Dios de compasión, te damos gracias por la vida del hermano Roger. Te alabamos por el testimonio que dio de Cristo Resucitado y por su fidelidad hasta la muerte.
En un mundo a menudo desgarrado por las violencias, él quiso crear una comunidad que fuese parábola comunión y te damos las gracias por los primeros compañeros que se unieron a él.
Aliviar los sufrimientos, acoger, escuchar para incluir al otro: es el camino que le indicaste.
Se dedicó con denuedo a transmitir con su vida tu bondad infinita hacia todos los seres humanos, creyentes o no. Pobre y vulnerable como era, de todas sus fuerzas eligió amar.
Amó a tu Iglesia. Que su testimonio de ecumenismo de la santidad nos inspire. Envía sobre nosotros tu Espíritu Santo para que nos haga creadores de unidad entre los cristianos que estén separados, portadores de paz entre los humanos que estén enfrentados. Danos saber vivir en solidaridad con los más desfavorecidos, cercanos o lejanos.
Renuévanos en nuestra alegría, la alegría del amor fraterno.
Renuévanos en nuestra sencillez del corazón. Concédenos la frescura del espíritu para captar siempre tu Evangelio como algo nuevo.
Renuévanos en la misericordia para que todos los días estemos preparados para perdonar.
En comunión con todos los que nos han precedido en la fe, desde los apóstoles y la Virgen María, con el hermano Roger quisiéramos decirte: Dichoso quien se abandona a ti, oh Dios, en la confianza del corazón. Tú nos guardas en la alegría, la sencillez, la misericordia.
AMEN.
Comunidad Ecuménica de Taizé
Hno. Roger, Suiza 12 mayo 1915 - Taizé (Francia) 16 agosto 2005.
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