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jueves, 7 de mayo de 2020

RECONOCIMIENTO PARA EL CONSEJO MUNDIAL DE IGLESIAS



La labor del CMI por la paz recibe la más alta distinción coreana

Por Anne Casparsson

El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) ha trabajado durante muchas décadas para promover la paz en la península de Corea. Desde reunir a personas de ambas partes del país dividido hasta crear una red ecuménica internacional para brindarles apoyo, el CMI ha formulado y promovido históricamente una visión de paz.

Este papel único depende de relaciones que se han forjado con el tiempo en una región que ha sufrido no solo a causa del conflicto, sino también de una larga historia de división, sospechas mutuas y desconfianza que ha afectado a los habitantes de la península de Corea y al mundo entero.

El 5 de mayo, el ex secretario general del CMI, Rev. Dr. Olav Fykse Tveit –que será consagrado obispo presidente de la Iglesia de Noruega el 10 de mayo– recibirá la Medalla de Dongbaek de la Orden del Mérito Civil durante una ceremonia en la Embajada de la República de Corea en Oslo (Noruega).

La distinción le será entregada en nombre de Moon Jae-in y de Chung Sye-kyun, presidente y primer ministro de la República de Corea, respectivamente.

A continuación, Tveit reflexiona sobre la historia de la labor por la paz que el CMI ha realizado de maneras destacables y diversas en la península de Corea. El CMI puso en marcha un encuentro inicial y un proceso de reconciliación entre Corea del Norte y Corea del Sur en la ‘Consulta de Tozanso’ en Japón en 1984. Desde entonces, el CMI y sus iglesias miembros han apoyado de forma continua a las iglesias y las comunidades cristianas de Corea del Norte y Corea del Sur promoviendo la paz y la reconciliación.

Tveit fue secretario general del CMI durante una década, comenzando en 2010. A continuación, reflexiona sobre sus experiencias de ese período de servicio, en particular de los esfuerzos ecuménicos por la paz en la península de Corea.

¿Podría describir cómo la 10ª Asamblea del CMI, celebrada en Busan (Corea del Sur) en 2013, revitalizó las iniciativas de las iglesias por la paz en la península de Corea?

Rev. Dr. Olav Fykse Tveit,
Foto: Albin Hillert/WCC
Varios miles de participantes acudieron a la Asamblea de Busan en representación de iglesias miembros y asociados ecuménicos de todo el mundo. Fue la ocasión de que todas esas personas, y sus iglesias y organizaciones, renovaran su conocimiento y su compromiso con respecto a la continua división del pueblo coreano, la Guerra de Corea sin resolver, la necesidad urgente de diálogo en vez de confrontación, y la importancia del papel ecuménico a la hora de buscar una paz justa en este contexto. Era mi deber como secretario general del CMI brindar apoyo e identificar cómo podía contribuir a revitalizar el diálogo a favor de la paz en la península de Corea, que en aquel tiempo no era muy proactivo. La Asamblea nos dio un mandato muy firme de que hiciéramos esto. Prometí a nuestros homólogos del Consejo Nacional de Iglesias de la República de Corea y de la Federación Cristiana Coreana de la República Popular Democrática de Corea que haría lo que pudiera. Y durante el período transcurrido desde entonces, hemos colaborado intensamente, en un período con algunas de las tensiones geopolíticas más peligrosas y algunas de las mayores esperanzas de una transformación pacífica.

Describa el proceso y el trabajo con el Foro Ecuménico para Corea (FEC).

Sí, el Foro Ecuménico para Corea –o, si usamos su nombre original completo: el Foro Ecuménico para la Paz, la Reunificación y la Cooperación para el Desarrollo de la Península de Corea– ha sido un instrumento muy importante en este proceso. El FEC fue creado en 2006 a partir de la experiencia de las iglesias y los asociados ecuménicos que participaron en la respuesta humanitaria a la hambruna que se produjo en Corea del Norte en los años noventa. Desde la Asamblea de Busan habíamos estado ampliando el círculo de los asociados ecuménicos que participaban en este foro. Entre otras iniciativas significativas emprendidas a través de este instrumento, en octubre de 2015 una delegación ecuménica internacional integrada por doce personas entre miembros del FEC y observadores visitó la República Popular Democrática de Corea. Durante la visita de la delegación, se convocó una reunión oficial del FEC en Pyongyang el 28 de octubre de 2015; esa fue la primera vez que una reunión ecuménica internacional pudo celebrarse en suelo coreano –ya fuera del norte o del sur– con la participación oficial tanto de la Federación Cristiana Coreana como del Consejo Nacional de Iglesias de Corea.

Luego se reunió con Moon Jae-in, el presidente de Corea del Sur, poco después de que fuera elegido en 2017.

Así es. El presidente confirmó que quería apoyar la visión y el papel del CMI. Nos animó a seguir trabajando y vio mucho valor en la participación de las iglesias en iniciativas a favor de la paz en la región. Fue un honor que nos recibiera tan poco tiempo después de su investidura como presidente.

¿Cómo se siente al recibir esta distinción?

Ha sido un privilegio especial haber participado en este trabajo como secretario general del CMI. Me siento muy honrado de que se afirme mi papel a este respecto. La distinción es, ante todo, el reconocimiento al trabajo del CMI y de todas las personas que han participado en el proceso durante estos años y durante las décadas anteriores. Creo, además, que la condecoración nos anima a reconocer la importante contribución de las iglesias al proceso de paz.

¿Qué hace único el papel del CMI?

Trabajar por la paz es el llamado del CMI; es lo que el CMI tiene que hacer. Es asimismo un llamado de Jesucristo a la iglesia, y de los propios anhelos de paz de las personas. Todas las personas se ven afectadas por este conflicto sin resolver en la península de Corea. Por ello, es muy importante para el movimiento ecuménico seguir dando prioridad a esto, adoptar nuevas iniciativas y continuar siendo el socio fiel para la paz. El CMI tiene un potencial que va más allá de lo que otros pueden hacer para promover la paz en la región debido a la naturaleza y el origen de su llamado. La paz es posible, pero requiere todas las habilidades, tanto de la diplomacia como de la creatividad política. Otra cosa que he aprendido es que las sanciones excepcionales y sin precedentes, aunque las haya decidido la ONU, están empeorando las cosas en vez de mejorarlas. No conducen a un cambio positivo, sino que traen mucho sufrimiento a los norcoreanos de a pie. ¿Cómo puedes motivar a las personas para que trabajen por la paz con todo el sufrimiento y la división causados por las sanciones y la confrontación? Supone una diferencia enorme, y creo que forma parte del conflicto en lugar de ser parte de la solución.

En sus diez años como secretario general del CMI, ¿hay progresos por los que esté agradecido?

Ha sido realmente una bendición trabajar con los asociados coreanos y entender sus más profundos deseos y oraciones por la paz, y que no se rinden. Nos inspiran para que tampoco nosotros nos rindamos. Estoy profundamente agradecido por esta experiencia. El apoyo de otros es sumamente importante durante tiempos de guerra y conflicto. La manera de apoyar más profunda es orando. Los norcoreanos y los surcoreanos necesitan el apoyo espiritual de otros, y el apoyo de iglesias de todo el mundo es importante. Tenemos la tarea de creer en la paz y cultivar un firme compromiso alimentado por la esperanza.

Anne Casparsson
Es periodista independiente que se centra en temas relacionados con la paz y la justicia.


El Rev. Dr. Tveit recibe la Orden del Mérito Civil surcoreana 

El 5 de mayo, el ex secretario general del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, recibió la Medalla de Dongbaek de la Orden del Mérito Civil de la República de Corea durante una ceremonia en la Embajada de Corea en Oslo (Noruega). 

La distinción le fue entregada por la Dra. Nam Young-Sook, embajadora coreana en el Reino de Noruega, en nombre del presidente de la República de Corea, Moon Jae-in. Su mensaje decía: “De conformidad con la Constitución de la República de Corea, le será concedida la siguiente medalla en reconocimiento a su enorme contribución al desarrollo de la República de Corea por medio de los esfuerzos de paz y reconciliación en la península de Corea”. 

El Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, obispo presidente de la Iglesia de Noruega y ex secretario general del CMI, recibe la Medalla de Dongbaek de la Orden del Mérito Civil en la Embajada de la Re-pública de Corea en Oslo (Noruega). Photo: Embassy ROK

El Dr. Kyung-seo Park, expresidente del CMI para Asia y actual presidente de la Cruz Roja Coreana, dijo que fue una alegría y un honor para él enviar sus felicitaciones. “El CMI, representado por Olav, ha participado activamente en la labor de concienciación sobre la península de Corea a favor de la coexistencia pacífica sin guerra ni armas nucleares, que comenzó en 1984 con el Proceso de Tozanso y se acentuó en la Asamblea del CMI celebrada en Busan en 2013”, dijo. “Mientras continuamos nuestro camino común, permítame contar con su solidaridad y oración”. 

El Rev. Dr. Hong-Jung Lee, secretario general del Consejo Nacional de Iglesias de Corea, transmitió su más sincera enhorabuena a Tveit. “El CMI se ha implicado mucho en el proceso de paz coreano y, como destacado dirigente de la sociedad civil religiosa mundial, usted, Olav, obtendrá frutos abundantes en la península de Corea”, dijo Lee. “Como he compartido una visión común con usted, Olav, espero sinceramente que abra una nueva puerta para el proceso de paz coreano estableciendo una mesa redonda nórdica a favor de la paz en la península de Corea”. 

Durante la ceremonia de entrega de la condecoración, que se celebró en línea y en la embajada manteniendo la distancia social, la moderadora del CMI, Dra. Agnes Abuom, recordó el momento histórico en el que más de ochocientos participantes de la 10ª Asamblea del CMI que se celebraba en Busan en 2013 se sumaron a la peregrinación de justicia y paz viajando al monte Dora y a Imjingak, manifestando su solidaridad con el pueblo de Corea y respaldando el llamado mundial a la reunificación de Corea. 

“Como secretario general del CMI, el Rev. Dr. Olav Fykse Tveit les animó a que se vieran como un signo del cumplimiento de la promesa de Dios”, dijo Abuom. “Rev. Tveit, valoro su liderazgo fiel a través del cual ha demostrado lo que significa transformar la comunidad cristiana”. 

El secretario general interino del CMI, Rev. Prof. Dr. Ioan Sauca, reflexionó que el CMI cuenta con una larga historia de colaboración con asociados ecuménicos nacionales, regionales e internacionales en aras de la paz en la península de Corea, en particular desde la histórica Consulta de Tozanso de 1984. 

“Como secretario general del CMI, el Rev. Dr. Olav Fykse Tveit hizo mucho más que simplemente sacar adelante esa herencia”, dijo Sauca. “La convirtió en un distintivo de este período de la historia del CMI, y desempeñó personalmente un papel de liderazgo prominente en este ámbito de la labor del CMI en un período que ha abarcado algunos de los momentos más peligrosos de la historia moderna de la región y algunas de las mayores esperanzas de un cambio pacífico transformador”. 

El Rev. Atle Sommerfeldt, obispo presidente interino de la Iglesia de Noruega, el Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, la Sra. Anna Bjorvatten Tveit, la embajadora Nam Young-Sook y el asesor especial Svein Sæther después de la ceremonia de entrega de la condecoración en la Embajada de la República de Corea en Oslo (Noruega). Foto: Emil Engeset/ Iglesia de Noruega

El obispo Atle Sommerfeldt, obispo presidente interino de la Iglesia de Noruega, dijo: “La Iglesia de Noruega está profundamente comprometida con la paz, la justicia y la reconciliación, especialmente allí donde la guerra y las diferencias políticas separan a las personas y las familias. Oramos y esperamos, junto al pueblo de Corea, un futuro reconciliado en el que sanen las heridas del pasado y del presente con justicia para todos”. 

Tveit, que será consagrado obispo presidente de la Iglesia de Noruega el 10 de mayo, manifestó lo profundamente honrado y agradecido que se sentía por el reconocimiento a la labor del CMI, que a lo largo de muchos años ha promovido y apoyado la contribución de las iglesias a la paz en la península de Corea y el pueblo coreano. 

“Hacer la paz es una obra santa”, dijo Tveit. “Hacer la paz es un trabajo difícil. Es un llamado a todos los seres humanos, y en particular a aquellos que tienen la responsabilidad de dirigir sus naciones”. 

Tveit también preparó una oración especial para este día. “Que el Dios de vida y de paz bendiga al pueblo de Corea, en el sur y en el norte, y les dé paz. Amén”, oró.

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