Un espíritu, por lo demás, circunscrito a la teología de las religiones, evidentemente, aunque su faceta más a mano, la que más se ve y más mediática resulta por lo menos, sea tal vez la política. Con todo y con eso, repito, donde más poso va a dejar esta visita con el paso del tiempo será en la positiva actitud de la Iglesia católica con el islam. Cuando el Estado Islámico perpetra esos horrorosos atentados que todos deploramos y condenamos y ante los que Occidente sobre todo reacciona con indignación y la emprende preguntándose dónde están los movimientos, los grupos de influencia, las instituciones superiores del Islam que no alzan su voz contra semejantes atrocidades, ni tratan de hacer algo por cortar en seco tan deplorable conculcación de los derechos humanos, habrá que andarse con cuidado de no generalizar ni frivolizar en tales apreciaciones.
Una visita como esta, en fin, viene a poner de relieve cuánta clarividencia y cuánto coraje y cuánto empeño se dieron cita en el Concilio Vaticano II a la hora de sacar adelante, frente a tanta oposición entonces desatada, la declaración «Nostra Aetate». Acontecimientos históricos como el de esta visita que acabo de comentar constituyen un monumento que se alza y un cántico que se entona, sin duda, a los buenos oficios de la «Nostra Aetate». Gozosa realidad, después de todo, por la que debemos congratularnos y, dentro de nuestras posibilidades, las que fueren, promover, estimular y dar a conocer con entusiasmo y de manera incansable en el ámbito ecuménico.
El gran imán de la Universidad Al Azhar, Ahmad Muhammad Al-Tayyib manejando
la edición de la encíclica “Laudato Si”, con que le acaba de obsequiar el papa Francisco
(Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, 23-V-2016)
Prof. Dr. Pedro Langa Aguilar, OSA
Teólogo y ecumenista
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