El Ecumenismo, un camino que debemos construir juntos
"Nuestros prejuicios nos impiden dar pasos"
Recientemente escribía el cardenal Walter Kasper que “Francisco es un papa del encuentro y un promotor ecuménico del encuentro. Pertenece al carisma y al misterio de su “radiación” personal la capacidad de acoger con un estilo muy humano, cordial y fraterno a toda persona con quien se encuentra, sea católica, ortodoxa o evangélica, o de otras religiones, o de ninguna religión”.
El ecumenismo es una de las realidades que nos saca los colores a aquellos que nos decimos cristianos pues su ausencia muestra una vez más cómo estamos lejos de hacer presente aquello que el propio Evangelio nos pide, “que todos sean uno” (Jn. 17, 21). Es más, hablar de ecumenismo en ciertos ambientes y con ciertas personas es motivo para provocar discusiones estériles, pues muchas veces nos fijamos más, cuando debería ser al contrario, en lo que nos separa y no en lo que nos une.
Quien debe hacer posible el ecumenismo somos cada uno de nosotros y eso se consigue sobre todo en la práctica, asumiendo esas actitudes que el cardenal Walter Kasper destaca en la persona del Papa Francisco. Al contrario de esto, muchas veces nuestros prejuicios nos impiden dar estos pasos, especialmente cuando suceden situaciones a las que muchos no están acostumbrados.
Para mí no es novedad participar de una celebración presidida por una mujer. De hecho eso es habitual en la vida de las comunidades eclesiales de base. Hay otros que, cuando llegan al lugar de la celebración y ven que eso está sucediendo se dan la vuelta y no entran. Que una pastora de la Iglesia Metodista se siente entre los obispos y presbíteros para participar de una celebración eucarística o hable a una asamblea de varios miles de personas, con la presencia de estos mismos oyentes, siendo la práctica totalidad católicos, es para muchos motivo de grande escándalo, pero también es para otros motivo de alegría, pues se están dando pasos hacia esa unidad que Jesús en el cuarto evangelio nos pide.
Nancy Cardoso Pereira es la protagonista de esta historia. Teóloga, biblista, profesora de renombre en varios campos, militante comprometida en la lucha por un mundo más justo, esta asesora de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) es un ejemplo de cómo hacer realidad ese deseo ecuménico al que el Evangelio nos desafía.
En sus trabajos de investigación y documentos de diverso calado ofrece una visión profunda de la realidad actual a partir de la Biblia, mostrando respuestas a diversas situaciones que forman parte de la vida actual, como es la cuestión agraria, el hambre, la migración, la resistencia de los campesinos… En sus palabras se transmite una profunda experiencia de Dios, a quien descubre presente en el sufrimiento de la gente, para a partir de ahí reflexionar y encontrar en la Palabra el camino que nos ilumine y nos lleve a construir el Reino.
Ella está convencida, como mostraba en la 37ª Romería de la Tierra y las Aguas al Bom Jesus da Lapa, de que hay luchas que son comunes, que sobrepasan las diferencias religiosas, pues en la lucha por la tierra, por la defensa del medio ambiente todos nos encontramos. En el Amor de Dios, alrededor de Jesús, en el pan y el vino, las personas se encuentran, pues al final tenemos más cosas que nos aproximan que las que nos dividen.
Nancy está convencida de que no tenemos nada, pero juntos construiremos todo. Si asumimos este principio, los cimientos están listos y la casa común podrá ser levantada poco a poco, hasta hacer realidad el deseo del Señor. Muchos salimos convencidos de que sus palabras y actitudes son un posible camino a seguir, hasta el obispo que estaba sentado a mi lado…
Luis Miguel Modino
misionero. Brasil
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