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Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

martes, 29 de septiembre de 2015

PLURALISMO Y ECUMENISMO

PLURALISMO Y ECUMENISMO.


"Juan le dijo: "Maestro, vimos a uno que hacía uso de tu Nombre para expulsar a los espíritus malos, pero se lo prohibimos porque no anda con nosotros". Jesús contestó: "No se lo prohíban, ya que nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí.

El que no está contra nosotros, está con nosotros. Y cualquiera que les dé de beber un vaso de agua porque son de Cristo y llevan su nombre, les aseguro que no quedará sin recompensa". (Marcos 9, 37-42).

Jesús, hoy día, en Evangelio dominical, sigue formando a sus apóstoles, a los que quiere dejar encargada su Iglesia, mientras otros distintos predican el Evangelio y expulsan a los demonios. Lo mismo hoy, al lado de la Iglesia católica, Iglesia de los apóstoles, otros predican el Evangelio, sanan los enfermos y se agrupan en Iglesias de diversas denominaciones.

Esta evangelización al lado de la Iglesia, o rival de la Iglesia, tiene muchos aspectos positivos. Si otros evangelizan, tal vez, se deba a que mucha gente no se siente acogida y alcanzada por la evangelización de nuestra Iglesia. Si se forman Iglesias separadas y la gente va a ellas, tal vez será porque la Iglesia católica tiene mucho que reformar en su manera de ser, porque numerosos católicos no toman en serio el Evangelio, porque los feligreses se han acostumbrado a no tomar iniciativas, dejando que los sacerdotes y religiosas lo hagan todo, o tal vez, porque el pueblo tiene la impresión de que la Iglesia nuestra está más del lado de los ricos. Lo que Cristo nos quiere decir hoy es que si gracias al empeño de otras Iglesias, los pobres superan sus vicios y descubren lo que es una comunidad cristiana, debemos alegrarnos.

Sin embargo, hay varias cosas, que nos preocupan de parte de estas otras Iglesias. Su propaganda , que utiliza a veces medios poco evangélicos, como presionar indebidamente a un enfermo, o calumniar a la Iglesia católica. Es más grave, todavía, que cada Iglesia escoja los textos del Evangelio que más le interesan, parcelando el Evangelio, y haciéndose cada uno y otros su propia religión, siendo cristiano a su manera.

Hay muchos que insisten en el miedo a Dios y a sus castigos, basándose en las páginas más antiguas de la Biblia y, con esto, dan la espalda o dejan de lado el espíritu del Evangelio.

También se encierran en sus lugares de culto, lejos del mundo y de la historia de la humanidad, así olvidan que la voluntad del Padre es salvar al mundo, y se les hace difícil ser personas libres y abiertas a todo lo bueno.

Pero hay que reconocer, que nosotros mismos, mostramos a veces los mismo errores que criticamos en ellos. Por eso, Jesús nos dice hoy:

"El que no está contra nosotros está con nosotros".

Con estas palabras Jesús nos advierte contra el sectarismo, contra una falta de pluralidad y también de ecumenismo. Incluso, el sectarismo lleva a la consecuencia de falta de pluralismo y ecumenismo.

El sectarismo es una falta de espíritu y de universalidad. Se dio y se da. Lo vemos en las ideologías, en otras causas, también dentro de la Iglesia y consecuentemente en la evangelización.

El sectarismo es una tentación permanente de grupos comprometidos, desde los políticos hasta algunas comunidades cristianas. Hasta uno mismo tiene esta tentación a ponerse sectario.

Hay un afán en los seres humanos por querer monopolizar la verdad y las prácticas de ella. Hay una división excluyente, yo diría cierto maniqueísmo; se hacen divisiones entre buenos y malos, entre los que están en la línea: hay una buena línea y otra mala línea. Y así se excluyen los hermanos. Así, algunos me han excluido a mí. Más de uno dice: yo estoy en la línea, mi grupo y mi ideología. Los demás no cuentan. Esto es la tentación explicitada en la parábola del trigo y la cizaña. Pero no hay persona ni grupo que sea puro trigo o pura cizaña; en todo y en todos puede haber mezcla de trigo y cizaña.

Jesús nos muestra en su Evangelio que no debemos ser sectarios:

"No se lo prohíban, ya que nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros, está con nosotros".

Incluso, Jesús agrega:

"Y cualquiera que les dé de beber un vaso de agua porque son de Cristo y llevan su nombre, les aseguro que no quedará sin recompensa".

Jesús les ha revelado la verdad a sus discípulos, y los ha hecho sus socios en la causa del Evangelio, que, además, es la liberación decisiva.
Pero Jesús nos ha hecho tomar conciencia que no tenemos el monopolio de la verdad, ni del compromiso por la liberación del hombre. Su verdad y su libertad es recordada en nuestra historia por el Espíritu Santo, que actúa traspasando las fronteras de la Iglesia.
También hay valores evangélicos liberadores fuera del cristianismo:

"La acción del Espíritu Santo llega aún a aquellos que no conocen a Jesucristo, pues "el Señor quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad". (1 Timoteo. 2,4). (Puebla 208)

"El mensaje de Jesús tiene su centro en la proclamación del Reino que en Él mismo se hace presente y viene. Este Reino, sin ser una realidad desligable de la Iglesia (LG 8a), trasciende sus límites visibles (Cfr. LG 5). Porque se da en cierto modo donde quiera que Dios esté reinando mediante su gracia y amor, venciendo el pecado y ayudando a los hombres a crecer hacia la gran comunión que les ofrece Cristo. Tal acción de Dios se da también en el corazón de los hombres que viven fuera del ámbito perceptible de la Iglesia (Cfr. LG 16; GS 22e; UR 3).Lo cual no significa, en modo alguno, que la pertenencia a la Iglesia sea indiferente". (Juan Pablo II). (Puebla 226).

Es, entonces, importante reconocer los valores evangélicos liberadores fuera del cristianismo, y colaborar con ellos, en lo religioso y en lo político. Podemos advertir ahí también la presencia de la cizaña; pero nosotros tenemos cizaña. No podemos ser sectarios; como los siervos inútiles del Evangelio, hicimos lo que teníamos obligación de hacer. No tenemos el monopolio de Cristo, aunque sí sus promesas.

Uno podrá preguntarse: ¿Dónde está lo particular de la Iglesia? También: ¿Y qué pasa con las promesa de Cristo de nunca abandonarla en su vida fiel?

Lo que tenemos que responder: el hecho de ser cristiano más que un monopolio de la bondad, es una mayor responsabilidad. Somos conscientes del Evangelio y de la causa del Reino, por la que nos comprometimos a trabajar en comunidad. Nosotros tendríamos que entregarnos más que otros a la tarea de sembrar trigo y no la cizaña, en la Iglesia y fuera de ella.

Nuestras comunidades deben ser un testimonio del triunfo del trigo sobre la cizaña, que motive e inspire a la comunidad humana. Es decir, estamos más obligados que otros a vivir la verdad y el bien. No olvidando, que la mayoría de la veces, el mal no es más que ausencia de verdad y bien.

Por último, digamos, que el sectarismo no es otra cosa que fruto de la cizaña. Nosotros sabemos que lo que tenemos es un don de Dios; que no somos mejores que los demás, pero sí más exigidos; que el Espíritu de Jesús actúa en todos; que a veces los de afuera de la Iglesia son más fieles al Espíritu que los mismos cristianos; que la búsqueda histórica, práctica de la verdad, es tarea común de la raza humana.

Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+



Eugenio Pizarro Poblete (San Antonio - Chile, 7 noviembre 1938), sacerdote católico. Ingresó a los 13 años al Pontificio Seminario de Santiago. En 1962 fue ordenado sacerdote por el cardenal Raul Silva Henríquez. Pizarro fue candidato a presidente de Chile en las elecciones de 1993, sólo obtuvo 327.402 votos (un 4,70%). Durante su candidatura presidencial, su sacerdocio fue suspendido temporalmente por el cardenal Carlos Oviedo Cavada, siéndole éste restituido en 1994. En el año 2012 cumplió 50 años de sacerdocio.




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