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lunes, 8 de enero de 2018

CITA ECUMÉNICA EN BARI

CITA ECUMÉNICA EN BARI

El metropolita Hilarión y el arzobispo católico de Bari-Bitonto,
monseñor Francesco Cacucci
por Pedro Langa

Sobre la práctica del ecumenismo con hermanos de otras Iglesias, el concilio Vaticano II afirma en el decreto Unitatis redintegratio que “por medio de esta cooperación, todos los que creen en Cristo pueden aprender con facilidad la manera de conocerse mejor los unos a los otros y de apreciarse más y de allanar el camino a la unidad de los cristianos” (UR, 12). De este capítulo, histórico ya puesto que su marco ha sido el año 2017, trata precisamente lo que aquí diré. 

Lo poco conocido de San Nicolás de Bari contrasta con la universalidad de su fama y de su culto, lo popular que es, incluso hoy, en Oriente y Occidente, y las muchas leyendas sobre sí. A tanto llegó en la antigüedad, que pasan de dos mil los templos a él consagrados en el mundo. Fue y sigue siendo invocado en naufragios, incendios, crisis económicas, etc. Y son admirables los favores que la gente obtiene por su medio.

El metropolita Hilarión de Volokolamsk, luciendo la capa magna, 
durante las letanías iniciales de la Divina Liturgia

Corriendo los siglos XVII-XVIII coincidieron en EE.UU. inmigrantes de culturas británica, holandesa y alemana: la tradición católica de holandeses y alemanes, devota de San Nicolás, se mezcló con la del “Father Christmas” (el padre de la Navidad), figura típica de las fiestas navideñas en Inglaterra. Como derivado del nombre del santo en alemán (San Nikolaus) empezaron a llamarlo Santa Claus, y se hizo muy popular en la década de 1820 —por un poema famosísimo en los EE.UU. del poeta Clement Clark Moore— como un amable y regordete anciano de barba blanca, llamado “St. Nick”, que en la noche de Navidad pasaba de casa en casa repartiendo regalos a los niños en un trineo volador tirado por renos.

La marca de refrescos Coca-Cola, al utilizar al personaje como parte de su campaña comercial navideña, cambiaría su capa de pieles por un traje rojo y blanco, dando así lugar al personaje de Santa Claus tal y como ahora se conoce, también llamado Papá Noel y, por supuesto —rememorando su origen—, San Nicolás, considerado patrón de Grecia, Rusia y la Turquía cristiana.


Católicos y ortodoxos le festejan juntos el 6 de diciembre en Bari (Italia), donde se conservan sus reliquias. A Bari acuden también, ya por la fiesta de su translación -9 de mayo en los católicos y 22 de mayo en los ortodoxos–, ya en la fiesta litúrgica del santo -6 y 19 de diciembre-, multitud de peregrinos católicos y ortodoxos para venerar su reliquia, conservada desde hace más de 900 años en la cripta de la basílica construida en su honor entre 1087 y 1197. Piadoso momento especialmente vivido en el 2017, año en que los obispos italianos han decidido volver obligatoria su fiesta litúrgica en todas las iglesias de Italia, un acuerdo logrado algunos meses después de la memorable peregrinación del santo a Rusia.

La historia del célebre obispo de Mira (Turquía), su sede episcopal, atrae a Bari a grandes muchedumbres de peregrinos del sur de Italia y, cada vez más y más, de ortodoxos rusos en demanda de gracia. Festejar a San Nicolás no es para ellos asunto solo de tradición histórica a transmitir de generación en generación, sino la oportunidad de reforzar, en torno a uno de los santos más venerados de la cristiandad, los lazos de comunión que unen a los discípulos de Cristo a través del mundo. Es, pues, tirón ecuménico. 

Magnífica oportunidad, ésta, de peregrinar obispos, sacerdotes, autoridades, personalidades y una inmensa multitud de fieles ortodoxos atraídos de países orientales como Ucrania, Armenia, Rumanía, Serbia… y de Alemania, Inglaterra, Francia o de España. Tras el desplome del comunismo y la apertura de fronteras, la amplitud de esta peregrinación ecuménica no ha cesado de crecer. Y aún ha salido más reforzada a raíz del histórico encuentro en la Habana (Cuba: febrero de 2016) entre el papa Francisco y el patriarca ortodoxo de Moscú y de todas las Rusias, Kirill. 

Metropolitas y obispos –y al fondo los fieles- durante la Divina Liturgia el 19/12/2017 
en la Basílica de San Nicolás de Bari (Italia)

La visita de su reliquia a Rusia en 2017 es indudablemente fruto del encuentro en La Habana. Dos meses permaneció en Rusia reuniendo a millares y millares de fieles. Era la primera vez que salía de Italia. El 21 de mayo, a su llegada a Moscú sobre las 18 horas, todas las iglesias de la capital hicieron sonar las campanas en señal de júbilo. Una grandiosa procesión acompañó al cofre hasta la catedral del Cristo Salvador de Moscú, donde la reliquia fue venerada por los fieles rusos desde su llegada hasta el 12 de julio, mientras que del 13 al 28 de julio lo fue en el monasterio Alexander Nevsky, de San Petersburgo. 

Metropolitas y obispos concelebrando junto al metropolita Hilarión la Divina Liturgia (19/12/2017 en la Basílica de San Nicolás de Bari-Italia)

El patriarca Kirill ofició la solemne ceremonia litúrgica de Moscú. Venerada, como digo, durante más de seis semanas por 1,8 millones de peregrinos, la reliquia pasó de allí a San Petersburgo en la segunda y última etapa de su periplo ruso. Llegó a San Petersburgo en vuelo especial procedente de Moscú, y fue recibida en el aeropuerto "Pulkovo" por el arzobispo de San Petersburgo Ambrosio, el vicegobernador de la ciudad, Alexánder Govorúnov, varios diputados de la Duma (cámara baja) rusa y otras personalidades. Oficiada una corta ceremonia religiosa en la misma pista del aeropuerto, el cortejo se dirigió hasta el Monasterio de Alexander Nevsky, en cuyo interior se encuentra la catedral de la Santísima Trinidad, que acogió al cofre durante su permanencia en la ciudad hasta el 28 de julio de 2017 antes del regreso a Bari.

Vista general del clero ortodoxo, religiosos dominicos y fieles asistentes a la Divina Liturgia (Basílica de San Nicolás de Bari-Italia: 19/12/2017)

Al igual que en Moscú, las autoridades se prepararon para una afluencia masiva de peregrinos. La página web oficial del evento informó en tiempo real del número de visitantes y señaló que, tras abrirse el acceso a los peregrinos, el tiempo de espera en la cola había sido de hora y media aproximadamente. En Moscú algunos días habían tenido que esperar hasta nueve horas. Era la primera vez en casi mil años, concretamente desde 1087, que una parte de las reliquias de San Nicolás de Bari, salía rumbo a otro país. El santo, que murió en el año 343, es conocido en Oriente como San Nicolás de Mira, por el lugar donde fue enterrado, convertido pronto en sitio de peregrinación. Poco después de la conquista musulmana, sus restos fueron trasladados de Mira, ciudad de Turquía, a la italiana Bari, convertida en centro de peregrinaciones.


Horas antes de partir rumbo a Moscú, el metropolita Hilarión de Volokolamsk celebró una Divina Liturgia en presencia de Mons. Francesco Cacucci, arzobispo católico de la ciudad, a cuyo término representantes de la Iglesia católica entregaron la reliquia a la delegación ortodoxa. Trasladada en vitrina especialmente creada al efecto, tocó suelo ruso el 21 de mayo por la tarde, recibiendo los honores militares de las autoridades moscovitas.


El patriarca Kirill había dispuesto que a las 18 horas, momento estimado de la llegada, todas las iglesias de la capital sonasen las campanas en señal de júbilo. Llegó en la vigilia de la fecha que en el calendario litúrgico ortodoxo marca la festividad por el “traslado de las reliquias de San Nicolás desde Mira a Bari”. Kirill expresó su gratitud en estos términos: "Quiero nuevamente expresar mi agradecimiento a Francisco, Pontífice Romano, a monseñor Francesco, arzobispo de Bari, a los monjes del Monasterio Dominicano que cuidan y protegen los santos restos en Bari, y a los representantes del Estado italiano por la ayuda brindada para que hoy podamos rezar, el día de San Nicolás, el día del traslado de sus restos de Mira de Licia a Bari, aquí, en Moscú". 


Miles de personas, entre ellos decenas de representantes del clero, asistieron a la Divina Liturgia en la Catedral de Cristo Salvador, principal templo de la capital rusa. La reliquia permaneció en Moscú hasta el 12 de julio, para luego ser expuesta ante los feligreses en San Petersburgo del 12 al 28 de julio. San Nicolás es uno de los Santos más venerados en el mundo, reconocido por fieles de diferentes Iglesias y Confesiones cristianas, como defensor de los débiles y de los perseguidos, protector de la infancia, de los marineros, de los niños. La universalidad de su culto, que alimentó riquísimas tradiciones populares, acabó creando un verdadero puente entre Oriente y Occidente.

El presidente del PCPUC, cardenal Koch, declaró a L'Osservatore Romano que la acogida dispensada a la reliquia en La Federación Rusa, donde llegaron a venerarla más de 2,5 millones de fieles, fue un gran acontecimiento ecuménico. "Es muy importante –explicó-- porque la veneración de las reliquias puede ayudar a involucrar a los fieles en el esfuerzo por el diálogo. De hecho, es hermoso que los líderes de las Iglesias se encuentren, pero es muy importante que también el pueblo lo haga".


El purpurado encabezó la delegación vaticana que el viernes 28 de julio de 2017 acompañó el regreso de la reliquia desde San Petersburgo hasta Bari. El jueves 27 de julio por la tarde, visitadas las principales iglesias de San Petersburgo y tras haber celebrado la misa en la Basílica católica de Santa Catarina, se entrevistó con el metropolita Hilarión de Volokolamsk. El viernes, la delegación lo hizo con el patriarca Kirill. Católicos y ortodoxos rezaron juntos ante la reliquia, antes de regresar el 28 de julio a Bari, a cuyo aeropuerto llegó sobre las 19 horas. Llevada en solemne procesión hasta la basílica, se rezaron a continuación las Vísperas y luego fue colocada en el sepulcro del santo en presencia de un notario, llamado para redactar el acto formal que registrará para la historia el retorno de San Nicolás a Bari. Con el cardenal viajaron, entre otros, el arzobispo de Bari-Bitonto, monseñor Francesco Cacucci, el rector de la basílica de San Nicolás, el padre Ciro Capotosto, y una representación del Patriarcado de Moscú. 

La última parte de este capítulo se escribió los días 18-19 de diciembre del 2017 en Bari, con la llegada del metropolita Hilarión a Bari. Recibido el 18, lunes, por monseñor Cacucci en el arzobispado, Hilarión en su calidad de presidente del Departamento para las relaciones exteriores del Patriarcado de Moscú expresó su alegría de viajar a Bari al término de un año marcado por un acontecimiento sin precedentes: el traslado de una parte de las reliquias de san Nicolás de Bari a Moscú y San Petersburgo. Agradeció a monseñor Cacucci su apoyo personal en la organización de este acontecimiento histórico, así como la hospitalidad de la que ha dado indefectiblemente pruebas hacia los peregrinos de Rusia en Bari. El arzobispo, por su parte, agradeció asimismo al metropolita su visita e intercambios. Durante el encuentro trataron también de la colaboración entre el Patriarcado de Moscú y la diócesis católica de Bari. 

Intercambio de regalos entre el metropolita Hilarión y el arzobispo católico de Bari-Bitonto, monseñor Francesco Cacucci 

El mismo 18 por la tarde, en la Sala de Actos del Instituto de estudios patrísticos y ecuménicos, situado cerca de la basílica de San Nicolás, la Facultad de Teología de Apulia confirió al metropolita Hilarión, en el curso de una ceremonia presidida por el arzobispo de Bari-Bitonto, F. Cacucci, el doctorado honoris causa. Y el 19 de diciembre, fiesta de san Nicolás, Hilarión presidió la Divina liturgia en la basílica superior donde las reliquias del santo reposan desde hace 930 años. A este momento corresponden las fotos que incluyo en este artículo. Concelebraron con él los metropolitas Cirilo de Ekaterimburgo y de Verkhotourié, y Felipe de Poltava y de Mirgorod, así como los obispos Ireneo de Orsk y de Gaï, Alexis de Bouzoulouk y de Sorotchinsk y Metodio de Kamensky y de Alapaïevsk. Numerosos clérigos y laicos venidos de Rusia, Ucrania y otros países del territorio canónico de Moscú asistieron al oficio. Estuvieron asimismo presentes el arzobispo de Bari-Bitonto, F. Cacucci, el padre Giovanni Distante, prior del monasterio dominicano San Nicolás, y el sacerdote Hyacinthe Destivelle, del PCPUC.

Acabada la ceremonia, Hilarión deseó a todos una buena fiesta, siendo San Nicolás el santo más venerado de la Iglesia rusa. Evocó le estancia de su reliquia en Rusia --mayo y junio últimos--, durante la cual dos millones y medio de personas habían acudido a venerarla. Y en reconocimiento, ofreció al arzobispo un icono de san Tikhón, patriarca, de Rusia, cuyo centenario de la elección a la sede patriarcal de la Iglesia rusa ha sido celebrado a primeros de diciembre. El arzobispo de Bari-Bitonto, por su parte, ofreció a Hilarión y con-celebrantes vasijas con aceite exudante de las reliquias del santo. Cerró el acto un oficio de intercesión, tras el cual clérigos y asistencia veneraron la placa que recubre el relicario.

***

No es comparable, a propósito de las reliquias, el grado de religiosidad que a éstas dispensan ortodoxos y católicos. De ahí la importancia histórica de lo que acabo de referir. Si a ello sumamos el hecho que dio lugar al periplo de la reliquia de San Nicolás por tierras rusas –o sea, el encuentro en La Habana del papa Francisco y del patriarca Kirill- nos daremos cuenta entonces del incomparable alcance ecuménico que reviste tal evento. ¿Sería, pues, mucho pedir a San Nicolás de Bari que implore de Dios el milagro del intercambio de dones que supondría un viaje del papa Francisco a Rusia y el del patriarca Kirill a Roma? Se me antoja fundamental que Oriente y Occidente se fundan en un abrazo con todas las consecuencias, el ecuménico de la diversidad reconciliada.

Prof. Dr. Pedro Langa Aguilar, OSA
Teólogo y ecumenista
8 de enero de 2018


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