viernes, 7 de marzo de 2025

DIACONADO PERMANENTE, UNA VISIÓN ECUMÉNICA

El Diaconado Permanente: Renovación, Desafíos e Integración en la Vida Eclesial

por Juan G. Biedma

CLAVE: 
  • El diácono y ecumenista Juan Biedma presenta un trabajo sobre el Diaconado Permanente, abordado, como es natural, desde una perspectiva ecuménica y en diálogo con las Iglesias. Considera que el tema de Diaconado Permanente es de especial interés, ya que, si bien ha sido ampliamente estudiado en relación con sus fuentes, fundamentos y matriz teológica, así como en cuanto a su restauración, funciones y presencia eclesial, no ha recibido la misma atención desde un enfoque ecuménico. En ese sentido, el estudio que presenta no solo realiza una visión crítica y constructiva, sino que también señala los retos que este ministerio plantea en muchas diócesis y parroquias donde ha sido implementado gracias al Concilio Vaticano II. Es precisamente en este punto donde considera el autor que reside su mayor interés. Este tema está inserto en su próximo libro sobre el ecumenismo conciliar, concebido como una verdadera lineamenta, en la que se desarrollará la tesis de que algunas líneas y conceptos clave fueron determinantes para este importante paso de reforma pastoral en el interior de la Iglesia católica. Una reforma que, por primera vez en la historia, ae está viviendo bajo el pontificado de Francisco, un Papa profundamente marcado por el espíritu del Vaticano II. Habrá que estar atentos a su publicación.

La Implementación del Diaconado Permanente

El Concilio Vaticano II representó un punto de inflexión en la vida de la Iglesia católica, promoviendo una renovación integral en diversos ámbitos, entre ellos la restauración del diaconado en su modalidad de «permanente», incluido para hombres casados con edad adecuada para ejercer este ministerio. La decisión no surgió de manera espontánea, sino que fue el resultado de un proceso de reflexión teológica intensificada tras la segunda gran guerra, especialmente en países de habla alemana, donde la escasez de sacerdotes llevó a reconsiderar la necesidad de diáconos permanentes para atender las necesidades pastorales, en especial en aquellas áreas donde la falta de sacerdotes es crítica. 1

Durante el concilio, el debate en torno a la restauración del diaconado permanente se centró en su fundamentación teológica y en su pertinencia pastoral. La constitución Lumen gentium y el decreto Ad gentes fueron los documentos que recogieron las razones que sustentaban esta vital decisión.

Lumen gentium reconoce a los diáconos como miembros del orden sagrado que, mediante la imposición de manos, reciben una gracia sacramental específica para el servicio eclesial. 2 Su función, sin ser sacerdotal, se orienta a la asistencia en la liturgia, la proclamación de la Palabra y la promoción de la caridad. Además, su ministerio incluye la administración del Bautismo, la distribución de la Eucaristía, la asistencia y bendición de matrimonios, el viático a los enfermos, la predicación y la dirección de celebraciones de la Palabra y exequiales.3

La restauración permitió ordenar a hombres casados de edad madura, siguiendo una antigua disciplina de la Iglesia, atestiguada desde los tiempos apostólicos.4 La inclusión de estos hombres ha enriquecido la vida eclesial al aportar experiencias y perspectivas diversas, facilitando así un mayor contacto entre la jerarquía y la vida secular. El diácono permanente, al vivir inmerso en el mundo cotidiano, actúa como puente entre la Iglesia y la sociedad, fortaleciendo su misión evangelizadora y promoviendo la presencia cristiana en ámbitos donde la escasez de sacerdotes limita la acción pastoral y la evangelización.5

La teología diaconal desarrollada durante el concilio puso de relieve su dimensión servicial, acorde con la raíz etimológica del término griego diakonia, cuyo significado es servicio, entrega, proyectando así una Iglesia diaconal tanto en actitudes como en actos. Este carácter de servicio impregna las tres funciones principales del diácono: la liturgia, la Palabra y la caridad.

En el ámbito litúrgico, colabora estrechamente con los obispos y presbíteros en la celebración de los sacramentos y en la proclamación de la Palabra; en la dimensión catequética y evangelizadora, instruye y exhorta a los fieles; y en el ámbito de la caridad, se dedica a la promoción de la justicia social y la atención a los más necesitados y desvalidos, reflejando el modelo de Jesucristo, el Servus Dei, que se hizo servidor humilde de todos.6

Entre los frutos más destacados de la restauración del diaconado permanente se encuentran los siguientes:
  • Revalorización del servicio eclesial: El diaconado ha contribuido a recuperar la dimensión de servicio dentro del ministerio ordenado, recordando que no toda vocación clerical se dirige al sacerdocio. Este énfasis ha permitido reforzar la misión evangelizadora de la Iglesia, asegurando que su acción pastoral se traduzca en obras concretas de solidaridad. 7
  • Apertura a hombres casados: La posibilidad de que hombres casados accedan al diaconado ha enriquecido la vida eclesial, al ofrecer modelos de ministerio ordenado con un contacto directo con la vida familiar y social. Sin embargo, esta opción también presenta desafíos, como el envejecimiento progresivo del cuerpo diaconal y la necesidad de armonizar el ministerio con las responsabilidades familiares y laborales, en especial con la relación conyugal.8
  • Fortalecimiento del ministerio laical: El diaconado permanente ha favorecido, en la mayoría de los casos, una mayor participación de los laicos en la vida parroquial y en las tareas pastorales, promoviendo una Iglesia más sinodal y menos clericalizada. Los diáconos, al situarse en la intersección entre el laicado y el clero, fomentan una integración más efectiva de los fieles en la misión de la Iglesia.9
  • Impacto en el diálogo ecuménico: La restauración del diaconado ha facilitado el acercamiento con otras comunidades cristianas que han mantenido esta forma de ministerio. Las iglesias ortodoxas, por ejemplo, han conservado el diaconado activo y, en algunos casos, la figura de las diaconisas.10 En la Comunión Anglicana, hombres y mujeres son ordenados diáconos con funciones semejantes a las del diaconado católico.11

Obstáculos y Desafíos en el Ejercicio Ministerial

A pesar de la restauración del diaconado permanente y su creciente aceptación dentro de la Iglesia, en especial por parte del Pueblo de Dios, aún persisten obstáculos significativos que dificultan su pleno desarrollo pastoral y litúrgico. En muchas parroquias, los diáconos permanentes enfrentan limitaciones impuestas arbitrariamente por algunos sacerdotes que, desde una mentalidad clericalista y corporativista, restringen su ejercicio ministerial y les privan de funciones que les corresponden legítimamente.

Uno de los problemas recurrentes es la negativa de algunos párrocos o vicarios a reconocer el papel del diácono en la liturgia, relegándolo a una posición secundaria o meramente decorativa o de acompañamiento. Se han documentado situaciones en las que los diáconos son apartados de la proclamación del Evangelio o de textos pascuales en la Semana Santa, de la administración del Bautismo o de la bendición de matrimonios, a pesar de que estas funciones les han sido asignadas por el derecho canónico y la Tradición de la Iglesia. Y también de ser excluido de responsabilidades pastorales o bien negarle la confianza debida. Esta exclusión injustificada no solo afecta la identidad ministerial del diácono, sino que también genera confusión entre los fieles sobre el verdadero sentido de su vocación y misión.

Otro obstáculo es la carga pastoral desproporcionada que, en algunos casos, se impone a los diáconos sin la debida valoración de su realidad personal, familiar y profesional. A diferencia de los presbíteros, que reciben apoyo económico para su sostenimiento y ministerio, los diáconos permanentes a menudo deben asumir de su propio bolsillo los costos asociados a su servicio, incluyendo desplazamientos, formación y vestimenta litúrgica. Esta falta de equidad dentro de la estructura eclesial pone de manifiesto una deficiencia en la organización y distribución de recursos, que debería ser revisada para garantizar que el diaconado pueda desarrollarse con justicia y sin trabas organizativas o económicas.

Asimismo, en muchas diócesis y parroquias, la falta de integración del diaconado en la planificación pastoral refuerza la percepción de que el diácono es un ministro de segunda categoría o un simple colaborador del sacerdote, en lugar de un ministro ordenado con identidad propia, vinculado con el obispo. En algunas comunidades, se le asignan tareas menores o se les relega a funciones que podrían desempeñar los laicos, mientras que, en otras, se le somete a un control excesivo y a exigencias superiores a las de los presbíteros, generando un trato desigual y desmotivador.

Para superar estos desafíos, es fundamental una revalorización del diaconado permanente en la estructura eclesial, promoviendo una mayor formación sobre su naturaleza y misión, tanto en los seminarios como en los espacios de formación para sacerdotes y laicos. Igualmente, se requieren medidas concretas para asegurar que los diáconos no sean marginados ni explotados en su ministerio, sino plenamente integrados en la vida pastoral y litúrgica de la Iglesia.

El diaconado permanente no es un ministerio subsidiario ni una concesión noble para laicos prestigiosos, sino una vocación específica dentro del sacramento del Orden. Si la Iglesia desea responder con fidelidad a su misión evangelizadora y a la reforma impulsada por el Vaticano II, debe asegurar que sus ministros ordenados, en todos sus
grados, puedan ejercer su servicio sin restricciones impuestas por inercias clericalistas o estructuras eclesiales obsoletas y autoritarias.

El Diaconado en la Teología y Praxis de las Iglesias Evangélicas Reformadas

Las iglesias evangélicas reformadas, entre ellas las bautistas reformadas, presbiterianas y algunas congregacionales, conciben el diaconado como un ministerio de servicio dentro de la comunidad cristiana, basado en una interpretación literal de Hechos 6:1-7 y 1 Timoteo 3:8-13. En estas tradiciones, los diáconos no poseen un carácter sacramental ni representan un grado del ministerio ordenado, sino que cumplen una función práctica y administrativa en la iglesia.12

Naturaleza y propósito del diaconado

En estas iglesias, el diaconado no es un ministerio ordenado en el sentido católico, sino un oficio de servicio dirigido a la atención de las necesidades materiales de la congregación. Su rol es apoyar a los ancianos (o pastores) en la administración y distribución de recursos, así como en la asistencia a los miembros más vulnerables de la comunidad. Su misión es esencialmente práctica y no doctrinal, evitando cualquier función de enseñanza o liderazgo espiritual.

Cualificaciones y elección

Siguiendo las indicaciones de 1 Timoteo 3:8-13, los diáconos deben ser hombres de carácter probado, con una vida intachable, fidelidad en el hogar y una sólida fe. Son elegidos por la congregación y confirmados por los ancianos, sin requerir una consagración especial. Su ministerio es visto como un testimonio de servicio cristiano más que como un estado clerical.

Diferencias con el diaconado católico y ortodoxo

A diferencia del diaconado católico permanente, que se considera parte del sacramento del orden y tiene funciones litúrgicas específicas, igual que el ortodoxo oriental, el diaconado reformado se centra exclusivamente en el servicio material y comunitario. No se entiende como un paso previo al ministerio pastoral ni implica ningún carácter sagrado. Además, en la mayoría de estas iglesias, el diaconado es reservado a varones, aunque algunas comunidades reformadas más recientes han comenzado a admitir a mujeres.

Continuidad con la tradición reformada

El modelo de diaconado en las iglesias reformadas sigue la visión de Juan Calvino, quien en su obra Institución de la Religión Cristiana destacó la importancia de los diáconos como responsables de la administración de la caridad eclesial, sin involucrarlos en la predicación o en el gobierno de la iglesia. Esta concepción ha influido en la práctica diaconal de denominaciones como la Iglesia Presbiteriana, la Iglesia Reformada y algunas ramas del bautismo reformado.

Hacia una mayor comprensión y cooperación

A pesar de las diferencias teológicas, la convergencia en la concepción del diaconado como un servicio ha facilitado el diálogo entre las distintas tradiciones cristianas. En este sentido, el Documento de Lima (Bautismo, Eucaristía y Ministerio—BEM), publicado en 1982 por la Comisión de Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias 13, ha desempeñado un papel crucial en este diálogo.

En su sección dedicada al ministerio, el texto resalta la complementariedad del episcopado, el presbiterado y el diaconado, destacando la función de este último como signo visible del servicio cristiano. 14 Además, subraya la necesidad de que las iglesias reconozcan la diversidad de formas en las que el ministerio diaconal se ha desarrollado a lo largo de la historia, fomentando un mayor entendimiento y respeto mutuo.

La restauración del diaconado permanente en la Iglesia católica ha permitido no solo fortalecer su estructura ministerial, sino también generar un espacio de diálogo con otras confesiones cristianas. Su recuperación ha permitido profundizar en el significado del servicio dentro de la Iglesia, reforzando su compromiso con la evangelización y la caridad. En este contexto, la reflexión teológica y ecuménica sigue siendo esencial para fortalecer el papel del diaconado como expresión tangible de la misión cristiana en el mundo contemporáneo.

El futuro del Diaconado Permanente: Desafíos, Riesgos y Necesidad de Renovación

Desafíos actuales

El diaconado permanente, restaurado por el Concilio Vaticano II, enfrenta en la actualidad múltiples desafíos que afectan su identidad, misión y plena integración en la vida eclesial. Aunque ha representado un avance significativo en la renovación del ministerio ordenado, su desarrollo no ha estado exento de dificultades. Entre los aspectos que requieren una reflexión profunda destacan la edad de los candidatos, la clericalización del ministerio, la falta de integración en las estructuras diocesanas, la confusión con ministerios laicales, la resistencia a su implantación y el riesgo de desnaturalización de su vocación original.

1. La cuestión de la edad en el diaconado permanente

Uno de los debates recurrentes en torno al diaconado permanente es el de la edad de acceso y ejercicio del ministerio. El Código de Derecho Canónico establece que los candidatos casados pueden ser ordenados a partir de los 35 años, con el consentimiento de su esposa, mientras que los célibes pueden recibir la ordenación desde los 25 años (CIC, c. 1031 §2). Esta normativa busca garantizar la madurez personal y matrimonial del candidato antes de asumir responsabilidades ministeriales.

Sin embargo, en la práctica, la edad de ordenación suele ser considerablemente superior a la mínima establecida. Un informe del Centro de Investigación Aplicada en el Apostolado (CARA) 15 indica que en Estados Unidos el 75% de los diáconos tiene más de 60 años y solo el 5% se encuentra en la franja de 40 a 49 años. Además, el informe destaca que, durante el año calendario 2021, se ordenaron 458 nuevos diáconos permanentes en las arquidiócesis y diócesis que respondieron a la encuesta.

Al mismo tiempo, 512 diáconos se retiraron del ministerio activo y otros 393 fallecieron, lo que indica que el número de nuevas ordenaciones no alcanza a compensar las pérdidas anuales.

Esta tendencia plantea dificultades en la continuidad generacional del ministerio y puede generar la percepción errónea de que el diaconado es un reconocimiento honorífico para laicos comprometidos en lugar de un ministerio de servicio activo. Por otra parte, cabe preguntarse si asistimos a un retroceso vocacional que sin duda la propia evolución de la tendencia en los próximos años nos permitirá esclarecer su verdadero alcance.

Ante esta realidad, se ha propuesto revisar la edad mínima, permitiendo que hombres más jóvenes puedan acceder al diaconado, especialmente los célibes, quienes podrían ser ordenados desde los 25 años.

Del mismo modo, podría establecerse una edad máxima de ordenación en torno a los 60 años, asegurando así un tiempo suficiente de ejercicio del ministerio antes de alcanzar la edad de retiro. Estas modificaciones facilitarían la inserción de diáconos más jóvenes en la vida pastoral de la Iglesia y garantizarían una mayor continuidad en el servicio diaconal.

2. La clericalización del diaconado permanente

Otro desafío significativo es la clericalización del diaconado, es decir, la asimilación de los diáconos a los sacerdotes en modos de vida, vestimenta 16 y funciones17, lo que puede diluir su identidad propia. En algunos casos, los diáconos adoptan actitudes y comportamientos típicos del sacerdocio, como la preferencia por el título de «Padre diácono» 18 o una excesiva dedicación a funciones litúrgicas, más en el ámbito de la religiosidad popular, descuidando su misión fundamental en el servicio social y caritativo (atención a las mesas de la posada que es la Iglesia).

El Documento de Lima (BEM) enfatiza que el diaconado debe mantenerse como un ministerio específico, distinto del presbiterado, con una función orientada al servicio de la comunidad. Sin embargo, en la práctica, la tendencia a ocupar funciones litúrgicas en exceso puede distorsionar la naturaleza del ministerio diaconal, alejándolo de su esencia evangélica y pastoral. Es fundamental recuperar la identidad propia del diácono como ministro del servicio, evitando su clericalización y asegurando su cercanía con la realidad social y comunitaria.

3. Falta de integración en las estructuras diocesanas

A pesar de que el Concilio Vaticano II destacó el papel del diácono como colaborador del obispo y del presbiterio (Lumen gentium, 29), en muchas diócesis su integración en las tareas eclesiales sigue siendo deficiente. En España, por ejemplo, los diáconos permanentes no suelen ocupar cargos de responsabilidad en áreas como Cáritas, la pastoral social, la pastoral penitenciaria, la pastoral de enfermos o la administración diocesana, quedando estas funciones en manos exclusivas de sacerdotes.

Este fenómeno no se debe a una prohibición formal, sino a una falta de designación por parte de los obispos, quienes siguen prefiriendo presbíteros para estas tareas. Esta situación contradice el espíritu del concilio, que asigna al diácono un papel específico dentro de la estructura eclesial. Superar esta limitación implicaría una mayor apertura por parte de los obispos y una mejor distribución de las responsabilidades ministeriales en la diócesis, permitiendo que los diáconos asuman roles pastorales y administrativos que hoy en día están restringidos.

4. Confusión con los ministerios laicales

Otro problema frecuente es la equiparación del diaconado con ministerios laicales, como el de lector o acólito. En algunas parroquias, los diáconos son percibidos como laicos con mayores funciones, lo que desvirtúa su identidad como ministros ordenados. Esta confusión afecta la comprensión del sacramento del Orden y debilita el reconocimiento del diaconado como una vocación específica dentro de la Iglesia.

Para superar esta ambigüedad, es necesario reforzar la formación eclesial sobre la identidad del diácono y su misión, distinguiéndolo de los laicos instituidos. Asimismo, los propios diáconos deben evitar reducir su labor a funciones litúrgicas superficiales y asumir con mayor responsabilidad su compromiso con la evangelización y la caridad.

5. Resistencia a la implantación del diaconado permanente

A pesar de más de medio siglo de existencia, el diaconado permanente aún enfrenta resistencia en algunas diócesis. En ciertos casos, no ha sido implementado o se encuentra en estado incipiente, con un número muy reducido de diáconos. Esta reticencia se debe, en parte, a la falta de comprensión de su naturaleza y misión, así como a temores sobre una posible «competencia» con el sacerdocio.

Para superar estas barreras, es esencial una labor de sensibilización y formación en los seminarios y en las conferencias episcopales. Es necesario promover una cultura eclesial que valore el diaconado como una vocación propia y no como una solución provisional ante la escasez de sacerdotes.

6. Riesgo de desnaturalización del ministerio

Finalmente, otro desafío crítico es la posible desnaturalización del diaconado. Si el diácono se aleja de su identidad y misión original, corremos el riesgo de que este ministerio pierda su sentido. La vinculación excesiva con lo litúrgico y la desvinculación del ámbito laboral y social pueden generar una percepción errónea del diaconado, transformándolo en un ministerio clericalizado o meramente funcionalista.

Es imprescindible recordar que el diácono es, ante todo, un servidor. Su vocación se expresa en la cercanía con los pobres, los excluidos, los inmigrantes y refugiados, en la promoción de la justicia social y en el testimonio de vida cristiana en medio del mundo.

Mantener esta esencia permitirá que el diaconado permanezca como un ministerio vivo, dinámico y verdaderamente evangelizador.

Conclusión

El diaconado permanente enfrenta retos significativos que requieren una revisión de sus normativas y una mayor integración en la vida eclesial. La edad de los candidatos, la clericalización, la falta de participación en estructuras diocesanas, la confusión con los ministerios laicales y la resistencia a su implantación son aspectos que deben abordarse con profundidad para fortalecer este ministerio.

Su plena integración y correcto ejercicio dependen de una comprensión renovada de su identidad como ministros ordenados al servicio de la caridad, la Palabra y la liturgia. Sólo así podrá consolidarse como una realidad viva y esencial en la misión de la Iglesia y prevenir una futura desnaturalización de este enriquecedor ministerio.

NOTAS:
  1. Cf. Comisión Teológica Internacional, El diaconado; evolución y perspectivas (2002).
  2. Concilio Vaticano II, Lumen gentium, n. 29.
  3. Ibíd., n. 29. Cf. Keating, James (ed.), The Deacon Reader, New York: Paulist Press, 2006.
  4. San Policarpo de Esmirna, Carta a los Filipenses: «Que los diáconos sean irreprochables delante de su justicia, como servidores de Dios y de Cristo, y no de los hombres: ni calumnia, ni doblez, ni amor al dinero; sino castos en todas las cosas, misericordiosos, solícitos, caminando según la verdad del Señor que se ha hecho el servidor de todos.»
  5. Concilio Vaticano II, Sacrosanctum concilium, n. 35.
  6. Concilio Vaticano II, Ad gentes, n. 16. Mar 10,45.
  7. Es sorprendente que el diaconado permanente no se haya instaurado de manera uniforme en todas las diócesis de España, a pesar de que los obispos tienen plena libertad para decidir sobre su implantación y desarrollo. Esta situación genera desigualdades, pues mientras algunos prelados integran este ministerio, otros lo rechazan, ya sea por razones infundadas o por posturas conservadoras. Un caso particular es el del Arzobispado Castrense de España, donde, a pesar de casi veinte años de servicio pleno y del desempeño de responsabilidades dentro de su Curia y Secretaría del Arzobispo en calidad de secretario personal, nunca se propuso mi incorporación como diácono permanente en el Cuerpo de Capellanes Castrenses, como tampoco en el recién creado Servicio de Asistencia Religiosa a las Fuerzas Armadas (SARFAS). En su lugar, se me mantuvo en un estatus de trabajador laico, sin ningún reconocimiento, ni explícito ni implícito, de mi ministerio eclesial. Esta falta de validación se reflejó tanto en el trato personal como en el profesional por parte de los sacerdotes miembros de la Curia y del propio Arzobispo General Castrense, a cuyas órdenes expresas me encontraba. Cf. Cf. Cummings, Owen F., Deacons and the Church, Mahwah: Paulist Press, 2004.
  8. Comisión Teológica Internacional, El diaconado: Evolución y perspectivas, Ciudad del Vaticano, 2002, p. 78.
  9. Schillebeeckx, Edward, El ministerio en la Iglesia primitiva. Salamanca: Sígueme, 1983, 265.
  10. El ministerio de las diaconisas, presente en la Iglesia primitiva, desapareció paulatinamente en Oriente y Occidente de manera desigual, condicionado por factores teológicos, disciplinarios y socioculturales. El canon 15 del concilio de Calcedonia reguló la edad mínima para su ordenación, pero ya en el siglo IV, el canon 11 del concilio de Laodicea prohibió a las mujeres ejercer funciones ministeriales dentro del altar. En Occidente, los concilios de Orange (441) y Épaona (517) proscribieron la ordenación de diaconisas, limitando el acceso de la mujer a los ministerios eclesiásticos. No obstante, en Oriente, su presencia se mantuvo hasta el siglo XIII, como atestigua el concilio in Trullo (691-692). El cambio en la administración de los sacramentos también influyó en su desaparición. Inicialmente, las diaconisas desempeñaban un papel clave en la instrucción de las catecúmenas para el bautismo, pero esta función se redujo con la práctica del bautismo infantil. Aunque algunos vestigios del diaconado femenino perduraron, como las vetulonnas en el rito ambrosiano, en la tradición oriental el término «diaconisa» pasó a referirse únicamente a las esposas de los diáconos, sin funciones ministeriales. Cf. Fernández, Domiciano, «La ordenación de las diaconisas», Proyección, 42 (1995), 111-126.
  11. Iglesia de Inglaterra, The Canons of the Church of England, Londres: Church House Publishing, 2015, Canon C1.
  12. Cf. Anyabwile, Thabiti M., Cómo encontrar ancianos y diáconos fieles, 9Marks, Washington 2019; Merkle, Benjamín L., Preguntas y respuestas sobre Ancianos y Diáconos, Editorial Portavoz, Grand Rapids, Michigan 2008.
  13. Bautismo, Eucaristía y Ministerio (Documento de Lima), apartados 21-23, Ginebra, 1982.
  14. Consejo Mundial de Iglesias, Bautismo, Eucaristía y Ministerio (Documento de Lima), 1982, 20-25.
  15. El informe del Centro de Investigación Aplicada en el Apostolado (CARA) sobre el estado del diaconado permanente en Estados Unidos se publicó en 2023. Este estudio, realizado para la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), proporciona una visión detallada del diaconado permanente en aquella nación.
  16. Sobre la vestimenta el diácono permanente Dominic Cerrato, editor de The Deacon y fundador de Diaconal Ministries, en un artículo publicado en el blog «Diácono, Diaconado, Diakonía» (23/03/2023), argumenta que la ausencia de vestimenta clerical en los diáconos permanentes puede generar la percepción de que no forman parte del clero, como si el «hábito hiciera al monje», debilitando, según su parecer, su identidad y su presencia eclesial. A su vez sostiene que su uso reforzaría la unidad del diaconado evitando la idea de una división entre diáconos transitorios y permanentes.
  17. En algunas regiones los diáconos permanentes han expresado el deseo de poder administrar la Unción de Enfermos, más cuando la falta de presbíteros es evidente y la demanda pastoral no cesa de aumentar. Exponen que el ampliar la facultad de administrar este sacramento se podría atender de manera más efectiva y amplia a enfermos y ancianos que requieren de este consuelo espiritual. En estos momentos existen solicitudes y debates en torno a este sacramento que la normativa actual de la Iglesia católica no contempla otorgar al ministerio diaconal. Cf. ¿Deberían ser los diáconos ministros del sacramento de la Unción de Enfermos?, en el blog «Diácono, Diaconado, Diakonía» (13/09/2015).
  18. Daniel G. Dozier, diácono bizantino y director del Instituto San Damiano para el Liderazgo de los Siervos Católicos (SanDamianoInstitute.com), en su trabajo Paternidad espiritual de los diáconos, publicado por el blog «Diácono, Diaconado, Diakonía» (06/09/2019), explica la justificación teológica e histórica del título «Padre Diácono» en las iglesias cristianas orientales. Basándose en la tradición bíblica y patrística, sostiene que el diácono participa en la paternidad espiritual del obispo, reflejando su servicio en la Iglesia local. Mientras que el presbítero representa la paternidad del obispo como pastor, el diácono lo hace como servidor, razón por la cual en la tradición oriental ambos reciben el título de «Padre», aunque con distinciones. Este título, lejos de ser meramente honorífico, implica una responsabilidad pastoral dentro de la comunidad eclesial. Título que empiezan a reivindicar no pocos diáconos católicos en diversos países, entre ellos España.
AUTOR:
Juan G. Biedma, Conocido por su labor ecuménica dentro de la iglesia católica romana, a la que pertenece como Diácono. Como divulgador destaca por la creación del boletín digital InfoEkumene, dedicado a las noticias y documentación ecuménica. Su trayectoria académica y profesional comenzó estudiando Ciencias Bíblicas en la Escuela Bíblica de Madrid (Diplomado en Ciencias Bíblicas, 1978); Diplomatura en Historia y Teología del Ecumenismo, tras lo cual complementó su formación con estudios en Religiones y Diálogo Interreligioso, y en Sectas/Nuevos Movimientos Religiosos, todo en el Centro Ecuménico de Madrid; Licenciatura en Ciencias Religiosas en la Facultad de San Dámaso (Madrid); y Estudios Eclesiásticos requeridos para la formación del Diaconado Permanente en el Seminario Conciliar de Madrid (1985-86), ordenado diácono en diciembre de 1986, por el cardenal de de Madrid Suquía Goicoechea. En la actualidad estudia un Máster en Teología Reformada. Ha sido secretario-ayudante del Arzobispo Castrense de España, Estepa Llaurens y secretario de la revista Pastoral Ecuménica y de Julián García Hernando (1988-2006). Además, ha publicado diversos artículos y reseñas en la obra colectiva Plurtalismo Religioso en España, en Pastoral Ecuménica, Biblia y Fe, Vida Religiosa, Catequeta y otras revistas y medios digitales, sobre ecumenismo y sectarismos. También ha colaborado con diversos organismos de la Iglesia católica en encuentros internacionales y trabajos confidenciales.


AGENDA – PRÓXIMOS ACTOS

HOY VIERNES 7 MARZO 2025

18’00 horas

Día Mundial de Oración
Iglesia Evangélica Ejército de Salvación, c/ Hermosilla, 126
MADRID

20’00 horas

Oración Interconfesional
Centro Ecuménico “Julián García Hernando”, c/ José Arcones Gil, 37 – 2º
MADRID

21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca 52
HORTA-BARCELONA

21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

8 marzo 2025 - 17'00 horas (Hora Argentina)

Oración por la Unidad de los Cristianos
Parroquia Santa Julia - Caballito, Juan Bautista Alberdi, 1195
BUENOS AIRES (Argentina)

8 marzo 2025 - 20’30 horas

Oración de la noche desde Taizé
Retransmitida en directo en redes desde Taizé
TAIZÉ (Francia)
ON LINE

9 marzo 2025 – 18’00 horas

Oración común de Taizé
Cripta de la Iglesia San Antonio María Claret (entrada por Calle Ramada, 14, Casal Claret)
VIC (Barcelona)

10 marzo 2025 – 17’00 horas

Día Mundial de Oración
Parroquia de San Manuel González, avda. de los Lirios
MIJAS (Málaga)

10 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

10 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

11 marzo 2025 - 18'00 horas

Curso de formación bíblico-ecuménico “Nicea, punto de partida de un estilo sinodal”
Una espiritualidad para el siglo XXI. Por Emmamuel Buch
Centro Ecuménico "Julián García Hernando", c/ José Arcones Gil, 37-2º
MADRID
ON LINE

11 marzo 2025 - 18'00 horas (Hora Argentina)

Curso Pascua judía / Pascua cristiana
por Silvina Chemen
Centro Bíblico Nuestra Señora de Sión, Avda. Directorio, 440
BUENOS AIRES (Argentina)
ON LINE

11 marzo 2025 – 18’30 horas

Visita Mons. Jean-Abdo Arbach arzobispo de la Archidiócesis Greco-católica Melquita de Homs, Hama y Yabroud.
Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, paseo María Agustín, 8
ZARAGOZA

11 marzo 2025 – 21’30 horas

Oración de Taizé
Capilla de la parroquia de María Auxiliadora, Pso. San Juan Bosco, 70
BARCELONA

12 marzo 2025 – 17’00 horas

Día Mundial de Oración
Salones parroquiales. Parroquia de San Andrés, c/ Virgen del Rocío, 10
TORRE DEL MAR (Málaga)

12 marzo 2025 – 19’15 horas

Charla: Las Iglesias Evangélicas Reformadas, por Augusto Milián, pastor Iglesia Reformada de Aragón (IEE)
Salones parroquiales. Parroquia Nuestra Señora del Carmen, paseo Mª Agustín, 8
ZARAGOZA

12 marzo 2025 – 20’30 horas

Oración al estilo Taizé
Parroquia El Cristo del Mercado, c/ José Zorrilla, 125
SEGOVIA

12 marzo 2025 – 20’30 horas

Oración Común
Parroquia de la Purísima Concepción, Vía Massagué, 21
SABADELL (Barcelona)

13 marzo 2025
Fiesta sintoísta de Kasuga Matsuri
Festival judío del Purim


14 marzo 2025
Festival judío del Purim
Fiesta hudista Chotrul Duchen
Nuevo Año Sikh “Hola Mohalla”
Fiesta hindú de “Holi”
Fiesta taoista de Taishang Laojun

14 – 15 marzo 2025


Conferencia - Iglesias con capacidades. Un enfoque bíblico de la discapacidad
Iglesia Unida de Terrassa
Avda. Bejar, 299
TERRASSA (Barcelona)

14 marzo 2025 – 20’30 horas

Oración Ecuménica de Taizé
Basílica de San Genaro en Antignano, Via San Genaro ad antignano, 82
NÁPOLES (Italia)

14 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración común
Iglesia de San José, c/ Colón
TERRASSA (Barcelona)

14 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca 52
HORTA-BARCELONA

14 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

15 marzo 2025 - 20’30 horas

Oración de la noche desde Taizé
Retransmitida en directo en redes desde Taizé
TAIZÉ (Francia)
ON LINE

15 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración al estilo Taizé
Cripta Iglesia San Francisco de Asís, c/ San Francisco
TARRAGONA

17 marzo 2025 - 19’00 horas

Oración al estilo de Taizé
Locales parroquiales
ARENYS DE MUNT (Barcelona)

17 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

17 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

18 marzo 2025 - 18'00 horas

Curso de formación bíblico-ecuménico “Nicea, punto de partida de un estilo sinodal”
Living Peace. Por Pilar Margall
Centro Ecuménico "Julián García Hernando", c/ José Arcones Gil, 37-2º
MADRID
ON LINE

18 marzo 2025 - 18'00 horas (Hora Argentina)

Curso Pascua judía / Pascua cristiana
por Eduardo De La Serna
Centro Bíblico Nuestra Señora de Sión, Avda. Directorio, 440
BUENOS AIRES (Argentina)
ON LINE

19 marzo 2025
San José, esposo de María

19 marzo 2025 – 20’00 horas


Oración por la Unidad
Parroquia de San Jorge IERE, c/ Coli Escalona, 11
SABIÑÁNIGO (Huesca)

19 marzo 2025 – 20’30 horas

Oración al estilo Taizé
Parroquia El Cristo del Mercado, c/ José Zorrilla, 125
SEGOVIA

19 marzo 2025 – 20’30 horas

Oración Común
Parroquia de la Purísima Concepción, Vía Massagué, 21
SABADELL (Barcelona)

20 marzo 2025
Año Nuevo Baha’i

21 marzo 2025
Noruz, Fiesta del Año Nuevo Zoroástrico

21 marzo 2025 – 20’00 horas


Oración Interconfesional
Iglesia Luterana, paseo Castellana, 6
MADRID

21 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca 52
HORTA-BARCELONA

21 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

22 marzo 2025 – 17’00 horas (hora Argentina)

Encuentro de Oración por la Unidad
Parroquia de la Asunción, Gavilán 1137
BUENOS AIRES (Argentina)

22 marzo 2025 - 20’30 horas

Oración de la noche desde Taizé
Retransmitida en directo en redes desde Taizé
TAIZÉ (Francia)
ON LINE

23 marzo 2025 – 17’30 horas (hora Argentina)

Espacio de Oración por la Unidad
Parroquia de ja Asunción. Franklin. 2173 - FLORES
BUENOS AIRES (Argentina)

24 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

24 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

25 marzo 2025
La fiesta de la Anunciación de la Virgen María

25 marzo 2025 - 18'00 horas


Curso de formación bíblico-ecuménico “Nicea, punto de partida de un estilo sinodal”
El sínodo sobre la sinodalidad en la Iglesia católica, por Noemi Sanches
Centro Ecuménico "Julián García Hernando", c/ José Arcones Gil, 37-2º
MADRID
ON LINE

25 marzo 2025 - 18'00 horas (Hora Argentina)

Curso Pascua judía / Pascua cristiana
por Juan José Milano
Centro Bíblico Nuestra Señora de Sión, Avda. Directorio, 440
BUENOS AIRES (Argentina)
ON LINE

25 marzo 2025 - 20’45 horas

Oración de Taizé
Parroquia Mare de Déu dels Dolors, c/ Begur, 10
BARCELONA

25 marzo 2025 – 21’30 horas

Oración de Taizé
Capilla de la parroquia de María Auxiliadora, Pso. San Juan Bosco, 70
BARCELONA

26 marzo 2025
Khordad Sal

26 marzo 2025 – 19’15 horas

Curso de Formación sobre Ecumenismo
Sala de reuniones. Parroquia Nuestra Señora del Carmen, paseo Mª Agustín, 8
ZARAGOZA

26 marzo 2025 – 20’30 horas


Oración al estilo Taizé
Parroquia El Cristo del Mercado, c/ José Zorrilla, 125
SEGOVIA

26 marzo 2025 – 20’30 horas

Oración Común
Parroquia de la Purísima Concepción, Vía Massagué, 21
SABADELL (Barcelona)

27 marzo 2025
Fiesta islámica de Laylat al Kadr

28 marzo 2025 – 20’30 horas


Rezar con los Salmos
Iglesia parroquial de San Pedro (La Sede de Égara), plaza del Rector Homs, s/n.
TERRASSA (Barcelona)

28 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca 52
HORTA-BARCELONA

28 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

29 marzo 2025 - 20’30 horas

Oración de la noche desde Taizé
Retransmitida en directo en redes desde Taizé
TAIZÉ (Francia)
ON LINE

29 marzo 2025 – 21’30 horas

Oración Taizé
Convento de las Vedrunes de Caldes de Malavella, c/ Doctor Furest
CALDES DE MALAVELLA (Girona)

30 marzo 2025
Gudi Padva hindú

30 marzo 2025– 18’30 horas


Oración común al estilo de Taizé
Parroquia de Santa María. c/ de Joan Puig, 3.
RUBÍ (Barcelona)

31 marzo 2025
“Aïd al Fitr” o “Aïd al-Saghir”


31 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

31 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)



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